243 - Mi cámara y yo
Voy por Madrid, paseante de Madrid
Cámara en mano
Cruzo calles, cambio de acera...,
miro edificios, cornisas, lejanos tejados
Miro, miro, miro, veo, veo, veo, y
disparo mi cámara
Se abre el objetivo, se llena de
luz, de colores, de formas, de movimiento detenido, de aire
Respira la cámara el aire de Madrid
, se inspira en su cielo, bebe su luz
Mi cámara devora Madrid con una
voracidad de monstruo insaciable
Y luego todo lo digiere en una
rápida digestión que dice: procesando imágenes, actualizando bibliotecas
¡Qué gracioso!
A mí me lo parece, es como llevar un
cerebro electrónico en el bolsillo que cuando quiero lo saco
Y, plas, hace una foto, capta un
gesto, un momento, la fugacidad de la vida
Y seguimos adelante mi cámara y yo
por Madrid
Anteayer los gorrioncitos y la
patata frita, ayer la Gran
Vía al anochecer
¿Y hoy?
Aún nada...
Tal vez mi desnudo reflejado en el
espejo del baño a la noche
O el retrato de mi cara que mira al
objetivo con gesto preocupado, pensativo
El pensador de las imágenes con la
cámara a cuestas siempre
La cámara de mi humilde móvil, un X2
de Nokia, fantástica cámara
¡Gracias Nokia!
Y todo para el blog, que recoge mis
pensamientos y las imágenes de mi cámara
El blog y el móvil son mis dos
empleados
Con un móvil y un ordenador he hecho
un blog que se sigue en medio mundo
¡Gracias Blogger!
Y gracias Dios por haberme dado la
capacidad de percibir, de imaginar y de contar
Dios es el bloguero del mundo
Yo soy el bloguero de Madrid
Gracias a la vida, gracias a Madrid,
y gracias a todos
244 - El paso cebra del amor
No cruces las calles sin
mirar, por favor te lo pido, que me tienes muy preocupado, eres tan
despistado... Cualquier día te va a atropellar un coche, que Dios no lo
quiera...
No quiero que te pase nada, no quiero que te pase nunca nada.
Si de mí dependiera te encerraría en mi casa para siempre, te secuestraría.
¡Qué fuerte!
Eso es un delito.
Ya lo sé, pero no es delito si es consentido, y tú consentirías, lo sé.
Igual que yo consentiría que me secuestraras.
Por consentirte consentiría hasta que me mataras.
¿Exagero?
Tal vez.
Pero prefiero morir de amor que de desamor.
De amor se muere más rápido, el desamor es un cáncer lento.
El paso cebra del amor es peligroso, muy peligroso.
De repente pasa un coche, no te ve (el conductor, no el coche, claro) y te lleva por delante.
Es bonito cruzarlo acompañado+enamorado, pero uno va embelesado y entonces puede pasar...
Puede pasar que muera uno, que muera el otro, que muramos los dos
Los dos muertos de amor como Romeo y Julieta
Precioso
Nuestro amor es inmortal
Me pregunto si en el cielo habrá pasos de cebra
¿Y coches?
Lo que seguro hay es amor, mucho amor
Porque entre nosotros hay mucho amor
Como tú decías siempre
Te quiere
Tu paseante
No quiero que te pase nada, no quiero que te pase nunca nada.
Si de mí dependiera te encerraría en mi casa para siempre, te secuestraría.
¡Qué fuerte!
Eso es un delito.
Ya lo sé, pero no es delito si es consentido, y tú consentirías, lo sé.
Igual que yo consentiría que me secuestraras.
Por consentirte consentiría hasta que me mataras.
¿Exagero?
Tal vez.
Pero prefiero morir de amor que de desamor.
De amor se muere más rápido, el desamor es un cáncer lento.
El paso cebra del amor es peligroso, muy peligroso.
De repente pasa un coche, no te ve (el conductor, no el coche, claro) y te lleva por delante.
Es bonito cruzarlo acompañado+enamorado, pero uno va embelesado y entonces puede pasar...
Puede pasar que muera uno, que muera el otro, que muramos los dos
Los dos muertos de amor como Romeo y Julieta
Precioso
Nuestro amor es inmortal
Me pregunto si en el cielo habrá pasos de cebra
¿Y coches?
Lo que seguro hay es amor, mucho amor
Porque entre nosotros hay mucho amor
Como tú decías siempre
Te quiere
Tu paseante
245 - Soy el paseante del mundo
Llega la noche y yo salgo a pasear
por la superficie del mundo
Subo y bajo montañas, recorro
caminos
Cruzo ríos, mares, océanos
Camino sobre la tierra, camino sobre
las aguas
Subo hasta las nubes y desde allí
contemplo cada mañana la llegada de la aurora
Y entonces despierto, desayuno, me
ducho, paseo al perro, doy de comer a los gatos
Camino hasta el metro, me siento (a
veces) y voy leyendo a Platón
Hasta que llego a Cuatro Caminos
Y me bajo, camino de nuevo, llego al
trabajo, saludo, me siento
Se acabó el paseo
A la tarde vuelvo a casa, camino
inverso
Y al llegar voy desde el metro a
casa al anochecer
Ceno, me acuesto, me duermo
Y vuelvo a subir montañas, recorrer
caminos
Cruzar ríos y mares
Ascender a las nubes
Contemplar la aurora
Y mientras camino y sueño voy
haciendo el blog
Que cada noche queda ajustado al
mundo como una segunda piel
Una piel suave, sedosa, tersa, que invita
al placer
Una piel para ser tocada, sentida,
saboreada
La piel del blog, la piel del mundo
No en balde el lenguaje es una piel
La piel del deseo
Eso es el blog
246 - Lilium
De dónde viene el olor de las flores
Me pregunto si su esencia es verdadera
O si sólo se trata de una ilusión
Atardecer de primavera, cae la luz
sobre la plaza
Se despide de nosotros el sol y sale
la luna
Entretanto las flores esparcen su
aroma de eternidad en el aire
El aire tibio y fresco, con una
calidez aún de sol y una frialdad ya casi de luna
Anochece tiernamente sobre Madrid, y
la noche acuna como en una nana a la ciudad
Se balancea el aroma de las flores
por entre las calles que van a dar a la plaza
La plaza que se despide de la luz,
de la última luz de la tarde
Tímidas, las farolas comienzan a
lucir una a una
Como si un farolero invisible las
fuera encendiendo
El farolero de mi imaginación llega
cada noche a la plaza
Revisa que todo está en orden
Las flores en sus puestos, la fuente
manando agua, Tirso de Molina en su pedestal,
Los yonquis en su banco, los niños
en sus juegos, los ancianos en su charla
La plaza se expande como en una
armonía musical
Como si cantara o tocara una
preciosa canción
Que el aroma de las flores llena de
notas musicales, a veces dulces acordes,
Otras veces disonancias y
estridencias sin armonía
Pero al final todo queda dentro de
la elipse de la plaza que es como un diapasón
Y suben volando las palomas agitadas
súbitamente hasta el cielo
Y los pequeños gorriones aprovechan
para comerse las patatas fritas
Que caen de las mesas de las
terrazas de verano
¿De verano?
De verano, sí, de este verano
prematuro
De final del invierno
Y comienzo de primavera
Te quiero plaza, no sé si ya te lo
he dicho pero te lo repito
Y te quiero Madrid
No podría ya vivir lejos de ti
247 - La maraña
Me pregunto cómo sobrevivir en esta tela de araña
Entre políticos sinvergüenzas
Y banqueros avariciosos
¿Qué queda para los demás?
¿Cómo sobrevivir en esta sociedad secuestrada?
De falsas reglas del juego que sólo a ellos benefician
Dónde queda la solidaridad, el entendimiento, la
comprensión, la compasión
Dónde quedan los principios, los valores, la moral, la
ética
Dónde quedamos tú y yo, ciudadanos sin más de este
sistema corrupto
¿Y sólo es posible vivir así por siempre?
En este engaño repetido y voceado por los medios de
comunicación
Entre esta maraña de falsedades, mentiras, lugares
comunes, filisteísmos,
Pensamientos políticamente correctos y realidades
moralmente incorrectas
¿Qué queda para ti y para mí entre toda esta tela de
araña que nos atrapa?
Entre esta falta de ideas, de imaginación, entre esta
esclerosis asfixiante
¿Y hasta cuándo todo esto?
Hasta cuando tú y yo seremos tú y yo en lugar de ser
todos
Entonces se lamentarán
Entonces descubrirán que la violencia la engendraron
ellos
Con su avaricia insaciable, su egoísmo, su necedad
Necios, malvados, indeseables
Os desprecio
Pero creo que eso no os afecta
Eso no consigue nada, no es suficiente
Lástima que no sea como vosotros
Porque sólo uno como vosotros os echará algún día
Para ponerse él en vuestro lugar
248 - Las flores de coral
Ayer tarde el aire tenía una cualidad líquida
No parecía aire sino agua
Salí a pasear al perro y me encontré
Con unas flores de almendro
Las fotografié y detrás apareció
Un cielo azul como el mar
Un mar en el que estuvieran sumergidas
Las flores del almendro
Como si fueran una rama de coral
Y yo, buzo de la luz
Me sumergiera en el agua de la tarde
Para fotografiar las flores
Y después volver a la superficie, a la realidad
A veces la imaginación es tan bella...
249 - Las flores de la tarde
Despedís, erguidas contra el cielo
La luz de la tarde
Parece que le dijerais adiós a toda
esa luz
Esa luz que se marcha un día más
Le decís adiós con vuestras corolas
arracimadas
Con vuestras cascadas de pétalos
Con vuestras abiertas bocas de flor
Parece como si hablarais
Y le dijerais cada tarde al sol que
se va
Que regrese al menos por un día más
Para poder sentir su calor
La dulce caricia de su luz
La intensidad de su círculo de oro
reflejado
Sobre la belleza de vuestro color
Ignoráis, flores de la tarde, todo
lo que yo sé
No recordáis nada porque nada
aprendéis nunca
En vuestra hermosura sólo sois
durante un tiempo flores
Sólo flores
Y me pregunto si acaso ser sólo flor
Es la más alta forma de inteligencia
Y si es la inteligencia de Dios la
que en vosotras está
Como en todo lo inanimado
Siempre presente
Como un palpitar involuntario
Del divino amor
(poema dedicado a mi Dios)
(poema dedicado a mi Dios)
250 - Espíritu puro
Espíritu puro que habitas en mí
Eleva mi alma hacia Dios
En una encendida plegaria de amor
Haz que a través de mí sane el mundo
Y redime con tu paz celestial la vida
Reconforta mi alma, limpia mi espíritu, purifica mi
existencia
Para que de esta manera pueda a través de mi ejemplo
Hacer que los demás me sigan
En una cruzada de amor
Amor por ti
Amor por mí
Amor por todos
Elevado amor
Encumbrado amor
Dichoso amor
Amor feliz de tiempos felices
De bellos parajes bañados por tu luz
De dichosas sonrisas llenas de tu alma
De sinceras miradas que se abren al mundo
Recógeme en ti amor universal
En tu dulce luz
En tu tenue amanecer
En el cariño de tu mirada
En tu abrazo pleno
En tu beso eterno
(poema dedicado a mi Dios)
251 - Luna enamorada
¿Te has enamorado tú también luna?
Harta de escuchar las súplicas de los enamorados
Has caído tú también en el hechizo del amor
Difícil asunto luna, tienes un verdadero problema
Hasta ahora sólo escuchabas, claro, escuchabas y
callabas
Pero dime, ¿y qué vas a hacer ahora?
¿A quién vas a contar tus penas de amor?
¿Qué planeta te va a escuchar callado y paciente como
tú?
Yo te escucharé luna
Luna, yo seré tu luna, no te preocupes
Derrama sobre mí, a través de tu luz, todas tus
zozobras
Los sinsabores, alegrías, dudas, celos, pasiones,
locuras
De tu amor, de tu torrencial amor, desesperado y
febril
Me imagino cómo amará la luna...
Y me pregunto si será el amor de la luna tan loco como
el del hombre
Y también me pregunto a quién amará la luna
Se habrá enamorado de Júpiter, o de Saturno, o tal vez
de Plutón...
¿Se habrá enamorado la luna de la Tierra?
No lo sé, tal vez...
Contéstame luna, háblame de tu amor, te escucho
Soy todo oídos, aquí abajo estoy atento, expectante,
dichoso de saber
Pero la luna aunque enamorada calla
Sabe la luna tanto de amor que ni de amor habla ya
Para qué hablar de amor si ella
La luna, está toda hecha de amor
Del amor que el hombre ha puesto en ella
A través de los siglos desde que habita la tierra
A través de su mirada enamorada que mira a la luna
Bueno, luna, en cualquier caso aquí me tienes
Por si quieres hablar
Llámame cuando quieras
252 - Me
hubiera gustado ser más feliz
Me hubiera gustado sonreír más en la vida
Sonreír más veces
Ser más feliz
Pero no fue posible
Me pregunto si he sido feliz
Recuerdo momentos felices
Momentos plenos
Pero me hubiera gustado ser feliz más veces
Haber sido feliz a menudo
En lugar de alguna vez
Una sonrisa verdadera, una sonrisa profunda
Un momento realmente dichoso
La felicidad, algo momentáneo
Algo inconsciente, imprevisto, fugaz
Me hubiera gustado ser tan feliz
Haber sabido amar y ser amado
Algo difícil, cuestión de experiencia
Con el tiempo se aprende a amar
Y a saber a quién amas verdaderamente
La felicidad viene del amor
Sin amor no se es verdaderamente feliz
Y el amor para ser verdadero tiene que ser recíproco
Me hubiera gustado ser más feliz
Tener menos enemigos
Que nadie nunca me hubiera odiado
Estar siempre en paz con los demás
Pero no ha sido posible
Hace un momento me he sonreído sin motivo
Y me he sonreído con el alma
Lo he notado porque me he sentido como cuando era niño
Y podía ver mi alma reflejada en el espejo
Y era feliz
253 - The mountains so far...
Lejanas, perdidas, olvidadas, ausentes
Eternas, imperturbables, solemnes, gloriosas
Elevadas, absolutas, inalcanzables, hermosas
Puras y deseadas
De vuestra admirada forma extraigo la cifra perfecta
de lo eterno
En vuestros colores lejanos contemplo la idea de la
libertad soñada
De vuestra lejana presencia me llega la magia de la
belleza
En vuestra solitaria lejanía veo mi soledad
De vuestro halo misterioso escucho la presencia de
Dios
La presencia de Dios por entre vuestras elevadas cimas
Cimas vírgenes del paso del hombre
Estelares constelaciones perdidas
Olvidadas
Por entre los rincones de un cielo esmaltado de azul
254 - Vuelvo
a casa al atardecer
Llego a casa, sí llego
Después de traspasar el círculo de luz
Que aprisiona la ciudad como un círculo de oro
Cruzo las altas arboledas del deseo y la desolación
Las arboledas que me escuchan, me hablan, me consuelan
Que me dicen que tenga paciencia
A las cuales cuento mis alegrías, mis tristezas,
zozobras, dudas y certezas
Las arboledas, mis amigas
Y llego, por fin, a mi casa de los arrabales
Arrabales de Madrid donde la ciudad pierde su nombre
Sus señas de identidad, su ruido, su tráfico, sus
multitudes
Llego al altiplano desde el cual contemplo en la
lejanía toda la ciudad
Dormida ya, tendida sobre el horizonte como una mujer
hermosa
Que desnuda espera ser conquistada cada mañana por mí
Deseo incesante, repetido día tras día, y nunca
consumado
Llego a casa al atardecer
Abro la puerta, enciendo la luz, pongo la radio
La radio que me habla no sé de qué
Incesante en su murmullo absurdo de cosas sin
importancia
Al fin estoy en casa, en ese caparazón que me protege,
me aísla
Ermitaño de la vida, eremita de mis sueños
Dentro, por fin, de mi jaula de oro
Encaramado en mi torre de marfil
Contemplo por última vez tanta belleza
La ciudad dormida, punteada de luces cual brillantes
Y a lo lejos las montañas azules que duermen ya
tendidas en la oscuridad azul de la noche
Y entonces, sólo entonces, me desnudo
Desnudo mi alma de todas las vestimentas del día
De sus obligaciones, afanes, quimeras
Y sueño, sueño hasta el amanecer
Con la idea de ser feliz
Y de vivir en un mundo feliz
Paseante de las noches
Compañero de las estrellas
Astronauta de las galaxias
255 - Red spring forest
Copas de árboles como humo de trenes
Troncos de árbol como chimeneas de
tren
Luz, dulces pétalos de luz, cayendo
desde el cielo
Atravesando el suave oleaje
ondulante de las hojas
Como una marea imperceptible de
suave viento
Sube hasta mí la tenue humedad del
día
Por entre una neblina opaca que se
desvanece
Crece la mañana, se eleva el sol,
triunfa la luz
Y del bosque rojo de la primavera
emerge al aire
Se deja ver en todos sus colores,
como un nacarado esmalte multicolor
La canción de amor de la belleza
Y refulgen en ella todas las
penumbras y todas las iridiscencias
Canta el mirlo su dulce canción de
amor
Sus notas flotan por entre la
floresta punteando la tarde con su canción
Improvisada canción que habla a mi
alma entera
Y la hace estremecerse de emoción
¿Cantas para mí tu dulzura?
¿Suena para mí tu canción?
Responde dulce pájaro de amor
Y la tarde anochecida ya va
perdiendo sus colores
Mientras el murmullo del río se va
llevando mi alma lejos
Lejos del armonioso trinar
Lejos de los apagados colores
Lejos de la vida
256 - El jardín chino
Entre tus aguas delicadas
Hay un mar de hondos reflejos
De azules tempestades dormidas
Y lejanos continentes ya olvidados
Entre la luz reflejo de la luz
Se redime la dicha pura de la vida
Y flota por entre tus aguas una ilusión viva
Que dormita por la noche entre las arboledas
Subes, ¿subes?, sí, subes, te elevas
Sube hasta el cielo tu reflejo
Tu reflejo de una delicada pureza
De una belleza fiel a sí misma siempre
Belleza repetida por entre las sombras de los árboles
Por entre el blanco cristal de las aguas
Que como un espejo reflejan
Todo un universo de nubes que se desvanecen
José Ramón Carballo
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