martes, 1 de marzo de 2016

6 - LUZ DEL SÁBADO POR LA TARDE (poemas 51 a 60).




233 - La nube solitaria

Y al amanecer siempre hay perdida en el horizonte una última nube solitaria que no se quiere marchar, espera el día sobre la alta cima del Guadarrama, espera algo, no sé bien qué, a veces pienso si me espera a mí, si me quiere tal vez llevar con ella a su más allá de agua y éter, a su inmaculada pureza, a su delicada y vaporosa hermosura de algodón, a su evanescente reflejo de luz, a su tornasolada perfección de cosa que se acaba, de concepto que se desvanece, de idea que no existe, y mi pensamiento vuela tras de ella, y queda agarrado a su contorno mientras éste desaparece y se vuelve nada en el azul iluminado por el sol de la mañana, entonces despierto de su hechizo y me digo si todo fue un sueño o si verdaderamente la nube me quería llevar con ella, y me pregunto si algún día de verdad me llevará y si volveré o no volveré jamás.


234 - La llama de tu amor

Aletea mi amor alrededor de ti
Como una mariposa ilusionada
Acarician las alas de seda de mi amor
La tierna transparencia de tu cuello
Y se posa, mariposa enamorada,
Mi mirada en tu mirada
Con un profundo sentimiento de amor
Por ti
Por ti que habitas en mí
Por mí
Por mí que habito en ti
Susurran tus labios preciosas palabras de amor
Tiemblan en el aire como un ballet de mariposas
Que por el aire aletean encendiendo en mí la llama del deseo
Miro tus labios, rozo tu piel, respiro tu perfume
Que es como el perfume de una flor
Inmaculada y bella, tu presencia me transporta
Más allá de mí, al paraíso en el cual tú reinas
Cual bellísima efigie de perfecta armonía
Esencia pura del amor que crepita
Como una llama
Dentro de mí
Ya por siempre
Amor


235 - Luz del sábado por la tarde

Blanca luz que resbalas sobre el campo
Desolada luz que te retiras después de tu cénit
después de reinar en la mañana
Luz acabándose
Arrastrándose por el confín del firmamento para acariciar la tierra, la blanca tierra
Lucen los campos con tu brillo
Triunfa la vida en ti cada día
Y día tras día traspones todas las barreras, rompes los confines
Iluminas
Haces que la vida fluya incesante y esperas recoger tu cosecha
Nueva e idéntica cada año
De feliz estallido de frutos maduros
Luz de ese atardecer hoy ya en el recuerdo
Sobre el silencio del campo
Sobre el canto de los pájaros
Sobre el temblor de las hojas
Y en torno nadie
El vacío
Dios y el hombre
Dios mirándole y el hombre ahí abajo
Iluminado apenas por una luz que se acaba
Para al día siguiente renacer de nuevo
Como siempre

(poema dedicado a mi amiga Terre)


236 - La noche y tú

Mi noche, todas las noches
Repetidas incesantes, infinitas
Como en una sola noche
Dormir y soñar contigo siempre
En un juego de espejos repetidos
En el que tu imagen se me escapa
Como el agua en la clepsidra
Y como la arena resbala
Sobre la espalda de la duna
Así mi deseo resbala sobre ti
Fugitivo del placer
Incesantemente perseguidor de ti
Te miro por entre las estrellas de la noche
La luna, la fiel luna certifica todo mi amor
Que brilla sobre el universo iluminando todo el planeta
Como un sol nocturno lleno de la luz de la ilusión
Tierna fatiga soñar contigo una y otra vez
Una y otra noche
La noche, ese territorio sagrado de nuestro reencuentro
Donde se acaba todo afán que no seas tú
Donde termina toda pretensión de dicha fuera de ti
La noche y tú, refugio seguro
Resguardado de todo me adormezco sobre tu recuerdo
Como un niño que sólo quiere amor


237 - Silencio

Estamos en silencio
Tanto como hablamos en el lejano ayer
Y siempre ya en silencio
Separados y en silencio
Suben y bajan las estrellas por el firmamento
Y la luna, la romántica luna, nos saluda cada noche
Va menguando, luego va creciendo hasta hacerse redonda
En su fulgor, en su reflejo, nos miramos
Es nuestro espejo
Nuestra video-conferencia particular
La pantalla de la luna
Conectada con la CPU del universo
La luna que todo lo ve, que todo lo conoce, que todo lo sabe
La luna de la que es imposible escapar
Ella nos mira cada noche para recordarnos la distancia
La lejanía, la soledad, y el silencio, sobre todo el silencio
Distantes como ella
Lejanos como ella
Solos como ella
Mudos como ella
Perdidos en un espacio lleno de distancias infranqueables
Como náufragos que vagan por el universo azul lleno de estrellas
Sin encontrarse nunca
Pero deseándose siempre
Y al amanecer la tarea de cada día
El fatigoso afán de la supervivencia
Y entre todos aparece cada día la soledad, fiel compañera
Y entre todos, aunque te busque
Por mucho que te busque
Ya nunca estarás tú


238 - Cabo Sunion

Despides al anochecer al sol que se marcha
Que esconde su círculo de oro detrás del horizonte perdido del mar
Se apaga la luz del sol del cielo, se va
Y surge la blanca luna, pálido reflejo, con su suave ondulación de amor
Detrás de ti esperamos atentos el ciclo de la noche
El ciclo del día, el ciclo del amor repetido siempre
Detrás de ti quedamos en silencio esperando una señal
Atentos a tu luminosa caricia
Cualquier señal nos serviría pero ninguna nunca llegará
El hombre solitario espera cada noche que le hable la luna
Imposible afán, vana quimera
Nunca hablará la luna al hombre porque la misma luna es él


239 - Hoy hay luna llena

Descubro tras de tu plena aurora de estrellas
La luz detrás de la luz
Y enfrente de ti la dicha de vivir espera
Luna
Luna de enfrente sobre mis pensamientos suspendida
Globo encendido, candileja solitaria de mi alma
Inmensa desolación, quimera, impertérrita máscara
Luna de enfrente sobre mi mirada levitas eterna
Te dan igual mis fatigas, mi amor, mi espera
Te da igual este carnaval de la vida
Te doy igual yo
¿Qué más te puedo dar luna a cambio de nada, dime?
Callada, eterna, infinita, pueblas mi alma
En tu rostro, reflejo de mi rostro
Veo todo mi amor
Que cae desde ti hacia mí en una catarata de luz

(poema dedicado al poeta Virgilio)


240 - Tu mano

La mano, la delicada mano que apenas roza,
apenas toca mientras es contemplada,
la suave mano con su tacto de seda que se desliza
y descuidadamente resbala sobre otra mano,
las manos que se tocan, se entrelazan,
y los labios que se juntan en un beso de contenida, reflexiva pasión,
deliciosa pasión que espera su momento culminante, sublime,
que sabe aguardar y más tarde consumará su fuego apenas ahora recién encendido,
la mano, tu mano, rozándome a veces, como casualmente,
el encuentro de tu mano conmigo, de tu piel con mi piel,
la mano, ese presagio de dulzura venidera en el sabor de tu saliva sentida en mi boca,
en tu lengua que se desliza como un pez lento dentro de mis labios,
y saborea cada gusto de mí, muy adentro, mientras yo saboreo tu gusto,
el gusto de ti, y el sabor de tu saliva en el beso de tus labios,
tan puro, tan cierto, tan eterno a la vez.


241 - Te vas

Amanece y sigues aún ahí
Sorda a mis lamentos
Ausente te alejas
Caes sobre el confín de la ciudad
Que iluminada ya toda de oro
Pierde el reflejo de tu brillo de plata
El sol te echa del firmamento
Te vas por entre las lejanas montañas
Se pierde tu vista, desapareces
Y la ciudad refulge bruñida de nuevos brillos cada mañana
Dorada renace la vida
Pero tú te llevas el mundo de mis sueños
Y a la noche volverás, lo sé, te espero
Aurora cierta de todas mis noches
Con tu rosada constelación de dulce luz
A acariciar mi frente
Y besar mis labios con tu delicada canción de amor.


242 - Las flores de mayo

Están por llegar
Llegarán hasta ti y hasta mí
Diferentes, variadas llegarán hasta los más lejanos lugares
Y llegarán todas, seguro
Siempre llenas de variados colores
Delicados aromas
Suaves formas llenas de espíritu
Están por llegar, sí
Pero hoy aún dormitan quién sabe dónde
En algún escondido lugar
En un rincón de tu alma están
Siempre vivas, perennes en tu ilusión
Conforman en su esencia tu esencia
En su pureza tu pureza
En su belleza tu belleza
Flores de delicados pétalos
De etérea ingravidad
Como mariposas de colores suspendidas en el aire
Quietas contra el azul del cielo
Deseando volar
Y aunque volar no puedan
Hacen volar con su imagen perfecta
Nuestro corazón hacia Dios


Luz del sábado por la tarde (poemas 51 a 60)
José Ramón Carballo


No hay comentarios:

Publicar un comentario