Luis XVI vestido con atuendo ceremonial. Antoine Francois Callet. |
No voy a entrar en polémicas a estas alturas.
No hay nada como el anonimato, ahora soy uno más y soy feliz.
Y respecto al pasado, pasado está, y sólo voy a decir una cosa:
Me sorprendió la descripción que se hace de la irrupción del populacho en la cámara real del palacio de Versalles en la magistral biografía que el gran escritor Stefan Zweig hizo sobre mi esposa, la reina María Antonieta, nadie como un austríaco para captar el alma de otra austríaca.
Y dicho esto, sinceramente, no sé cómo pudo llegar a enterarse tanto tiempo después de esa escena en particular, éramos muy pocos los que la contemplamos y menos aún los que comentamos algo sobre la misma, y además hace ya tanto tiempo...
A decir verdad, fue una sorpresa verlos allí al volverme, les contuvo la gran mesa de despacho que se interponía entre todos ellos y yo, entraron como perdidos, en silencio, no esperaban encontrarse allí de improviso con su monarca, se quedaron mudos, y a mí me pasó lo mismo, el silencio fue total, algunos comenzaron a quitarse el sombrero, otros se pusieron de rodillas, yo era su rey.
La verdad, creo que en ese preciso momento la revolución se tambaleó, pero yo no supe aprovecharlo, no supe ser el rey de todos los franceses.
Luis XVI
Le Roi
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