martes, 29 de julio de 2014

Toc toc (llaman a la puerta) (Un asesino en las calles 28).





28 – Toc toc (llaman a la puerta)

El domingo Carballo lo pasó descansando, por la tarde hacía mucho calor, decidió echarse la siesta, se tumbó plácidamente en la cama mirando al techo, a la lámpara del techo, un globo de papel de Ikea, se quedó en trance, no sabía si ya estaba dormido o aún seguía despierto pero en el Nirvana, Carballo era así, un tanto místico, el ruido del tráfico de la Gran Vía que llegaba hasta el dormitorio hacía el efecto de un mantra y le relajaba aún más, de vez en cuando un bocinazo como en sordina le hacía recordar vagamente quién era y dónde estaba, era el Comisario Carballo y estaba echándose la siesta en su apartamento de la Gran Vía de Madrid, vale, se decía a sí mismo y continuaba mirando al techo como si levitara, uhmmmm, sólo le faltaba decir.
Al final se quedó profundamente dormido, era curioso que tratándose de una persona que por su edad, cumplía 54 años al cabo de apenas 2 semanas, no tuviera ya erecciones, sin embargo, cuando se dormía profundamente se le producían con frecuencia una potentísimas erecciones que le ponían el membrum virilis a punto de estallar, razón por la cual casi siempre le hacían despertarse por la tensión, la presión y, por qué no decirlo, el deseo, dado que dichas tremendas erecciones solían ir acompañadas de sugerentes sueños eróticos en los cuales Carballo nunca llegaba a consumar su desenfrenado deseo, es decir, nunca llegaba a la eyaculatio, en esa siesta del día 27 de julio de 2014 Carballo tuvo una de esas erecciones, él no era consciente de su erección, estaba dormido, soñando, soñaba con la mujer de Bruttini, con Maritzia, extraño sueño, y soñaba con que intentaba poseerla mientras Bruttini fregaba los platos de la cena en la cocina, estaban solos tomando un licorcito y fumando cada uno un Cohiba, lo cual a Carballo le parecía muy excitante de ver hacer a una mujer, fumarse un enorme puro, degustándolo poniendo sus carnosos labios en torno a su embocadura como si estuviera haciéndole una fellatio, al puro, claro, no a él.
Maritzia se le subía en las piernas a Carballo a horcajadas y él intentaba penetrarla desesperadamente pero siempre se le escurría como si fuera un pez o la pastilla de jabón cuando se te cae en la ducha, al final el sueño se interrumpía bruscamente porque Bruttini entraba en el salón con un enorme cuchillo en la mano y gesto de gran furia diciéndole a Carballo:

-          Ahora te vas a enterar de lo que es bueno, pedazo de cabrón, con que tirándote a mi mujer.

Afortunadamente todo era un sueño del que Carballo se despertó feliz y tranquilo, menudo susto!, y con su ya habitual enorme erección que rápidamente comenzó a desinflarse como un globo pinchado. Pero apenas se despertó Carballo notó un ruido, como golpes, toc toc, toc toc, al principio muy débiles y luego como un aporrear en la puerta del descansillo, estaría alguien llamando a la puerta?, se preguntó medio en sueños, y fue a mirar por la mirilla, cuando miró apenas podía creer lo que estaba viendo, se pellizcó por si seguía soñando pero comprobó que ya estaba despierto, su pene estaba ya completamente flácido, no fallaba, seguro, entonces es que estaba despierto.

(continuará)


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