viernes, 25 de julio de 2014

El diario de Bruttini (Un asesino en las calles 21).




21- El diario de Bruttini

El diario de Bruttini resultó ser un compendio de quejas hacia su mujer, como una letanía de lamentos, sería cierto todo aquello?, por otro lado no eran sino banalidades, evidentemente Bruttini veía sólo su parte pero según se leían sus quejas uno podía imaginar igualmente las quejas de su mujer como si se tratara del reflejo de un espejo, siempre es así en las parejas y más en los matrimonios, y más en los matrimonios con hijos, esas relaciones se convierten en una especie de jaulas para ambos cónyuges que consideran cada uno al otro como su carcelero.
Por otro lado el diario contenía una serie de inquietudes sobre los hijos y su futuro, dudas sobre cómo enfocar de la mejor manera su educación y temores a que cayeran presos de algún tipo de dependencia, algo hoy en día tan habitual dado que el mundo moderno es mucho más peligroso por la presión que las modas y la publicidad ejercen sobre la juventud. Bruttini se hacía preguntas al respecto y parecía considerarse en cierta medida incapaz de saber educar convenientemente a sus hijos o más bien se sentía impotente dada su rebeldía.
Así avanzaba el diario día tras día, sin sobresaltos o novedades, siempre con el mismo argumento, todo era cotidianeidad, todo era reiteración, todo era monotonía, es decir, como la vida de cualquiera, un rollo.
La vida se va complicando según avanzamos en ella, eso parecía ser el leitmotiv del diario de Bruttini, de su lamento, de su pena, porque se ve que el chico sólo escribía cuando se encontraba mal, como una especie de terapia para tratar de exorcizar la ansiedad, una ansiedad desconocida por las personas que le trataban, ni siquiera imaginada incluso por sus más íntimos, porque Bruttini parecía todo menos ansioso o triste, y menos aún melancólico, y eso era precisamente su diario, un canto melancólico, triste, era como si Bruttini viviera en un permanente e inconsciente desdoblamiento, por un lado la imagen que transmitía a los demás y por otro su visión de la vida o por mejor decir su visión de su vida.
Tal vez por ese motivo Bruttini añoraba emociones más intensas, un trabajo más emocionante, porque a nivel personal no tenía ninguna motivación, es más, vivía agobiado entre compromisos, servidumbres, hipotecas, obligaciones, exigencias, premuras…
Pobre Bruttini, y de Carballo había algo en el diario? Pues no, ni una sola palabra, Carballo, su admirado Comisario Carballo según Bruttini, brillaba por su ausencia, menos mal que Carballo no leyó el diario porque seguramente se hubiera sentido decepcionado o tal vez incluso hubiera considerado todo el afecto, la admiración y el cariño de Bruttini como una falsedad.
O tal vez no fuera así, como el diario era sólo un cúmulo de malas noticias y Carballo para Bruttini  era más bien todo lo contrario, tal vez se nos ocurre pensar que por ese motivo Carballo no era mencionado en el diario, es una hipótesis.

(continuará)


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