miércoles, 30 de julio de 2014

La erección del miércoles (Un asesino en las calles 34).



34 - La erección del miércoles 

Durante un tiempo sólo sucedía los miércoles, no fallaba, los miércoles erección, sólo los miércoles, el Comisario Carballo sabía que era miércoles porque tenía una erección, sin falta, pero desde hace tiempo las semanas dejaron de tener miércoles...
Hasta el miércoles que comió con Bruttini y éste le contó que era cross dresser, esa semana volvió a tener miércoles para Carballo, Carballo no dijo nada pero se quedó de piedra cuando mientras oía hablar al chico sobre sus nuevos gustos sexuales se excitó y tuvo una erección. Cómo debía explicarse eso?, se preguntaba Carballo...

Sea como fuere lo de ser cross dresser o como se diga a Carballo le parecía una guarrería, no quería ni imaginar lo que significaría eso en la cama, un honrado padre de familia convertido en cross dresser, pero en qué tiempos vivimos?, se preguntaba Carballo, es que ya no se respeta nada?, también se preguntaba si haciéndose cross dresser como Bruttini él recuperaría igualmente sus erecciones, pero le daba igual, prefería no tenerlas a ese precio, tan a gusto como estaba sin complicarse la vida con el rollo del sexo, algo totalmente sobrevalorado, ahora tenía tiempo libre para tantas cosas, le cundía más la vida, el sexo consume tiempo y energías, debería uno poder elegir si tener deseo o no de forma voluntaria y cuándo tenerlo, si eso fuera así, la mayoría de la gente elegiría no perder el tiempo ni complicarse la vida con semejante futilidad, o al menos él eso pensaba.
Bruttini resultaba previsiblemente aburrido en ocasiones con su ingenua vida tan nebulosa, el chico no se aclaraba, el que no la corre de joven la corre de viejo, como suele decirse, Bruttini se casó joven y vinieron las obligaciones familiares, los hijos, y se sintió enjaulado, ahora quería volar, conocer la libertad, ése era su deseo, y buscaba coartadas, justificaciones, disculpas, para aprovechar de alguna manera la ocasión de vivir nuevas experiencias antes de que empezara su decadencia.
Decadencia, decadencia, decadencia…, a eso ya había llegado Carballo, estaba inmerso en la decadencia pero al menos había vivido, es decir, la había corrido de joven, Bruttini iba contra reloj, debía recuperar el tiempo perdido, de ahí su bandazos y su desorientación, hoy cross dresser, y mañana qué?, se preguntaba Carballo que empezaba a estar algo harto del muchacho, parecía que ahora que su mujer se había librado de él le había caído a él en gracia, y eso no, Carballo quería ser libre.

(continuará)



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