martes, 29 de julio de 2014

Otra vez… (Un asesino en las calles 30).





30 – Otra vez…

Carballo no se lo podía creer, ya tenía otra vez al chico metido en casa, la verdad es que ese matrimonio no iba bien, lo de que tu mujer intente castrarte mientras te echas la siesta no es muy normal, y hablando de normalidad Carballo pensó que puestos a comparar su vida era más normal que la de Bruttini sin dudarlo, al menos en ese preciso momento, Carballo 1 – Bruttini 0, como en el fútbol. Y qué haría con el chico otra vez en el apartamento y encima convaleciente, se preguntaba Carballo, podía ser la situación absolutamente insoportable, al día siguiente miraron la prensa en internet y allí estaba la noticia, mujer de origen rumano intenta castrar a su marido mientras dormía la siesta en la madrileña localidad de Aranjuez.

-          Por cierto, Bruttini, no sabía que su mujer era rumana, habla perfectamente el español, parece por su aspecto además totalmente española.
-          Sí, es rumana, como puede ver los rumanos son muy buena gente…
-          No dramatice, habrá de todo.
-          No dramatizo, es la verdad, ahora estará en la cárcel y yo tengo mi familia destrozada.
-          Dónde están los niños?
-          Con mi madre.
-          Y usted qué piensa hacer?
-          Me quedaré de momento aquí con usted si no le parece mal hasta que me restablezca, luego volveré a mi pueblo y ya veré lo que hago, espero que los jueces no la dejen volver a acercarse a mí ni a los niños, tengo miedo.
-          Tranquilo que eso sería un arrebato pasajero, seguro que además usted la haría algo…
-          Follármela.
-          Cómo dice Bruttini?, creo que no le entendido bien.
-          Que lo único que hice para que me castrara es follármela, en fin, que a las mujeres no hay quién las entienda y que le envidio Comisario aquí tan solo y tan feliz sin complicarse la vida.
-          Ya.
-          Entonces puedo quedarme aquí por el momento Comisario? Prometo no ser una carga, le ayudaré en la casa, yo haré la compra y la limpieza y si quiere hasta de daré masajes, soy fisioterapeuta diplomado.
-          No hace falta Bruttini, puede quedarse cuanto tiempo sea necesario, está en su casa.
-          Gracias Comisario, parece que el destino insiste de alguna forma en mantenernos unidos, verdad Comisario?

(continuará)


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