jueves, 31 de julio de 2014

Suscribo en su integridad como propio tus argumentaciones del impacto personal que la belleza realiza sobre ti.




Suscribo en su integridad como propio tus argumentaciones del impacto personal que la belleza realiza sobre ti, idénticamente que sobre mí. Lo único único que no suscribo es esa relación de dios con la belleza, posiblemente porque nos han machacado desde la pintura y escultura pagadas por el poder religioso de Roma. Y no olvides que las desviaciones y recalentamientos sexuales de las autoridades religiosas tenían que tener su válvula de escape. En la época en que no existía el youporn ni el cine X, el poder religioso inventó otra manera de excitarse sexualmente, con recogimiento, espiritualidad y con mucho arte, por supuesto. La Capilla Sixtina es la meca del poder masturbador de altísimo nivel. Pero también las pequeñas congregaciones religiosas siempre han dispuesto de alivios sexuales bajo la excusa de esa espiritualidad artística. Y por eso lo que muchas veces llamamos angelical... es un deseo sexual desenfrenado y reprimido al mismo tiempo.
Te entiendo, hazme una lista de cajeros angelicales de Madrid para visitar esos santos lugares en mi próxima visita a la capital. Lo mismo abandono mi ateísmo por una causa tan espiritual.

La cabrita loca


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