Lo de Podemos es de pura lógica.

Lo de Podemos es de pura lógica, tuvo un capital enorme de votos, unas expectativas enormes cuando se presentó por primera vez a unas elecciones generales, las encuestas le daban incluso como ganador acercándose a la mayoría absoluta, capitalizó como heredero del 15M todo el voto del descontento y antisistema y se les vio como la esperanza de renovar y limpiar la política española, el hartazgo general con la corrupción, el inmovilismo y las prebendas de los políticos era tan grande que Podemos se convirtió en una fuerza transversal en el voto, aglutinando diferentes estratos sociales, generaciones, ideologías, simplemente se buscaba una nueva fórmula, una ilusión, un respiro, pensar que era posible salir del atolladero político, de la decadencia, y abrir una nueva etapa limpia de las hipotecas de la anterior.

Con ese capital de ilusión sin embargo no fueron capaces de gestionarlo debidamente, tuvieron la habilidad de capitalizar todo eso en un partido, en una alternativa, pero no de mantenerlo, y lo que es peor, se fueron perdiendo en casos de corrupción, divisiones internas, alianzas inconvenientes y forzadas con IU, ideas estrafalarias, actitudes ultramontanas.

Una lástima, al final aliándose con IU han quedado reducidos a lo que IU era, una fuerza marginal sin relevancia para gobernar, no decisoria en absoluto, un resto del pasado para nostálgicos de pura cepa.

Las últimas campañas electorales parecen hechas por sus enemigos, el remate han sido los ataques a Amancio Ortega, ha resultado tan torpe, tan burdo, tan forzado, tan trasnochado, tan cruelmente inhumano, tan demagógico y absurdo que ha resultado la espoleta final para el desastre.

Han acabado con cualquier atisbo de esa transversalidad integradora que de forma tan necesaria para la sociedad supieron promover en sus inicios y han acabado convertidos en una especie de partido chavista, puño en alto continuamente y autocomplaciente sin admitir críticas internas y depurando a disidentes, lo que digo, todo lo contrario a su espíritu inicial que tantas expectativas e ilusión creó.

El paseante