jueves, 11 de diciembre de 2014

Yo me vengué de mi pequeño Nicolás.




Yo me vengué de mi pequeño Nicolás, fue tan fácil, una jugarreta del destino puso a mi pequeño Nicolás en mis manos, aquello parecía obra del diablo de lo endiabladamente perfecto que resultó, creo que fue, más que obra mía, una obra de la providencia que a través de mí quiso darle su merecido, tan cruel iba a ser el resultado que durante un momento dudé si ejecutar la condena pero como digo no fui sino un instrumento del destino y el destino se cumple por encima de cualquier voluntad, mi pequeño Nicolás recibió un escarmiento tan fantástico como sus cuentos chinos, tan imprevisible y tan desproporcionado que parecía el maleficio de algún mago o bruja de cuento, muy a propósito con el personaje, mi pequeño Nicolás perdió aquello a lo que estaba más apegado, algo que había conseguido como resultado igualmente del engaño y que estaba produciendo una vez más sufrimiento, y es que él es un explotador, manipula, tergiversa, oprime, explota, todo en beneficio de su reputación falsa y de su ego inflado, recibió pues su escarmiento pero he aquí que ha resurgido y ha vuelto a tejer su tela de araña sobre otra pobre mosca, qué lástima, pobre mosquita, ya está muerta sin saberlo, antes incluso de que muera a sus manos, está sentenciada, alguien debía hacer que todos los pequeños Nicolás llevaran algún tipo de marca que permitiera identificarlos y estar sobre aviso, entretanto creo que vuelve a merecer un escarmiento que permita liberar a la nueva víctima y le recuerde la lección que aún no ha aprendido, verdad?, me pregunto si seré yo una vez más el instrumento que el destino elija para su escarmiento.

El paseante


No hay comentarios:

Publicar un comentario