martes, 14 de febrero de 2012

Soy un sex symbol.


Lo confieso, soy adicto al sexo, no sé si lo habréis notado, sin el sexo no sé vivir, sin el sexo mi vida no tiene sentido.
¿Y eso qué tiene que ver con ser un sex symbol?
Pues tiene que ver mucho porque el sexo se lleva escrito en la cara, es decir, si todo el día estás pensando en lo mismo se te pone cara de salido y eso se nota por más que quieras disimularlo.
Si a eso añadimos mi atractivo personal indiscutible, mi belleza, mi rostro, mi cuerpo, mi miembro, mi encanto, mi bondad, mi generosidad sexual, y mi aire como desvalido, como de niño perdido, como de tierno despistado al que hay que comprender, ayudar, mimar.
Pues el cóctel está servido.
Soy como un bloody mary.
¿Y qué es eso?
Un cóctel explosivo a base de zumo de tomate, tabasco y vodka.
¡Qué fuerte, no!
Pues sí, así soy yo, un trago largo.
Muy largo...
¿Queréis probarme?

Besosssssssssss,

le paseant

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