lunes, 13 de febrero de 2012

Carta abierta al psicoanálisis.


Tener que escribir sobre el psicoanálisis, casi nada, tanta tinta ha corrido sobre el tema..., primero para sentar sus bases esenciales, luego para rebatirlas, y después para desarrollarlas, fundamentarlas, completarlas tal vez, tal vez..., aunque leyendo a Freud difícilmente parece que se pueda completar nada, asusta la contemplación de una obra ex novo de tal magnitud, y sobre todo partiendo de la nada, ¿de la nada?, bueno, se veía venir, desde siempre la literatura había sentido interés por la psique humana, la literatura, la mitología, la filosofía, el pensamiento en general, venían presintiendo que algo pasaba con el hombre, con su mente, con las simas profundas de su psique.
Dos proyecciones claras de Freud en la literatura son Proust y Mann, tanto en A la recherche como en Der Zauberberg, ambos escritores van desarrollando ideas propias de Freud, tuve la sensación leyendo a estos dos autores que ya habían leído a Freud cuando escribieron sus obras, pero tal vez sucedió lo contrario, ¿fue Freud el que les había leído a ellos?
El psicoanálisis y la literatura, ¿es el psicoanálisis solamente un fenómeno literario?, ¿o es el psicoanálisis un fenómeno científico?
Solamente literario..., como si eso fuera poco, acaso no es lo literario superior a lo científico, pregunto, a golpe de literatura el mundo ha avanzado mucho más que a golpe de ciencia, y esto es así desde los Griegos.
Los griegos manejaban la psique a través de los mitos, ése era su psicoanálisis particular, esos eran sus arquetipos, los cuales perviven en nuestro subconsciente colectivo, según diría Jung.
El inconsciente colectivo frente al individual, ¿cuantos subconscientes hay? ¿cuántos subconscientes tenemos? ¿de cuántos subconscientes somos conscientes?
¿Eres consciente de la inconsciencia de tu consciente?
Creo que en esta pregunta se resume la esencia del psicoanálisis.
El psicoanálisis, ese teatro de la vida, esas bambalinas con relucientes candilejas, ese proscenio, patio de butacas, anfiteatro, esos decorados, esos personajes, esa representación.
Los Griegos, siempre los Griegos, lo entendieron todo esto muy bien a través de la catarsis.
Me pregunto si hemos avanzado algo desde entonces, seguramente hemos ido para atrás en tantas cosas.
En casi todo, salvo en algún avance capital e integrador de la esencia de lo humano como es el psicoanálisis.
Y todo ese desarrollo de semejante doctrina en el filo de la navaja de la irrupción del nazismo, de la 2ª Guerra Mundial, aterrador, por poco no se aborta el nacimiento del psicoanálisis, apenas le dio tiempo a Freud, ese genio judío, de sentar sus cimientos, levantar el edificio, cerrar las puertas y entregárnoslo a la humanidad.
Tesoro único.
Pero vayamos un poco más allá, la pregunta clave es qué significa el psicoanálisis para nosotros.
Me pregunto qué significa en concreto para mí...
Llevo psicoanalizándome inconsciente o conscientemente toda mi vida.
Al principio lo hacía de una manera inconsciente, una vez que leí a Freud fui consciente de ello.
Ni un día de mi vida el psicoanálisis ha estado fuera de ella, desde que era un bebé, lo sé, todo esto me lo enseñó el gran maestro, el gran Sigmund Freud, leyendo su obra a mí me parecía que se había inspirado en mí, qué mejor prueba que ésa, cuando uno se identifica con algo es porque es verdadero, es algo real, es algo que sucede, es algo que le conforma a uno como persona.
Yo me identifico con el psicoanálisis, sin dudarlo, soy además mi mejor terapeuta, sin dudarlo.
Cuando he ido a terapia he acabado haciendo yo la terapia al terapeuta, increíble pero cierto, le hacía la terapia de su terapia y, si se dejaba, su propia terapia, los terapeutas conmigo acaban abriéndose a mí y demandando mi ayuda, más de uno se me ha venido abajo.
Es cuestión de mirarles fijamente a los ojos, escucharles y asentir, lo demás viene solo.
A través de mis respuestas a las preguntas y averiguaciones del terapeuta yo le preguntaba a él, y él siempre me contestaba, deseaba contestarme, lo estaba esperando.
Es el verbo transitivo del psicoanálisis, la proyección, sólo siendo quienes creemos que somos para el otro es como nos manifestamos, y sólo a través del conocimiento del otro logramos averiguar cómo somos para él.
No es nada complicado, es como el juego de la vida, un juego de espejos, dependiendo de donde pongas el foco así será el análisis, así serán los resultados.
Freud y yo, increíble la afinidad, me descubrió hasta en mis más íntimas entretelas.
Me quedé desnudo ante él, ante su visión de rayos X.
El psicoanálisis es los rayos X de la psique.
Todo lo ven, ¿pero lo ven correctamente o lo ven distorsionado?, los detractores del psicoanálisis dicen que el psicoanálisis es la distorsión, la distorsión sexual del origen de todos los fenómenos mentales, pero yo pregunto, si lo analizamos pacientemente, con calma, hay algo más aparte de la pulsión sexual en el hombre, en mi opinión sin el deseo el hombre no puede vivir, su naturaleza es en esencia deseo, nada más que deseo, y deseo sexual, porque todo lo que desea no es sino sexo o un sustitutivo al que ha trasladado su deseo ante la imposibilidad de satisfacer su libido, es decir, un desplazamiento de la líbido.
Somos libidinosos, lo queramos o no, podremos disfrazarlo como mejor nos guste, pero ésa es nuestra esencia y de ahí nace nuestra fuerza o nuestra autodestrucción, al igual que los animales nuestra misión es reproducirnos, de ahí la fuerza de la pulsión sexual, pero en el hombre interviene también la mente en la conformación de la libido, y según evolucione su mente, según madure, se conformará su sexualidad, la sexualidad y la mente son dos vasos comunicantes, y la mente transmite a todos los aspectos que conforman la vida del hombre las características que conforman su sexualidad como en un juego de vasos comunicantes.
Ya lo dijo el maestro:
"Sólo existe el amor y la enfermedad, y el que no ama enferma".
El amor, ese preludio de la libido, esa paráfrasis del deseo.

el paseante

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