lunes, 26 de mayo de 2014

Despertar de la siesta (Un asesino en las calles 10).




Despertar de la siesta 

Cuando Carballo se despertó de la siesta miró directamente a la camita de Bruttini y se sobresaltó, el chico había desaparecido, fue al baño pero nada, miró en la terraza y tampoco, sabiendo lo dado que era Bruttini a las bromas miró también debajo de la cama por si se había escondido pero tampoco estaba allí, Carballo no pudo evitar comenzar a preocuparse, sus negros presentimientos le hacían mantenerse en un estado de permanente alerta.
Se asomó a ver el atardecer sobre el mar desde la terraza de la habitación intentando relajarse un poco,  pero dónde diablos se ha ido?, no conoce Vancouver para nada y además está recién llegado y lo lógico es que hubiera dejado una nota para no preocuparle, aunque Bruttini era tan descuidado y desconsiderado en ocasiones que cualquier cosa podía  esperarse de él, se decía a sí mismo Carballo.
Mirando el horizonte del mar desde la terraza de la habitación apenas podía distinguir nada, el sol deslumbraba con sus últimos rayos ocultándose tras la línea del horizonte, pensó que tal vez había ido a nadar y se había ahogado, pero era difícil porque el mar estaba en absoluta calma. Tal vez  Bruttini no supiera nadar pero siendo siciliano eso era bastante improbable.
Perdido en sus pensamientos Carballo se ponía siempre en lo peor, decidió, no obstante, intentar dejar la mente en blanco y justo en ese momento apareció un punto en la playa que imperceptiblemente se iba acercando desde la distancia, la playa estaba casi desierta, el punto se aproximaba, parecía un corredor de footing, enseguida pensó si se trataría de Bruttini que aprovechando que Carballo dormía había salido a hacer algo de ejercicio, y así era, enseguida distinguió al chico con una estrafalaria cinta en la cabeza sujetándole el pelo y cruzándole la frente a modo de turbante, vaya pinta para todo un subcomisario, pensó fugazmente el comisario Carballo, al momento llamó a la puerta Bruttini y Carballo fue a abrirle, al hacerlo se quedó petrificado mirando las fornidas piernas de Bruttini ceñidas por una malla igual a las que llevaba el bailarín con el que soñó, aquello fue la culminación de la revelación que poco a poco había ido concretándose, el bailarín del sueño era en realidad el alter ego del Bruttini que estaba por llegar y la muerte del bailarín en el sueño era una premonición de la muerte de Bruttini, miró a Bruttini, a la cinta que llevaba sobre la frente, tapaba justo el lugar del impacto de la bala en la frente del bailarín de su sueño, Carballo sintió un escalofrío de terror.
-          Qué tal comisario? Decidí ir a hacer un poco de ejercicio para intentar despejarme, la playa está deliciosa con el atardecer.
-          Bruttini, debió avisarme, estaba preocupado por usted.
-          Estaba tan dormido Comisario que pensé que era  mejor no despertarle.
-          Por cierto, Bruttini, está hecho un toro.
-          Comisario, estoy participando en un programa a nivel mundial de entrenamiento personal de desarrollo corporal monitorizado, pesas, gim jazz, maratón…, gracias a esta pulsera que llevo en la muñeca se pueden seguir mis progresos y los de todos los participantes en facebook.
-          Bruttini, nunca dejará de sorprenderme.

(continuará)

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