miércoles, 4 de septiembre de 2013

Mis conversaciones con Woody (25). Manhattan 3.




-          Woody, a mí me parece que Toni es gay.
-          Ya empezamos…
-          Tú, fíjate bien en él, obsérvale, mírale con atención.
-          Yo no he notado nada.
-          Quizás tú no le gustes pero conmigo es diferente.
-          ¿A qué te refieres?
-          Pues a que me mira de una manera especial…
-          ¿Cómo?
-          Con deseo.
-          Eso son imaginaciones tuyas.
-          Y no es sólo cómo me mira sino dónde mira.
-          ¿Dónde mira?
-          Pues me mira a los labios cuando hablo.
-          Normal.
-          Pues no, no es normal, ni que fuera sordo…
-          Ya.
-          Me mira a los labios porque le gustan mis labios.
-          Tú te has vuelto loco.
-          Y no es sólo eso, hay más…
-          ¿Más?
-          Sí, me mira a los ojos.
-          ¿Pero dónde quieres que te mire si le estás hablando, a los zapatos?
-          No, es que no me mira a los ojos cuando hablo, me mira a los ojos cuando no hablo y me sonríe y luego baja la vista y me mira a los labios, y luego…
-          ¿Y luego qué?
-          Luego me mira más abajo.
-          ¿A dónde?
-          Me da vergüenza decirlo.
-          Dímelo.
-          Pues ahí.
-          ¿Dónde?
-          Ahí.
-          Tú tienes fantasías diurnas o algo parecido.
-          El otro día le pillé espiándome cuando estaba en el baño.
-          ¿Seguro?
-          Bueno, puso la disculpa de que iba a limpiar el baño y se marchó.
-          Ya.
-          No sé si estoy muy seguro con él francamente.
-          Imaginaciones tuyas que eres un poco reprimido y ves fantasmas donde no los hay, al menos habrás practicado el inglés con él, ¿o no?
-          Sí, eso sí, en los desayunos, además habla un perfecto inglés, por lo visto trabajó en casa de un Lord en Inglaterra.
-          Bueno, eso te viene bien, procura mejorar algo la pronunciación.
-          Sabes algo más…
-          ¿Qué?
-          Toni estuvo también trabajando en casa de Joe, del productor.
-          Ya lo sabía.
-          ¿Y sabes por qué se marchó?
-          No.
-          Pues porque Joe se enamoró de él y como él no le hizo caso Joe montó en cólera, llamó a la agencia de contratación y le quitaron de su casa.
-          No lo sabía.
-          Me lo ha contado él.
-          Lo ves jr, eso prueba que no es gay.
-          Tal vez sólo pruebe que Joe no le gustaba lo suficiente.
-          Mira, dudo que a cualquier gay Joe no le guste, es distinguido, atractivo, educado, culto, ingenioso, brillante, tiene dinero, en fin, no le falta de nada.
-          Tal vez pero el amor es imprevisible tú siempre lo dices.
-          Eso es verdad.
-          Tal vez Toni se haya enamorado de mí.
-          Pero jr si Toni, como tú le llamas, está casado y tiene tres hijos.
-          Bueno, pero la familia vive en España. Yo creo que él aquí hace su vida…
-          ¿A qué te refieres?
-          A que no me creo que se mantenga célibe en una ciudad como Manhattan precisamente, además es fanático del footing, los gimnasios, las pesas…
-          Pues todo eso es muy varonil.
-          Mira Woody, se nota que no tienes amigos gays como yo, si los tuvieras sabrías que todo eso les chifla a los gays, es en esos sitios donde ligan.
-          ¿Estás seguro?
-          Seguro.
-          Pues no sé ya que decirte, bueno, ¿y qué más da si es gay?
-          Me da miedo.
-          ¿Miedo de qué?
-          De que me viole.
-          Por favor…, es absurdo.
-          Si te mirara como a mí me mira no pensarías lo mismo.
-          ¿Quieres que le despida?
-          No, me da pena, piensa que si vuelven a tener malas referencias de él en la agencia de colocación sería nefasto, acabaría en el desempleo, y por otro lado es una persona muy servicial y muy majo de carácter.
-          ¿Entonces?
-          Se me ocurre que para salir totalmente de dudas le tendamos una trampa.
-          ¿Una trampa?
-          Sí, acércate y te cuento, no vaya a ser que nos oiga…

(continuará)

El paseante


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