domingo, 17 de noviembre de 2013

El desamor por Beatriz de Goytia.



En el diario El Tribuno de hoy leí el siguiente artículo:
Hoy en día, el corazón roto es una condición médica reconocida: se da cuando una persona vive un choque emocional estresante la muerte de una pareja, un divorcio o separación que genera una enorme cantidad de adrenalina, metanefrina y serotonina, esto causa una conmoción real en el corazón, similar a un ataque cardíaco. Los síntomas de la misma son semejantes a los del síndrome coronario agudo: dolor en el pecho y falta de aliento.
A esta condición se la llama síndrome del corazón roto o cardiopatía de Takotsubo. Suele afectar a las mujeres, especialmente a aquellas que están en la menopausia, aunque lo cierto es que nadie se libra de un corazón roto.
Lo bueno de este síndrome es que tiene solución, y aunque pueda parecer doloroso tanto física como emocionalmente, los síntomas desaparecen en unas semanas.
Esta puede ser una de las razones por las que duele tanto el desamor: porque realmente hay una parte física en el asunto. Todos sabemos que muchas veces las emociones pueden afectar la salud física: esto se debe a que el dolor es la forma en que el cerebro responde a los problemas, ya sean físicos o emocionales para intentar solucionarlos y recuperarse lo antes posible.
Cuando experimentamos el desamor, la depresión causa un barrera para que no podamos sentir y vivir la vida plenamente, con variedad de sensaciones y emociones, así como también con algunos síntomas de dolor físico. El sentir que se pierde una parte de uno mismo cuando se pierde al ser amado puede sonar trágico y exagerado, pero en cierto punto es cierto.
En muchos casos, las personas tienen un sentimiento como si estuvieran perdidos o aislados, y esto se debe a cambios en el cerebro y en el flujo de la sangre en el mismo. En la corteza cingulada anterior, la responsable de la regulación del dolor físico y emocional, hay más actividad. Por eso, las personas deprimidas, sea por la razón que sea, suelen sentir más dolor físico también, corriendo mayores riesgos de desarrollar, por ejemplo, enfermedades cardiovasculares.
El amor tiene diferentes etapas y algo similar ocurre con el desamor, que tiene diversas fases por las cuales el cerebro va regulando la depresión y los otros sentimientos que van de la mano. De allí que tal vez la única esperanza en ese momento es dejar pasar el tiempo y permitir que el cuerpo regule naturalmente nuestros sentimientos. La famosa frase “el tiempo lo cura todo”, tiene pues su sustento científico, para consuelo de quienes están sufriendo por amor.

Beatriz de Goytia

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