lunes, 25 de noviembre de 2013

Ayer vi un ser superior como yo en el metro.



Ayer vi un ser superior como yo en el metro, por supuesto no era el de la foto, un ser superior nunca se quedaría dormido en el metro, seguramente ni siquiera se sentaría nunca.

Enseguida nos reconocimos, tuvimos lo que se llama un reconocimiento mutuo, alto, erguido, fuerte, sus rasgos transmitían equilibrio, medida, energía, conocimiento, bondad, viril y bello parecía una estatua griega, un héroe, con su tersa piel pálida y rosa como el mármol, como un ángel me recordaba a mí en mi juventud, bastó un intercambio de miradas, la mutua comprensión fue inmediata, tan diferentes al resto, tan elevados parecíamos levitar, la transmisión de pensamientos fue instantánea, la tarea ciclópea que nos ha sido encomendada, servir de guía, de ejemplo, de faro, modelo para los demás que aunque no lleguen a comprendernos totalmente nunca contemplarán en nosotros otra dimensión de la vida, la de una existencia superior.

Apenas volví la vista un instante y cuando volví a mirar ya no estaba, había desaparecido como si se tratara de mi propia imagen proyectada.

el paseante

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