lunes, 28 de octubre de 2013

Las amistades fingidas.



He ido prescindiendo de ellas, menudo rollo, son esas amistades que van arrastrándose desde un pasado en el que éramos diferentes y nos juntábamos con otro tipo de personas, cuestión de afinidades, dejamos de ser afines y sin embargo nos da pena soltar el lastre de esas amistades como si con ellas perdiéramos irremisiblemente un pasado que en realidad está irremisiblemente perdido desde hace mucho tiempo.

Tengo tendencia a guardar todo, a no tirar nada, igual hago con las amistades, pero últimamente me he dado cuenta que no tiene sentido tratar de hacer perdurar algo que murió, y que es más triste seguir comprobando que murió en lugar de dar el carpetazo final y mirar al futuro.

Hay incluso amistades del pasado que nunca nos agradaron del todo, éramos tan diferentes..., pero fuimos amigos de esas personas porque no actuábamos con arreglo a nuestra esencia, es decir, queríamos ser diferentes, queríamos poder ser compatibles con esas amistades, pero ya no, ahora aceptamos, respetamos, somos felices con nuestra esencia y eso hace que esas viejas amistades sean hoy del todo imposibles.

Volver a nuestra esencia significa prescindir de lo que no es acorde con ella, ¿cuál es la razón?, no hay razón, simplemente sucede, es como una revelación súbita, como un velo que se cae. Es una cuestión de sentimientos.

Sólo lo afín permanece junto, véase si no la música, sólo es agradable al oído y placentera la música afinada, por algo será, igual que las notas musicales las almas cuando se juntan afinan o desafinan, dicho en plan más llano, Dios los cría y ellos se juntan.

el paseante

No hay comentarios:

Publicar un comentario