lunes, 19 de enero de 2015

Permíteme la libertad de opinar aunque te puedas cabrear.




Permíteme la libertad de opinar aunque te puedas cabrear, sinceridad 100%: creo que eres muy exigente, y creo que siempre ves el vaso medio vacío en lugar de medio lleno.

O se cumplen tus planes o no vale la pena vivir, no sé, es una visión un tanto infantil de la vida, caprichosa, no tenemos una varita mágica ni podemos hacer milagros.

No puedes conformarte con los aspectos positivos de tu vida y disfrutarlos? Ni los ves siquiera, tú me dijiste sobre mi trabajo que habría una fila para ocuparlo que daría la vuelta al mundo, y ahora te pregunto: hasta dónde llegaría la fila para ocupar tu lugar en la vida?

Piénsalo un poquito.

Visto desde fuera puedo reconocerte algunas cosas pero hay que relativizar, desdramatizar, reírse de uno mismo, centrarnos en aspectos positivos básicos, en recuerdos bonitos, en logros, subir la autoestima, no todo depende de que alguien te ame y tener pareja, desprográmate, nadie te va a salvar, y si se te pega alguien es para que tú le salves a él.

Creo que ahora mismo está peor que tú hasta la presidenta de Argentina.

Consuélate, al menos no eres la Presidenta.

Cuando hoy almuerces piensa: qué comida más buena y da gracias a Dios por poder comer y porque te funciona el aparato digestivo.

Cuando respires, mires, huelas, oigas, da gracias a Dios, cuando camines también, cuando pienses igualmente, da gracias a Dios por no tener ninguna discapacidad grave.

Preferirías ser ciega a estar depre y no tener pareja?

Pídele a Dios que te haga el cambio. Te atreves? Pídeselo...

O pídele un ictus cerebral, una vecina mía lleva 30 años cuidando a su marido que con 40 años se quedó incapaz.

Creo que eres injusta con la vida.

Piénsalo, no eres el centro del mundo, la vida sigue su curso, aprovecha lo que puedas e intenta disfrutar de las pequeñas cosas, siempre hay alguna a mano.

Yo me aplico el mismo cuento, miro en mi entorno y llego a conclusiones, la vida es lo fugaz, perecedero, transitorio, acéptalo, somos como hormigas, el día menos pensado el destino nos da un pisotón.

Además, ya sabes, siempre nos quedará mi torso...

bss,

jr

No hay comentarios:

Publicar un comentario