miércoles, 9 de abril de 2014

El cuadro de la semana. La pintura de Pablo Picasso.




Picasso el oráculo


Creo que faltaba Picasso, pero es difícil opinar sobre un mito, sobre el genio, el artista, por antonomasia, si alguien dijera que no le gusta Picasso sería tachado inmediatamente de ignorante, de mente obtusa, y seguramente con razón porque la comprensión de algo requiere un aprendizaje y Picasso como síntesis de toda la pintura anterior a él, como esencia de toda la pintura, de toda su historia, requiere un aprendizaje previo, un conocimiento, que no todo el mundo tiene, igualmente pienso que Picasso al igual que resume todo lo anterior se anticipa a todo lo que está por llegar en la pintura, de ahí su incuestionable genialidad, creo que junto con Shakespeare son los dos artistas en los que se cumple en mayor medida esta labor de demiurgos de su arte, de magos, parecen tener unos poderes especiales impresos en su conciencia, los de la remembranza y la anticipación, como augures juegan un papel de echadores de cartas, de maestros del tarot, averiguan todo sobre el pasado y anticipan todo sobre el futuro, son de esta manera a través de su creatividad catalizadores de un arte nuevo basado en profundas raíces, deslumbrante en su riqueza, artificios, profundidad, y augures de una nueva época, profetas.

Picasso y Shakespeare, Shakespeare y Picasso. Tanto monta, monta tanto, un chorro incontenible de vida, de creatividad, de arte, de amor por la vida y, por qué no decirlo, de incontenible optimismo.

Nunca me pone triste la pintura de Picasso, ni siquiera su Guernica, porque me habla de un porvenir mejor, siempre me produce bienestar, gozo, la dichosa contemplación de sus formas, colores, temas tan sugerentes y originales, tan clásicos y nuevos a la vez, tan eternos.

Es por otra parte nuestro pintor más original, más admirado, más ecléctico, transgresor, vanguardista, nuestro pintor más nuestro también, sin dudarlo, más profundamente español, mediterráneo, latino en toda la profundidad de su significado, es decir, grecolatino.

Colosal siempre, ciclópeo pintor al que parece que la pintura le poseyó como si fuera un diablo, no podía parar, toda su abundante, polifacética y variada obra lo demuestra, creo que en Picasso se cumple la profecía del elegido por los dioses, del mandato divino, de la tarea mesiánica, de la generosidad incontenible del artista que se sabe único, señalado por el dedo de Dios, y al que nada ni nadie puede detener en el cumplimiento de su misión, hacer comprender a través de su arte el mundo a los demás, reconfortarnos, hacernos mejores, más sabios y más felices.


El paseante

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