sábado, 7 de enero de 2012

Te esperaré siempre.


Te voy a seguir esperando, aunque no vuelvas nunca aquí me tendrás esperándote siempre.
No te podré olvidar, ya lo sabes, ni tú a mí, ya lo sé, no hace falta que me lo digas.
Es mucho lo compartido, lo vivido, lo sentido, al fin y al cabo dos huérfanos del sentimiento están llamados a comprenderse en cuanto se ven, son almas gemelas.
Twin souls, twin brothers forever.
Más allá, por encima de las nubes, hay un lugar en el que las estrellas brillan, allí nos encontraremos, en la próxima vida, en una vida mejor, más justa, más sencilla, más de verdad, en una vida que todo sea corazón y nada cerebro, en una vida que sea como la vida de los dioses, todo amor, perdón, comprensión, ayuda.
Vuela esta canción para ti y se eleva hacia la luna, pensando tal vez que allí vas a vivir a partir de ahora.
Esto de irte sin dejar señas, ni número de móvil, ni dirección de internet, es lo peor.
¿En qué hombro voy ahora apoyar mi cabeza?
Quién me dará ánimo, me escuchará, quién dirá la palabra justa en el momento adecuado.
Esto es ser egoísta, lo sé, pero es que soy egoista, y quién no es egoísta cuando se ha tenido lo mejor, eso no es ser egoísta, es no ser tonto.
Bueno, el tiempo se me acaba, me vine a hablar contigo al locutorio, pedí línea, me metí en una cabina, descolgué el teléfono y me quedé mudo, esperando que contestaras al otro lado del aparato, esperando oir tu voz, tu voz que aún resuena en el espacio como un dulce sonido de amor.
Voy a irme, no tengo ningún número para marcar, no hay ningún teléfono de información que me pueda decir nada, y el cielo no tiene operadora, allí va uno y queda incomunicado, ni teléfono, ni internet, ni blog, ni nada.
¿Vas a seguir leyendo el blog desde el cielo?
Sabes que muchas de las tonterías que escribí las escribí por ti, para sacarte una sonrisa, lo sabes, verdad...
Bueno, seguiré por ti con el blog, lo seguiré escribiendo sólo para ti, y mientras, si quieren, que lo lean los demás, espero que lo leas desde allá arriba, aunque no me digas nada sabré lo que dirás siempre, en cada ocasión.
Y no te preocupes por mí, de una manera u otra podré con esto, aunque ha sido duro, sabes, más duro de lo que nunca pensé, mucho más duro aún de lo que imaginaba.
Bueno, ahora sí que me despido, adiós, y adiós.
Te quiere,

el paseante

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