jueves, 29 de noviembre de 2012

Mis conversaciones con Woody (10).


- ¿Qué te pasa?
- Otra vez con el qué te pasa, me tienes aburrido.
- Perdona, no quería molestarte, es que me da la impresión como de que estás enfadado.
- ¿Enfadado?
- Sí, enfadado conmigo.
- ¿Contigo?
- Sí, conmigo.
- No, para nada, ¿Por qué había de estarlo? ¿Es que hay algún motivo tal vez?
- No lo sé, por eso te pregunto.
- No, Woody, no estoy enfadado contigo, deja ya de darme la matraca.
- Bueno, vale, había pensado que podíamos ir luego a tomar algo y así nos distraemos un poco.
- ¿Distraernos? ¿De qué?
- De todo, de los problemas, de la vida, de los agobios, ¿no te apetece?
- Bueno, vale.
- Podemos ir a nuestro bar de siempre.
- El de la música de jazz...
- Ése, ¿te apetece?
- Pues sí, me apetece.
- Vale, bueno, me alegro, que ya sabes que me tienes para lo que necesites.
- Vale, Woody, ya lo sé, y perdona si en algún momento estoy algo tenso.
- No tienes que disculparte de nada.
- Sí, sí, me tengo que disculpar.
- Que no.
- Que sí.
-  ¿Oye, estás seguro que quieres realmente que vayamos luego a tomar una copa o lo haces porque piensas que estoy mal?
- No, no, me apetece de verdad.
- Pero de verdad...
- Claro jr, de verdad..
- Bueno, pero sin compromisos, no te sientas obligado.
- Un placer.
- Gracias.
- Lo que no me puedo quedar es hasta muy tarde.
- Bueno, pues si te viene mal lo dejamos.
- Que no, pero no nos vamos muy tarde.
- ¿Hasta que hora?
- No sé, las ocho más o menos.
- Bien, de sobra.
- Por cierto, quiero comentarte unas cosas mías también.
- ¿Tuyas?
- Sí, mías, pero ya te comento luego...
- Vale.

el paseante

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