lunes, 14 de noviembre de 2011

Ya viene el sol.



Una noche de resaca,
al tratar de despertar,
noté que por el ombligo me empezaba a desinflar,
que mi cuerpo se arrugaba como un papel vegetal,
e iba pasando, qué curioso, al estado gaseoso.

Y tras la metamorfosis, me sentí mucho mejor:
era un aire gris oscuro y con bastante polución.
Se notaba, en cualquier caso, que era aire de ciudad,
que si bien no es el más sano, lo prefiere el ser humano.

Aire, soñé por un momento que era aire: oxígeno, nitrógeno y argón, sin forma definida ni color.
Fui aire volador.

Como yo soy muy consciente, hasta en esta situación,
decidí ser consecuente con mi nueva dimensión
y probé a ser respirado por la que duerme a mi lado.
Sin entrar en pormenores, yo sé hacer cosas mejores.
Como no me satisfizo la experiencia sexual,
se me inflaron los vapores: me convertí en huracán.
Di unas tres o cuatro vueltas y a la quinta me cansé.
Este cuarto es muy pequeño para las cosas que sueño...

Aire, soñé por un momento que era aire: oxígeno, nitrógeno y argón, sin forma definida ni color.
Fui aire volador.

Y lo siento por mi novia y el cristal que me cargué.
Me escapé por la ventana y en picado me lancé,
pero tuve mala suerte y cuando iba a remontar me volví otra vez humano: no faltéis al funeral.

Aire, soñé por un momento que era aire: oxígeno, nitrógeno y argón, sin forma definida ni color.
Fui aire volador

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