miércoles, 14 de agosto de 2013

Agosto y yo.




Nací en agosto, en pleno agosto, el día 14, de hace ya 53 años, parece que fue ayer…
Cuando era niño cada año celebraba el cumpleaños en un lugar de veraneo diferente, eso hacía que cada año ese día resultara diferente, con recuerdos particulares, ligados a un lugar de vacaciones en concreto.
Últimamente, desde hace mucho tiempo, paso siempre mi cumpleaños en Madrid y trabajando, no me gusta irme de vacaciones en agosto, todo está lleno de gente y además hace mucho calor, en Madrid también hace mucho calor, pero al menos Madrid se queda medio vacío y uno puede disfrutar algo más de lo habitual de su ciudad, Madrid sería ideal si tuviera la población que tiene en agosto.
Agosto itinerante primero, sedentario después, pero agosto en mi vida como la culminación de mi vida, su cénit, su punto de partida, su origen. Vuelvo a agosto año tras año para volver a nacer.
Tardé mucho en nacer, tanto mi madre como yo éramos primerizos, mi madre en parir, yo en nacer, claro, sólo se nace una vez, que sepamos al menos, con frecuencia tengo una pesadilla en la cual atravieso angostos pasillos, laberintos cada vez más estrechos y complicados en los cuales quedo atrapado y me despierto alterado, creo que son remembranzas del parto, también creo que mi claustrofobia viene de ahí, eso pienso.
Nací a las 5 de la mañana según recuerda mi madre, estuvo toda la noche de parto, soy por tanto Leo ascendente Leo, sobredosis de Leo, Leo al cuadrado, muy Leo.
El sol coronando mi carta astral por todas partes, el león rugiendo sobre mi signo, haciendo temblar el universo o mostrándose dócil, sumiso y cariñoso como un delicado gatito, depende, los dos extremos son posibles en mí, aunque con los años cada vez soy más gatito y menos león.
Ser león no te lo perdonan, ser gatito gusta más pero lleva también a que abusen de ti, lo que sucede es que los gatitos también dan zarpazos a veces, y hacen más daño porque te pillan más desprevenido, con un león estás alerta, con un gato no tanto.
Calor, mucho calor en agosto y yo naciendo, me empeñé en venir a este mundo en un momento difícil, al menos de temperatura, y en los hospitales hay además poco personal, doblemente difícil, y encima de madrugada, triplemente difícil, parece como si tuviera un especial empeño en venir a este mundo, era puro desconocimiento, sabiendo lo que sé ahora no hubiera venido para nada, me hubiera quedado en el limbo, donde se quedaban los niños que no llegaban a nacer, eso decían, en cualquier caso debió de ser una gran alegría para mis padres, un bebé bastante saludable, muy bien de peso, tal vez llorón, no lo sé, supongo, todos los niños lloran al nacer.
No tengo recuerdos de aquellos momentos, lógico, era muy pequeño, hay alguna foto de mis primeros momentos en la vida, estoy tendido encima de la cama de mis padres con un pañal de esos que se llevaban en los años 60, es decir, de tela, luego había que lavarlos y tenderlos, menudo rollo, mucho trabajo.
Los niños damos mucho trabajo a los padres durante toda la vida, por eso creo que debo agradecer a mis padres sus desvelos, su lucha  por sacarme adelante y todo su cariño, su ejemplo, su enorme generosidad, todo lo que tengo se lo debo a ellos, sin ellos no hubiera sido nada en la vida.

El paseante

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