viernes, 7 de diciembre de 2012

Amanece que no es poco... El paseante economista.



Increíble, ayer amaneció, y hoy también, eso parece, hoy no lo he visto porque cuando me meto en el metro para ir al trabajo es aún de noche, pero ayer era fiesta , el día de la Constitución, y pude fotografiar el amanecer que era precioso, de color violeta como puede apreciarse en las fotos.
El cosmos, el universo, los planetas, la naturaleza, todo sigue su curso pese a la crisis, se diría que la crisis no es algo planetario, sino que se refiere sólo a España, bueno, más bien a aspectos financieros, porque en mi pueblo las cosechas siguen su ritmo, la vendimia, las cebollas, las calabazas, las nueces..., todo a su tiempo va llegando con una naturalidad asombrosa, como si nada, como si la crisis no existiera, increíble.
Tal vez más que crisis sobrevenida se trate de una realidad no reconocida o asumida, la de que somos pobres y siempre lo hemos sido aunque quisiéramos vivir de espaldas a esa realidad.
Una vez que asumamos nuestra pobreza, desde mi punto de vista solamente financiera, deberemos definir esta clase de pobreza que nos aqueja y circunscribirla a sus justos límites, es decir, la imposibilidad o extrema dificultad de conseguir financiación para poder seguir viviendo fingiendo que somos ricos.
Y una vez hecho esto tendremos que adaptar nuestras expectativas a la realidad y hacer cosas factibles, por ejemplo, volver a la naturaleza, a lo esencial, y producir lo que la tierra ofrece de manera autónoma, autoabastecernos. Hay mucho campo improductivo.
Y centrarnos en sectores en los que podamos destacar, si nos empeñamos en querer hacer las mismas cosas que Alemania fracasaremos seguro, nosotros somos mejores en cosas diferentes, y quién dice Alemania dice cualquier otro país.
Bueno, son ideas...
Sería necesario volver a un cierto planteamiento autárquico, tal vez nos hemos perdido queriendo ser lo que no somos.
Otro tema es que una vez asumamos que somos pobres debería hacerse una distribución más equitativa de la pobreza, pero eso es harina de otro costal...

(continuará)

el paseante economista


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