viernes, 18 de enero de 2013

Las aventuras de Pumby (2). El coche de papá.




Las aventuras de Pumby. Diario de un niño franquista. El coche de papá.

Era un niño franquista, no me importa reconocerlo, un niño es siempre inocente, fui un niño franquista involuntario, ahora me doy cuenta, nadie me obligó a ser franquista en realidad, el franquismo estaba ahí y yo estaba dentro, simplemente, como un pez dentro de la pecera, bebía del agua del franquismo porque era la única agua que conocía, no sospechaba que podía haber otras aguas, otras peceras, y beber había que beber.

Blub, blub, blub, respiraba dentro de la pecera, no me asfixiaba, claro, era lo único que conocía, es como lo del mito de la caverna de Platón, yo sólo conocía las sombras y pensaba que ésa era la única realidad, no sabía aún que las sombras eran proyección de la realidad, no había aún salido de la caverna, tampoco sabía que existiera tal caverna y que yo estuviera dentro, como en la película El show de Truman, así fue mi infancia, el franquismo fue eso, como el show de Truman en todo un país, todo estaba preparado como en un gigante live show.

Me acuerdo ahora perfectamente de mi infancia, la edad tiene estas cosas, no me acuerdo de lo que he comido hoy y me acuerdo de Pumby, de la señora del collar de perlas y de las pastas llamadas de perro.

Un mundo que en el recuerdo parece irreal, un mundo pretérito, como una prehistoria anterior a la era Internet, los teléfonos móviles y el whatssap, un mundo de lápices y papeles, teléfonos de baquelita con dial y televisión en blanco y negro con sólo dos cadenas la uno y la dos.

Con Franco vivíamos mejor, no lo sé, yo viví muy bien, desde luego, tenía un buen nivel de vida, esto suena un poco chulo, como prepotente, pero es verdad, es cierto, papá tenía un buen trabajo, ganaba bastante dinero, mamá era la mejor educadora, cuidadora, psicóloga, cocinera, la más guapa, la más cariñosa.

No sé si contar esto será impopular pero con Franco nosotros vivíamos muy bien, no se pagaban impuestos, papá nunca hacía declaración de la renta, cuando hubo que hacerla un amigo se la hacía y era todo falso, bueno, espero que después de esto no le hagan una paralela, ya han pasado más de 40 años, teníamos un Seat 1430 tapizado en terciopelo gris y con reposacabezas, motor 1.600 Fiat, aquello iba como una bala, superconfortable, un lujo, y veraneábamos cada año en una playa diferente de España, también teníamos un apartamento en la Sierra, bueno, lo dicho, vivíamos bastante bien, y en casa se comía de maravilla, eran todo productos naturales no como ahora que todo es transgénico, la leche era leche fresca, los tomates eran tomates y los pepinos eran pepinos, también tengo que decir que las lechugas eran lechugas, esto es muy importante, y traían una carne de Argentina que era exquisita, había sifones y yo bebía vino con agua, menudo borracho, y un corto de cerveza en los bares, ahora un niño no toma nada de eso, eran otros tiempos, iba siempre de pantalón corto hasta en invierno, el pantalón corto en invierno era de pana, ésa era la diferencia, luego te ponían unos calcetines de lana hasta la rodilla, mi madre decía, Jose hijo ponte las medias que hoy hace mucho frío, eran como las medias de los futbolistas, y te entraba el frío  por la entrepierna hasta los cataplines, no importaba, era el franquismo, estaba bien, uno no sabía ni qué era el franquismo, te enseñaban en el cole la formación del espíritu nacional, FEN abreviado, que no servía para nada, era una maría como la religión y los trabajos manuales, el profesor era siempre de falange, eran muy raros, yo tuve uno que se parecía a José Antonio Primo de Rivera pero con piorrea, y otro que era enano y tenía un huevo en la frente, nos reíamos de él porque el huevo seguía creciéndole día a día y él cada vez más furioso, menudo cuadro, como para enterarte de los tercios de representación en las Cortes Generales, creo que eran los sindicatos, la familia, y no sé cuál era el tercero, se me ha olvidado, ya os digo que estudié poco esa asignatura, era una maría, a veces sueño que me vuelven a suspender siempre la FEN y tengo que dejar de estudiar y me hago mecánico de coches y reparo el 1430 de mi padre motor 1.600 Fiat con asientos de terciopelo gris y reposacabezas.

Ese coche lo conservó mi padre durante años y años, lo condujo después mi madre y yo también, imaginaros lo que duró, y os puedo decir que jamás he conducido un coche mejor, el cambio de velocidades y el reprise de aquel coche eran realmente algo mágico, he conducido otros coches después y no hay color, como el 1.430 de papá nada, bueno, perdonad, a veces digo cosas como de Chabeli Iglesias.

Habrá que hablar también de los sindicatos de aquella época, ¿verdad?, nada que ver con los de ahora, claro…

(continuará)

El paseante


No hay comentarios:

Publicar un comentario