Tanto tiempo disfrutamos de este amor,
nuestras almas se acercaron tanto así,
que yo guardo tu sabor
pero tú llevas también, sabor a mí.
Si negaras mi presencia en tu vivir
bastaría con abrazarte y conversar,
tanta vida yo te di
que por fuerza tienes ya sabor a mí.
No pretendo ser tu dueño
no soy nada, yo no tengo vanidad,
de mi vida doy lo bueno,
yo tan pobre que otra cosa puedo dar.
Pasarán más de mil años, muchos más;
yo no sé si tenga amor la eternidad,
pero allí tal como aquí
en la boca llevarás sabor a mí.

Armando Manzanero