lunes, 18 de febrero de 2013

La película de la semana. Amarcord. Federico Fellini. 1974.




Amarcord (mis recuerdos). Federico Fellini. 1974.

Tengo la sensación viendo esta película de que la vida es siempre algo incompleto, imperfecto, imprevisto, improvisado, precario, que te pilla desprevenido siempre, que no sabes bien cómo afrontar, y que casi siempre es algo que tú no decides, que te viene dado, que depende del destino, es una especie de fatalismo como de tragedia griega, dejémonos llevar, parece decir la película, al fin siempre llegaremos al mismo lugar lo queramos o no.

Según transcurre la película nos vamos identificando con los diferentes personajes que por ella van pasando, es una película coral, sin unos protagonistas definidos, tal vez el protagonista sea el pueblo en el que tiene lugar, sus gentes, sus costumbres, una especie de teatro de la vida, de vida que no parece real, que parece falsa, pero que es, precisamente por eso, más real aún, y es que si filmaran nuestra vida, la vida de cualquiera de nosotros y nos la proyectaran para verla nos parecería algo inverosímil para cualquiera y más aún para nosotros, seguramente si viéramos nuestra vida en una película nos reiríamos, nos sorprenderíamos, nos escandalizaríamos, pensaríamos que habían exagerado al contarla para hacerla más atractiva, que está caricaturizada, que no somos así en realidad.

Y eso pasa a la inversa viendo esta película porque al verla vemos al fin cómo realmente somos, inverosímiles, como inverosímil es la vida misma, llena de pequeñas tonterías en el día a día, tonta, repetitiva, absurda, a veces cruel.

La vida sin más proyectada en la pantalla, poblada de personajes, situaciones, escenarios, paisajes, luz, penumbras, y sonidos, y música, claro, la deliciosa música compuesta por Nino Rota para la película.

Si queréis saber cómo sois en realidad debéis de verla, así podréis comprobar lo tontos que sois.

El paseante

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