jueves, 14 de febrero de 2013

La lectura del fin de semana. El novelista ingenuo y el sentimental. Orhan Pamuk. 2011.




El novelista ingenuo y el sentimental. Orhan Pamuk.
                                                                                             

Acabo de leer hace unas semanas este pequeño ensayo del premio Nobel turco sobre la novela, está basado en una serie de conferencias que pronunció en la Universidad de Harvard en 2009.

Es, por ahora, el último libro del autor, del cual ya os recomendé la lectura de Estambul, obra ésta de recuerdos y remembranzas de sus orígenes y de la ciudad de Estambul durante su niñez y juventud que contiene además interesantes documentos gráficos que ilustran el contenido de estas memorias de los inicios en la vida de su autor.

Volviendo al libro que hoy nos ocupa os diré que se trata de la manifestación de lo que Pamuk entiende que es una novela, lo que supone tanto para el lector como para el escritor, cuyas actividades respecto a la novela, el leer como el escribir, van en paralelo, tratando ambas de encontrar lo que él denomina el centro de la novela, es decir, su propósito último, cuyo descubrimiento es la principal motivación tanto de la lectura como de la escritura.

Diferencia Pamuk dos tipos de escritores y por ende también dos tipos de lectores, el ingenuo y el sentimental, según esto los primeros no buscan nada a través de la novela, simplemente distraerse, siendo el paradigma de esto la literatura de género y de evasión, por el contrario tanto el lector como el escritor sentimentales sí buscan algo a través tanto de la lectura como de la escritura, y es precisamente ese centro secreto de la novela lo que buscan hallar al fin en sus páginas, y ese centro no es sino una propuesta sobre el verdadero significado que tiene la vida, todo ello a través de una trama cargada de detalles, descripciones, personajes, situaciones, pensamientos, sentimientos, emociones, escenarios, paisajes…

Habla Pamuk de la doble consideración que todo escritor tiene también como lector, de sus experiencias propias en ambas actividades, la de lector y la de escritor, y de sus novelas favoritas, Anna Karénina, En busca del tiempo perdido, La montaña mágica, el Ulises de Joyce, y Las olas de Virgina Woolf.

Pone un ejemplo bellísimo de descripción en la que hay que averiguar qué es lo que el autor quiere transmitirnos más allá de la literalidad del texto, y no sólo respecto a los sentimientos de su protagonista sino de nuestros propios sentimientos al identificarnos con la protagonista, es decir, el mensaje que el escritor nos quiere hacer llegar sobre ese centro de la novela, ese significado profundo sobre la vida, al cual va haciendo sucesivas aproximaciones a lo largo de la misma, se trata de un fragmento de Anna Karénina en el cual Tolstoy describe como Anna viaja en tren de regreso a su casa desde Moscú donde ha asistido a una fiesta en la cual se ha encontrado por primera vez con el que será más adelante su amante, el Conde Vronski, la nieve cae al otro lado de la ventanilla y uno parece transportarse al compartimento del tren, a la magia del momento, al silencio de la nieve que dulcemente cae sobre el campo, y a los sentimientos incipientes que la protagonista abriga en su corazón.

Este fragmento parece ser el centro secreto de todo el ensayo de Pamuk sobre la novela, Anna Karénina viaja en el compartimento de un tren de regreso a su casa, fuera cae la nieve…

Me he sentido profundamente identificado con este ensayo, es más, me ha sucedido algo que me sucede con algunos escritores como Pamuk, me parece que saben cosas de mí que hasta yo mismo desconozco, que escriben como si me hablaran desde dentro de mis pensamientos, como si fueran la voz de mi conciencia, como si fueran, en definitiva, yo mismo, y ésa es la gran literatura, la literatura con mayúsculas, aquélla en la que te ves a ti mismo, y sientes como si la estuvieras viviendo.

P.d.- Este libro lo compré porque me salió al paso, estaba expuesto en el escaparate de una librería de la calle Santa Isabel, junto al viejo cine Doré, una librería encantadora que recomiendo visitar, solamente ver el local vale la pena (fijaros en los escaparates, la tarima y la vigas vistas, en el mobiliario, todo absolutamente galdosiano), tienen además unas selección de libros escogida con muy buen gusto, es librería-cafetería y tiene wifi. Modernidad y tradición sabiamente conjugadas en un lugar lleno de encanto bohemio e intelectual.

El libro como digo me miró cuando yo pasaba y me saludó, levantó su pequeña mano de niño y me dijo: adiós José Ramón, yo seguí caminando calle abajo, al llegar al antiguo hospital de San Carlos caí en la cuenta y me dije a mí mismo: pero si me ha saludado un libro, es inverosímil, y volví a por él para leerlo y tenerlo ya siempre junto a mí.

El paseante


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