viernes, 7 de septiembre de 2012

El otro día vi una chica en el metro...


El otro día vi una chica en el metro con unas piernas preciosas...

No es la de la foto, aunque la de la foto también tiene unas piernas estupendas.

Entró la chica de las piernas preciosas en el vagón y se puso enfrente, enseguida notó que la miraba, ella sabía que era guapa, atractiva, y sobre todo sabía que tenía unas piernas preciosas, las mostraba llevando una vaporosa minifalda que resaltaba sus perfectas proporciones, y unos estilizados tacones que las elevaban como mostrándolas en escaparate.

Me miró, la miré, y se sumergió en su móvil, lógicamente notó que la seguía mirando de vez en cuando, al cabo de dos paradas se bajó del vagón.
Tenía unas piernas únicas, difíciles de encontrar tan perfectas y atractivas.

Toda ella en sí era más que de una belleza perfecta o académica, de una belleza poderosamente atractiva, sensual.

Las mujeres saben todo eso de ellas mismas y lo saben mostrar, una mujer bella es un regalo para la vista, como una obra de arte única, inigualable, inimitable.

Y tan bien arregladas, maquilladas, vestidas, con todos esos complementos que potencian su sex appeal.

el paseante
 

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