martes, 30 de abril de 2013

Madriz esencial (3). Librería La fugitiva.




Es mi librería favorita de Madrid, ya os he hablado de ella con anterioridad cuando os recomendé el pequeño ensayo sobre la novela de Pamuk El novelista ingenuo y el sentimental, ¿recordáis que me saludó desde el escaparate?

Está en el número 7 de la calle Santa Isabel, cerca del antiguo cine Doré, hoy sede de la Filmoteca, al lado de la plaza de Antón Martín, en la foto podéis verla, se llama La fugitiva, en honor a la obra de Proust según me dijo el dependiente, ayer por la tarde volví a pasar por ella de camino al Retiro, por cierto, estaba el Retiro precioso, ya apuntaba la primavera en las flores de los almendros que tímidamente comenzaban a aparecer iluminadas por el último sol de la tarde de invierno.

Siempre que paso por la librería entro a ver qué tienen y como la selección de libros es tan buena siempre compro algún libro que otro, más de los que pensaba generalmente, hay un momento en el que dejo de mirar los libros por temor a acabar llevándome todos, ayer acabé comprando más de la cuenta, me gasto más en libros que en comer, me gasté 45 euros en los libros que veis en la foto, más tarde fui al supermercado y sólo me gasté 22 euros.

No me pude resistir a esa edición en dos tomos de Las mil y una noches con ilustraciones de Gustavo Doré, a ese pequeño librito titulado Vida y opiniones filosóficas de un gato de Taine, al Lincoln de Gore Vidal que andaba buscando desde hace tiempo y que ahora vuelve a estar de moda por la película, y a esa novelita de Henry James Los europeos en una cuidada edición de hace ya 10 años.

Lo que digo, una buena selección la que tienen en esta librería, muy acorde con mis gustos y mi sensibilidad, además es un deleite entrar y contemplar un local intacto desde los tiempos de don Benito Pérez Galdós, con sus vigas vistas, su tarima de grandes listones de madera gastada por el paso de los años, los postigos de las ventanas, los escaparates, las alhacenas, todo de la época de Galdós, y con wifi y cafetería, lo que ya os dije, modernidad y clasicismo sabiamente conjugados, lo de la cafetería consiste en que sirven café con galletitas y que hay algún velador con sillitas entre las estanterías y mesas cargadas de libros, tampoco esperéis más, siempre está llena de gente joven pegada al portátil por lo del wifi, se piden un té o un café y echan allí la tarde, y luego entra alguien como yo y compra libros, supongo, uno compra libros cuando tiene dinero pero no tiene tiempo de leerlos, lo contrario a cuando era joven que tenía tiempo y no tenía dinero, y uno compra, todo hay que decirlo, desde siempre, más libros de los que lee, con la esperanza de que algún día tendrá tiempo para leerlos.

Bueno, nada más, espero que visitéis la librería, aunque no compréis nada vale la pena ver el local, es muy interesante, tal vez me estoy poniendo un poco pesado con lo de esta librería pero es que me tiene hechizado, no es que me den comisión, todo lo contrario, cada vez que paso allí me dejo los cuartos, y es que un libro siempre permanece, es un valor seguro, algo inmortal, y os pregunto: ¿puede tener precio la inmortalidad?

El paseante

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