martes, 30 de octubre de 2012

La respuesta al reencuentro.



Sombra, sombrita, no te pases, después de más de cinco semanas sólo se te ocurre decirme esto, vaya caca, y perdona la expresión, voy a acabar pensando que no estás enamorada ya de mí como antes lo estabas, y no me digas que no lo estuviste porque esas cosas se notan, esas cosas no se pueden ocultar, tú me amabas sombra, tú eras mi sombra, y ahora desapareces en un halo de indiferente distancia, y eso viene a probarme que tu amor no fue sincero sino interesado, no te interesaba yo sino el paseante, quisiste conseguir celebridad, fama, despertar el interés de los demás, ser alguien por fin, a través de mí, nada más, no me engañan tus frías palabras, no me sirven, más bien me desvelan cuáles fueron tus verdaderas intenciones.
Pero no me importa sombra porque yo nunca te quise en realidad, yo también fingía, y sabes por qué fingía..., pues muy sencillo, fingía por pena, porque tengo muy buen corazón y no quería hacer daño a una sombra tan frágil, aunque a la postre resultara no ser tan frágil, sino más bien una sombra taimada...

el paseante a su sombra

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