martes, 9 de octubre de 2012

Decíamos ayer. Franco y yo y otras historias. Octubre 2011 (2).


 


Caigo dentro de ti.


Caigo dentro de ti

Caigo dentro de ti, amor
Como quién cae por una catarata de olvido
Caigo dentro de la blanca espuma de tu alma
Líquido elemento de transparente pureza
Caigo dentro de ti, amor
Como quién cae por una catarata de dicha
Caigo dentro de la infinita felicidad de tu sonrisa
Suave viento que me contempla desde una lejana aurora
Caigo dentro de ti, amor
Como quién cae para no levantarse nunca más
Caigo dentro de tu vida toda, de tu sangre toda
Pulso de amor que enloquece mis venas
Caigo dentro de ti, amor
Como quién cae para no volver ya más
Caigo por entre tu mirada en el lago azul de tus ojos
Caigo dentro de ti, amor
Como quién cae sin saber que está cayendo
Caigo dentro de tu boca entreabierta como fruta madura
Tenue amanecer lleno del murmullo de tu amor
Caigo por entre el placer de tus labios
Por entre el vértigo de tu mirada
Sin sujetarme, tus manos me siguen dejando caer
Y así me voy de ti
Me pierdo lejos donde ya no estás
Y tú quedas lejano y solo
Como una nube que perdida en el cielo
Quiere volver
Sin poder volver

José Ramón Carballo.
Octubre 2011.

Me voy de vacaciones (otra vez).


Regreso el 2 de noviembre...

Os dejo esta foto mía desnudo para que me recordéis.

Parezco un dios griego, ¿verdad?, parezco el dios Apolo.

Soy, lo sé, un mito erótico, un sabio, un pope, un gurú, un hombre santo.

Con la foto podéis hacer lo que queráis, siempre os lo digo, lo que queráis..., me habéis estado llamando para preguntarme si podíais hacer ciertas cosas con mis fotos, si me molestaba, bien sabéis que para mí será también un placer, un placer compartido, recordad que el blog lo hacemos entre todos en el día a día, en los momentos más íntimos también.

Disfrutad la foto mientras estoy de vacaciones, así estaréis entretenidos y no me echaréis tanto de menos.

Me voy, os dejo el blog en vuestras manos, cuidarlo, beber de sus fuentes, y recordad que es de todos, a la vuelta nos reencontraremos con nuevas ideas y energías renovadas, aprovechar este tiempo para sumergiros aún más en las cristalinas y profundas aguas del blog y así refrescar los pensamientos.

No quiero que os vengáis abajo, ánimo, enseguida vuelvo a estar con vosotros.

Os quiere,

El paseante.

Besos para todos.

Os voy a echar mucho de menos.

Ya llevamos más de 1.500 visitas desde 12 países diferentes en apenas un mes de vida, en el que hemos completado más de 140 entradas diferentes.

Gracias a todos por vuestro interés y participación y por las valoraciones tan positivas del blog que me habéis hecho llegar.

Y saludos: Germany, Russia, United States, India, Mexico, Ecuador, Argentina, United Kingdom, Guatemala, etc...

He venido para ver...


He venido para ver
He venido para ver semblantes
Amables como viejas escobas,
He venido para ver las sombras
Que desde lejos me sonríen.
He venido para ver los muros
En el suelo o en pie indistintamente,
He venido para ver las cosas,
Las cosas soñolientas por aquí.
He venido para ver los mares
Dormidos en cestillo italiano,
He venido para ver las puertas,
El trabajo, los tejados, las virtudes
De color amarillo ya caduco.
He venido para ver la muerte
Y su graciosa red de cazar mariposas,
He venido para esperarte
Con los brazos un tanto en el aire,
He venido no sé por qué;
Un día abrí los ojos: he venido.
Por ello quiero saludar sin insistencia
A tantas cosas más que amables:
Los amigos de color celeste,
Los días de color variable,
La libertad del color de mis ojos;
Los niñitos de seda tan clara,
Los entierros aburridos como piedras,
La seguridad, ese insecto
Que anida en los volantes de la luz.
Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo.

Luis Cernuda. Donde habite el olvido.

Dormir contigo.



Ese momento
cuando tus pasos van sonando en la escalera
me vuelvo loco, mi sangre hierve y mi pulso se acelera
y me imagino la humedad de tu esperado respirar
y me estremezco de saber como te voy a conquistar
Ese momento
lo considero tan egoistamente mio
Ese momento
en donde acaban expresiones y palabras
cuando tus manos se depositan en la fiebre de mi tiempo
Ese momento
yo no creo que se pueda describir
que se autoriza mi vida plena una forma de morir
Ese momento
lo considero tan egoistamente mio
Ese momento yo lo espero siempre cada atardecer
miro la puerta de ese espacio donde vas aparecer
Ese momento
lo considero tan egoistamente mio
Ese momento...

(dedicado a mi amigo Julio que se ha enamorado, otra vez)

La soledad de los planetas.


(entrada en construcción)

The loveliest and saddest landscape in the world.


 
This is, to me, the loveliest and saddest landscape in the world. It is the same as that on the preceding page, but I have drawn it again to impress it on your memory. It is here that the little prince appeared on Earth, and disappeared.
 
Look at it carefully so that you will be sure to recognise it in case you travel some day to the African desert. And, if you should come upon this spot, please do not hurry on. Wait for a time, exactly under the star. Then, if a little man appears who laughs, who has golden hair and who refuses to answer questions, you will know who he is. If this should happen, please comfort me. Send me word that he has come back.

Antoine de Saint-Exupéry. The little prince.

The forbidden garden.



This time she came upon a large flower-bed, with a border of daisies, and a willow-tree growing in the middle.

`O Tiger-lily,' said Alice, addressing herself to one that was waving gracefully about in the wind, `I wish you could talk!'

`We can talk,' said the Tiger-lily: `when there's anybody worth talking to."

Alice was so astonished that she could not speak for a minute: it quite seemed to take her breath away. At length, as the Tiger-lily only went on waving about, she spoke again, in a timid voice -- almost in a whisper. `And can all the flowers talk?'

`As well as all can,' said the Tiger-lily. `And a great deal louder.'

`It isn't manners for us to begin, you know,' said the Rose, `and I really was wondering when you'd speak! Said I to myself, "Her face has got some sense in it, thought it's not a clever one!" Still, you're the right colour, and that goes a long way.'

`I don't care about the colour,' the Tiger-lily remarked. `If only her petals curled up a little more, she'd be all right.'

Alice didn't like being criticised, so she began asking questions. `Aren't you sometimes frightened at being planted out here, with nobody to take care of you?'

`There's the tree in the middle,' said the Rose: `what else is it good for?'

`But what could it do, if any danger came?' Alice asked.

`It says "Bough-wough!" cried a Daisy: `that's why its branches are called boughs!'

`Didn't you know that?' cried another Daisy, and here they all began shouting together, till the air seemed quite full of little shrill voices. `Silence, every one of you!' cried the Tiger- lily, waving itself passionately from side to side, and trembling with excitement. `They know I can't get at them!' it panted, bending its quivering head towards Alice, `or they wouldn't dare to do it!'

Alice in Wonderland. Lewis Carroll.

El Retiro y la última luz del sol.

Una luz que agoniza.

















Apple.


"Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he encontrado para tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque casi todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el temor a la vergüenza o al fracaso todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solo aquello que es realmente importante. Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay ninguna razón para no seguir a tu corazón".
Steve Jobs.

Las flores de Tirso de Molina.





Es cosa de enamorados, los jóvenes del barrio de Lavapiés suben a comprar flores para sus enamoradas a los quioscos de la plaza de Tirso de Molina, es un comercio que vive del amor, plantas y flores, bellas creaciones de la naturaleza que perfuman el aire y llenan la plaza con los colores de un bello jardín.

"Te quiero", parecen decir todos los ramos ya preparados a quién quiera comprarlos, "I love you", "I love you so", te quiero tanto, exclama toda la plaza al unísono desde las casetas llenas de flores, y el aire se llena de suspiros de amor para quién quiera recogerlos, el amor sobrevuela la plaza en forma de pajarillos que se posan sobre los árboles y los arbustos de los parterres, huele a primavera todo el año en la Plaza de Tirso de Molina y se miran los amantes a través de la luz primaveral que siempre reflejan las flores aunque sea invierno.

Vive la plaza siempre en primavera, rompen el cielo los trinos de los pájaros, la fresca brisa del amor sopla por entre las esquinas de las calles que van a dar a la plaza, y el amor se eleva hasta las nubes desde donde cae una suave y delicada lluvia de sentimientos que limpia el alma de los transeuntes.

Plaza, te quiero, ya te lo había dicho antes pero te lo repito, quiero tu abrazo sobre mí y tu beso abierto como los pétalos de una flor.

El paseante.
Otoño 2011.

The little prince and the sunsets.

Chapter 6



Oh, little prince! Bit by bit I came to understand the secrets of your sad little life... For a long time you had found your only entertainment in the quiet pleasure of looking at the sunset. I learned that new detail on the morning of the fourth day, when you said to me:
"I am very fond of sunsets. Come, let us go look at a sunset now."
"But we must wait," I said.
"Wait? For what?"
"For the sunset. We must wait until it is time."
At first you seemed to be very much surprised. And then you laughed to yourself. You said to me:
"I am always thinking that I am at home!"
Just so. Everybody knows that when it is noon in the United States the sun is setting over France.





If you could fly to France in one minute, you could go straight into the sunset, right from noon. Unfortunately, France is too far away for that. But on your tiny planet, my little prince, all you need do is move your chair a few steps. You can see the day end and the twilight falling whenever you like...

"One day," you said to me, "I saw the sunset forty-four times!"
And a little later you added:
"You know-- one loves the sunset, when one is so sad..."
"Were you so sad, then?" I asked, "on the day of the forty-four sunsets?"
But the little prince made no reply.

Antoine de Saint-Exupéry. The little prince.

Historia de una amistad.



Quiero compartir en esta ocasión una entrevista que Fracesc Arroyo hizo a Rüdiger Safranski en el periódico "El país". La comparto porque hay una parte (la cual he resaltado en azul) que es la que me ha impresionado. Esa parte en la que habla de Schiller. Esta entrevista ha hecho que me intrigue este personaje y estoy seguro de que algún día le conoceré, o al menos eso espero.

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Rüdiger Safranski (Alemania, 1945) es autor de importantes biografías, de esas que aspiran a lo definitivo, de Heidegger, Nietzsche, Schopenhauer y Schiller, además de varios ensayos filosóficos. Mientras trabaja en un tratado sobre Goethe, publica Goethe y Schiller. Historia de una amistad (Tusquets), donde repasa las relaciones fructíferas entre ambos escritores. Recaló en Barcelona para presentar el texto y hablar sobre la percepción del tiempo. 

Pregunta. Señala usted que Goethe y Schiller fueron dos personajes tan distintos que eso fue lo que les permitió entenderse.  

Respuesta. Lo opuesto se atrae, pero además estas posiciones contrapuestas coincidían en lo más alto. Schiller es un idealista que piensa a partir de la conciencia. Quiere llevar la conciencia a la naturaleza. Goethe era amigo de la naturaleza. Schiller luchaba contra ella, incluida la suya, por su enfermedad. Pretendía sacar el máximo posible de su cuerpo enfermo mediante la mente. Tras su muerte, los médicos le hicieron una disección y vieron que todo estaba mal. Uno de ellos afirmó que Schiller debería haber fallecido 10 años antes. Esos 10 años de más son el fruto de su idealismo. 

P. Ambos creen que el escritor debe educar al público y no someterse a él. ¿Qué pasa hoy? 

R. En el apogeo de su fama, Goethe y Schiller creen que son ellos quienes educan y moldean al público. La literatura y la filosofía eran entonces un modelo para la sociedad. Hablamos de la época clásica, en torno a 1800, cuando los creadores tenían un gran prestigio. Hoy, ni la literatura ni la filosofía tienen ese prestigio. Literatura y filosofía son hoy muy oportunistas. Se dan dos situaciones muy opuestas: la de los que por oportunismo se venden al público y la de quienes se encierran en su nicho para resistir contra viento y marea a las tendencias dominantes. Es decir, oscilamos entre el oportunismo y el extremismo estético. 

P. Schiller anota que en épocas de crisis abundan los trepadores. ¿Sigue valiendo? 

R. Desde el punto de vista de la cultura popular, el último líder fue John Kennedy. Desde entonces no ha habido ningún otro político que haya provocado sentimientos en el mundo de la cultura. Pero Schiller hablaba de Napoleón, cuya figura provocó fascinación. Redibujó el mapa político de Europa. Unos lo odiaron y otros lo adoraron, pero sus transformaciones no dejaron a nadie indiferente. Dejó claro que no es la política lo que influye en la cultura, sino que son las fantasías que crea las que mueven la cultura. Goethe se vio con Napoleón en 1808. Fue un encuentro entre dos artistas. 

P. Goethe y Schiller se preguntaron para qué sirve el arte. 

R. La respuesta para Goethe y Schiller es que el arte es un fin en sí mismo. Es como el amor, puede servir a la reproducción, pero es un fin en sí mismo. Hoy la respuesta es mucho más banal. ¿Para qué el arte, para qué la cultura? Están asociadas a beneficios. Un ejemplo: La pasión según san Mateo, de Bach, se estrenó en Lepizig. Hoy, cada vez que se interpreta, hay que buscar dinero para los músicos, el coro... Cuando se habla con patrocinadores, la primera pregunta que hacen es para qué servirá eso. La respuesta del Ayuntamiento de Leipizg es que gracias a estas interpretaciones se promociona la ciudad como centro de negocios. Si Bach oyera eso se revolvería en la tumba. El propio Goethe se consideraba un escritor ocasional. Cuando terminó Fausto lo ató con una cinta y señaló que había que esperar para editarlo a que el público estuviera maduro. Llegó a ser ministro y, como tal, se sabía sirviente de su señor, pero como artista no estaba al servicio del público. Creía que solo debía servirse a sí mismo y al ideal del arte.

El paseante te quiere seducir.


Sólo pretendo eso, seducirte, ¿lo aceptas?, con mis ensoñaciones, por supuesto.

El paseante.

La plaza donde vivo.


De toda la vida se llamó la plaza del Progreso, en ella estaban los famosos almacenes Progreso en tiempos de mis abuelos, luego llamados almacenes Simeón, Franco le cambió el nombre por plaza de Tirso de Molina, será que lo de progreso sonaba demasiado progresista para esa época, y perdón por el pleonasmo.

Tiene una estatua de Tirso de Molina y unos castaños de indias centenarios, también el teatro Nuevo Apolo, el de los musicales, en ella viven entre otros personajes famosos el bailarín Joaquín Cortés, el cantautor Joaquín Sabina, el compositor Luis de Pablo, y yo, el paseante.

También hay un supermercado Lidl, una tahona de toda la vida y la famosa papelería Unión Bolsera Madrileña, también de toda la vida, está la sede de la FAI y de ACNUR.

Casi todo es de toda la vida como puede observarse.

Ahora hay unos quioscos de flores que llenan la plaza del perfume de las flores y dos terrazas llenas de turistas tomando el sol mientras toman un capuccino o una cocacola.

Tiene un cierto aire italiano, siempre concurrida, algo cosmopolita, muy tradicional, tiene carácter y es punto de cita y encuentro de la progresía del barrio de Lavapiés, gracias a ellos la plaza ha recuperado su "progresismo" inicial.

Es mi plaza y la quiero.

Gracias plaza por acogerme cada día entre tus brazos.

El paseante.
Octubre 2011.

Franco y yo.


Cuando mi abuela le veía en la televísión siempre decía lo mismo: ¡pero qué majo es!

Cuando aparecía en "el parte", como ella llamaba a las noticias del telediario, le quedó de la guerra lo del parte de guerra.

Mi abuela y el resto de mi familia habían pasado toda la guerra civil en Madrid y lo pasaron muy mal, eran de derechas, para ellos la entrada de Franco en Madrid fue una liberación.

Me parece estar viendo vuestras caras, vuestros gestos de sorpresa, vuestras miradas de pánico, me parece estar leyendo vuestros pensamientos que dicen:

"No irá este loco a hablar bien de Franco".

Tranquilos, el blog tiene vocación de universalidad y yo también.

Él y yo coincidimos cuando yo era muy joven aún, no me enteraba de nada, si hubiera sido más mayor intuyo que no nos hubiéramos llevado nada bien.

Aborrezco el pensamiento único y la represión vengan de donde vengan.

Además pienso que él me hubiera cerrado el blog, estoy seguro, y no sólo lo hubiera cerrado sino que me hubiera metido en la cárcel por la ley de peligrosidad social.

Franco fue parte del decorado sentimental de mi infancia y de mi adolescencia.

En la clase del colegio había una foto de él junto a un crucifijo y a un cuadro de María Inmaculada, era una foto imperial de él en colores sepia, o tal vez era una foto de un cuadro, no lo recuerdo bien...

Al principio cuando era aún muy pequeño recuerdo que cantábamos el Cara al Sol en el colegio por las mañanas a primera hora, de pie, en fila, y con el brazo en alto.

Pero de eso hace ya tanto tiempo que apenas lo recuerdo...

Por cierto, el Cara al Sol me parece un himno precioso, igual que la Internacional, me emocionan.

Pero hay que cantarlos con la mano o el puño en alto, se sienten más, te llegan mejor al corazón, yo lo he hecho con los dos, con el Cara al Sol sólo de niño y con la Internacional en alguna manifestación, pero enseguida he sentido que los de alrededor me miraban raro, como si no fuera uno de los suyos, y me he sentido extraño, creo que no puedo llegar a ser tan rojo como para eso, me parece que van a llegar mi abuela o mi padre por detrás y me van a bajar el puño.

(continuará)

El paseante.
Octubre 2011.

Adiós señor Presidente.


No quiero, señor presidente, que se quite de en medio sin dedicarle un recuerdo con marca de la casa. En esta España desmemoriada e infeliz estamos acostumbrados a que la gente se vaya de rositas después del estropicio. No es su caso, pues llevan tiempo diciéndole de todo menos guapo. Hasta sus más conspicuos sicarios a sueldo o por la cara, esos golfos oportunistas -gentuza vomitada por la política que ejerce ahora de tertuliana o periodista sin haberse duchado- que babeaban haciéndole succiones entusiastas, dicen si te he visto no me acuerdo mientras acuden, como suelen, en auxilio del vencedor, sea quien sea. Esto de hoy también toca esa tecla, aunque ningún lector habitual lo tomará por lanzada a moro muerto. Si me permite cierta chulería retrospectiva, señor presidente, lo mío es de mucho antes. Ya le llamé imbécil en esta misma página el 23 de diciembre de 2007, en un artículo que terminaba: Más miedo me da un imbécil que un malvado. Pero tampoco hacía falta ser profeta, oiga. Bastaba con observarle la sonrisa, sabiendo que, con dedicación y ejercicio, un imbécil puede convertirse en el peor de los malvados. Precisamente por imbécil.

Agradezco muchos de sus esfuerzos. Casi todas las intenciones y algunos logros me hicieron creer que algo sacaríamos en limpio. Pienso en la ampliación de los derechos sociales, el freno a la mafia conservadora y trincona en materia de educación escolar, los esfuerzos por dignificar el papel social de la mujer y su defensa frente a la violencia machista, la reivindicación de los derechos de los homosexuales o el reconocimiento de la memoria debida a las víctimas de la Guerra Civil. Incluso su campaña para acabar con el terrorismo vasco, señor presidente, merece más elogios de los que dejan oír las protestas de la derecha radical. El problema es que buena parte del trabajo a realizar, que por lo delicado habría correspondido a personas de talla intelectual y solvencia política, lo puso usted, con la ligereza formal que caracterizó sus siete años de gobierno, en manos de una pandilla de irresponsables de ambos sexos: demagogos cantamañanas y frívolas tontas del culo que, como usted mismo, no leyeron un libro jamás. Eso, cuando no en sinvergüenzas que, pese a que su competencia los hacía conscientes de lo real y lo justo, secundaron, sumisos, auténticos disparates. Y así, rodeado de esa corte de esbirros, cobardes y analfabetos, vivió usted su Disneylandia durante dos legislaturas en las que corrompió muchas causas nobles, hizo imposibles otras, y con la soberbia del rey desnudo llegó a creer que la mayor parte de los españoles -y españolas, que añadirían sus Bibianas y sus Leires- somos tan gilipollas como usted. Lo que no le recrimino del todo; pues en las últimas elecciones, con toda España sabiendo lo que ocurría y lo que iba a ocurrir, usted fue reelegido presidente. Por la mitad, supongo, de cada diez de los que hoy hacen cola en las oficinas del paro.

Pero no sólo eso, señor presidente. El paso de imbécil a malvado lo dio usted en otros aspectos que en su partido conocen de sobra, aunque hasta hace poco silbaran mirando a otro lado. Sin el menor respeto por la verdad ni la lealtad, usted mintió y traicionó a todos. Empecinado en sus errores, terco en ignorar la realidad, trituró a los críticos y a los sensatos, destrozando un partido imprescindible para España. Y ahora, cuando se va usted a hacer puñetas, deja un Estado desmantelado, indigente, y tal vez en manos de la derecha conservadora para un par de legislaturas. Con monseñor Rouco y la España negra de mantilla, peineta y agua bendita, que tanto nos había costado meter a empujones en el convento, retirando las bolitas de naftalina, radiante, mientras se frota las manos.

Arturo Pérez Reverte.

Mi marca de regaliz favorita.


Cada vez que viajaba a París mi padre nos traía a mi madre, a mi hermana y a mí estas cajas de regaliz, los tres somos adictos al regaliz.

Desde muy pequeño mi padre siempre que se iba de viaje de trabajo me traía algo, para el caso de que no lo trajera mi madre cuando era muy pequeño se inventó que mi padre llevara siempre en la maleta un pez rojo de plástico, mi juguete favorito, si no había traido nada sacaba el pez y yo me llevaba una gran alegría, casi prefería el pez a que me trajera cualquier cosa, después de unos días de jugar y hasta de dormir con el pez mi madre disimuladamente lo volvía a meter en la maleta para el próximo viaje.

El pez rojo de mi infancia siempre me hace recordar la obra de teatro de Jean Anouil "Los peces rojos" y su famosa frase:

"Quisiera ser cojo o manco o negro, o mejor puta, quisiera ser puta para poder echároslo en cara".

¿Donde estará aquel pez?

El paseante.
Octubre 2011.

El más potente narcótico.


No hay narcótico más potente ni droga más dura, el pensamiento debería prohibirse, los totalitarismos es lo primero que prohiben porque a través de él el hombre es libre, el pensamiento es además la única obra del hombre que perdura siempre, que se transmite con facilidad, se acrecienta, y que pasa de generación en generación, hoy podemos conocer el pensamiento de los antiguos griegos y el pensamiento del vecino de al lado igualmente, y algo universal tiene el pensamiento, el sentido común, un acerbo de pensamiento depurado que ayuda a que el hombre viva mejor en el día a día.

Soy adicto al pensamiento, siempre que puedo me chuto una dósis, el pensamiento me eleva a un plano superior, me saca de la realidad, me distrae de los problemas, con el divago, me voy del presente, huyo de todo y me refugio en él, en sus altas esferas me siento a resguardo de las inclemencias de la vida...

Continuación:

El mundo del pensamiento es mucho más gratificante que el de la realidad, en el mundo de las ideas todo funciona, eres como un dios, es tu obra, la puedes controlar a tu gusto, hasta su posible descontrol depende de ti si te lo propones, sin embargo la realidad es tan desagradecida, tan imprevisible, incoherente y cruel en ocasiones, que asuta verse metido en ella, y siempre tenemos el mundo propio del pensamiento en reserva, modelable a nuestro antojo, sin embargo sobre la realidad con frecuencia no tenemos capacidad de influencia.

El pensamiento es nuestra obra y la realidad es la obra de todos, algo así está claro que difícilmente puede llegar a satisfacernos, me quedo con el pensamiento...

El paseante.

El sustitutivo del amor.


Es el chocolate de la chocolatería Valor en el postigo de San Martín, al lado de mi trabajo, es lo que tiene trabajar en el centro, puedes darte el lujo de desayunar por todo lo alto, además el chocolate levanta el ánimo, está comprobado que es un sustitutivo del amor, genera en el organismo una serie de endorfinas que a nivel cerebral producen sensación de bienestar, como si fuera una droga, igual que cuando te enamoras que pareces chutado todo el día y no necesitas ni comer.

El chocolate con churros vale 2,60 euros, os lo recomiendo, también tenéis rosquillas en lugar de churros, hay terraza en el exterior y todo tipo de delicatessen de chocolate.

Lo dicho, un lujo.

Aprovechar ahora porque en navidades no se puede ni entrar, hay cola.

Abrazos,
El paseante.

Lo políticamente correcto o la ley del embudo.


Cada día aguanto menos a los políticos con sus discursos políticamente correctos, sufren un desdoblamiento de la personalidad, dicen una cosa para convencernos de algo según les convenga y luego ellos hacen la contraria, por ejemplo, nos dicen que nos apretemos el cinturón y ellos se suben el sueldo y además la mayoría cobran varios sueldos a la vez, por el cargo que ocupan y por los que han ocupado, una vergüenza, gobiernan y legislan pensando en sus intereses, ¿alguien va a poner fin a esto alguna vez? ...

Continuación:

Luego está la deslealtad institucional, cuando un Presidente de Comunidad Autónoma habla sin ningún respeto ni pudor del Presidente del Gobierno, o un Alcalde del Presidente de su región, y viceversa, entonces es como si todos los esquemas se vinieran abajo, ridiculizan a las personas que ostentan temporalmente un mandato popular para ocupar esas instituciones, y uno se pregunta: ¿y los propios políticos ni siquiera respetan el "fair play" y las reglas del juego del sistema que ellos mismos han creado, y en el que se supone creen, y del que se están beneficiando?

Las burlas de unos políticos contra otros se vuelven en realidad contra el electorado que ha elegido a esos representantes y les ha dado su mandato, no hacen con esas actitudes sino deslegitimar el sistema.

Una cosa es la crítica constructiva y otra la descalificación y la burla.

El paseante.

"Simplemente amantes..." (la magia del amor).


No estoy preparado para el amor, lo confieso, prefiero la melancolía del amor que pudo ser y no fue a tener que aguantar ese baño de insoportable realidad que es la convivencia, me enamoro poéticamente y soy incapaz de llevar ese amor al terreno de la realidad, donde siempre por lo general fracasa, prefiero la nostalgia, prefiero las penas de amor, son mucho más literarias, más descansadas y menos frustrantes, además siempre puede uno imaginar que el amor regresará aunque sea algo imposible, y ese deseo es más fructífero que la convivencia, mucho más creativo y motivador.

¡Vivan los amores imposibles!...

Continuación:

Los amores imposibles... he tenido tantos que ya ni los recuerdo. Todos han sido imposibles, y hasta los que eran posibles ya me he encargado yo de desbaratarlos.

Todo ha pasado a ser imposible en poco tiempo, pero no por mi parte, o eso creo yo, pero más bien pienso que con mi actitud fomento que mi pareja se ponga imposible, es como si, en lugar de tener que dejar a alguien, prefiriera, de manera subconsciente, provocar que me dejaran, así evito el tener que reprocharme por el papel de verdugo, siendo víctima la conciencia se queda más tranquila.

A base de cometer "errores" me han ido desapareciendo todas mis parejas, hasta el punto en que llegó un momento en el que tener pareja se convirtió para mí en algo así como un entretenimiento pasajero, pero un buen día dejé de practicar ese deporte, creo que porque por primera vez me enamoré de verdad...

El paseante.

LA MÚSICA SEGÚN ANTONIO.


(entrada en construcción)

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