martes, 11 de noviembre de 2014

Los pezones de Bruttini (Un asesino en las calles 63).




63 – Los pezones de Bruttini

Bruttini tenía unos pezones esféricos como bolas de billar, con esos pezones oscuros que coronaban los pechos colmados de Bruttini soñaba Carballo adormilado en el asiento del tren que le llevaba a Barcelona, Bruttini se entregaba a él con su cuerpo espléndido de mujer, y él, Carballo, deslizaba mientras le abrazaba su mano hasta las apretadas nalgas de Bruttini que se abrían al tacto de su dedo como una flor que quisiera ser fertilizada y entregara su delicioso néctar y perfumado aroma a la pasión desbordada de Carballo que le besaba con un deseo incontenible y le mordía los carnosos labios, metía la lengua hasta su campanilla y le chupaba las bolas de billar de sus negros pezones que excitados se convertían en puntiagudas lanzas duras como si fueran de sílex, excitado Carballo se despertó con el traqueteo del tren y se dio cuenta que tenía una erección descomunal, la señora que iba sentada enfrente retiró en ese momento azorada la mirada del la bragueta de Carballo que a punto de estallar parecía un volcán en peligro de inminente erupción, procuró calmarse a ver si bajaba aquello, la señora cerró los ojos fingiendo dormir.
Carballo iba vestido de crossdresser pero había optado por llevar un conjunto de falda pantalón, le pareció más cómodo y apropiado para moverse por Barcelona durante la jornada de referéndum, lo mismo le tocaba huir de la policía a la carrera o trepar a una farola para ponerse a salvo de las revueltas para lo cual llevar falda le hubiera resultado incómodo.

(continuará)


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