miércoles, 19 de noviembre de 2014

LA REPISA DE MI CHIMENEA.



La repisa de mi chimenea

Reconozco que no sé encender la chimenea, no se me da bien, me da pereza encenderla con lo cual prefiero encender la calefacción y ya está, aunque reconozco que como el crepitar de la leña y su olor no hay nada, siempre me quedaba embobado mirando el fuego, como tonto, el fuego tiene algo mágico, hipnótico, de lo que es difícil salir, su contemplación se alarga y se alarga indefinida como una aventura sin final.
La chimenea la construyó un estufero rumano, según me dijeron su familia construye chimeneas desde hace miles de años, el caso es que la chimenea va muy bien, tiene buen tiro como suele decirse, pero no quería hablar de la chimenea sino de su repisa y de lo que en ella hay.
Flores secas, un par de crisantemos color rosa, un candelabro, Gautama Buda, piedras y conchas de la playa de Denia, pétalos de flores de buganvilla, un espejo con un marco de enea trenzada, un reloj parado en las tres y cuarto siempre.
Es un momento concreto de la repisa de la chimenea, fugaz, ahora no todo sigue allí de la misma manera, los dos crisantemos se marchitaron, los pétalos de flores de buganvilla los cambié de lugar, hubo que pintar la gotera del techo que se ve reflejada en el espejo y la repisa quedó vacía de objetos por un tiempo, luego regresaron, los coloqué más o menos en el mismo lugar, me gusta la composición que forman, tienen algo de pictórico, de bodegón, y así me gusta mantenerlos. A ver si este invierno logro vencer mi pereza y enciendo la chimenea y logro que no se apague.

El paseante


No hay comentarios:

Publicar un comentario