domingo, 30 de junio de 2013

La Administración Pública y yo.




La Administración Pública y yo.

Entré en la Administración Pública hace ya casi 28 años, tenía 25, era entonces un joven lleno de ilusiones, algo impetuoso, tal vez algo presuntuoso también, soy funcionario de la Administración del Estado y de la Comunidad de Madrid, en ambos casos por oposición, cuando yo oposité, allá por los 80 el mercado de trabajo estaba muy difícil, las cotas de paro eran elevadísimas, especialmente el paro juvenil y el paro universitario, los universitarios acababan trabajando por necesidad en cualquier cosa, cuando terminé la carrera hice la mili, lo cual supuso un cierto parón profesional, por aquel entonces pensaba haber opositado para juez pero la mili hizo que me lo replanteara, eso podría haberme llevado demasiado tiempo.
Con la carrera de Derecho se abrían muchas posibilidades pero también había muchos licenciados en derecho, me di de alta como colegiado, me apunté en el turno de oficio, estuve colaborando en un despacho como independiente, principalmente en temas civiles, mercantiles y de derecho de familia, alguna que otra cosilla.
Pan para hoy, hambre para mañana, los ingresos eran muy inciertos, muy irregulares, los clientes a veces tardaban en pagar, no pagaban o pagaban menos de lo convenido, en ocasiones también tenías grandes recompensas morales, habías ayudado a alguien y quedaba muy agradecido, la relación con el cliente en ocasiones se convertía en algo mágico, especial, eso era muy bonito.
Decidí opositar, entonces estaba cursando por las tardes la Diplomatura de la Escuela de Práctica Jurídica y una compañera me avisó de que se iban a convocar plazas de un Cuerpo nuevo, el Cuerpo de Gestión de la Administración del Estado, era un Cuerpo que se había creado a raíz de la reforma de la Administración de la Ley 30, en la primerísima época de Felipe González.
Creo recordar que se convocaron 1.000 plazas a nivel nacional, 250 para el Estado y 750 para la Seguridad Social, me puse a estudiar como un loco, por poco pierdo la cabeza de tanto esfuerzo, el resultado fue bueno, saqué el número 6 a nivel nacional, reconozco que tuve una cierta subida del ego, se presentaron unas 300.000 personas y yo obtengo el número 6…
Elegí quedarme en Madrid, claro, podía elegir ciudad y Ministerio, me dieron plaza en la Dirección General de Telecomunicaciones en temas jurídicos, compartí despacho con otra compañera, la número 3, al cabo de unos meses mi compañera me comentó que iban a convocar unas oposiciones de Técnico Superior en la Comunidad de Madrid, comenzamos a prepararlas y las aprobamos.
Entré en la Administración en diciembre de 1985, ganaba 80.000 pesetas al mes, 500 euros, pese a  pertenecer al Grupo B, diplomados universitarios, tenía un puesto base nivel 9, el ordenanza tenía más nivel que yo, yo era el segundo de la oficina, primero estaba el ordenanza y después yo, en aquella época no había ordenadores, los informes los escribía a lápiz y los auxiliares los pasaban a máquina, creo que pese a eso no he vivido un momento de mayor ilusión profesional en toda mi vida, iba al trabajo como si fuera  volando, me cruzaba toda la M-30  con mi viejo Seat 133 de segunda mano, era feliz, deseaba que pasara rápidamente el fin de semana para volver el lunes al trabajo, tenía un jefe maravilloso y me sentía muy valorado.
Nunca he sentido un subidón mayor en mi vida que el día que aprobé mi primera oposición, sentí que tenía un futuro, una independencia, una autonomía, me sentí libre, valorado, feliz.
La segunda oposición me pilló con la cabeza más fría, también la superé a la primera, en esta ocasión quedé por encima de la mitad del ranking, la tuve que preparar mientras trabajaba pero me sirvió de base tener recientes todos los conocimientos de la anterior, entré con nivel 25, la subida de retribuciones fue considerable, además en la Comunidad de Madrid los Complementos Específicos eran más altos.
Menudo rollo, la historia de mi vida profesional, me pierdo por las ramas.
Este diciembre hará 28 años que soy funcionario público, he vivido la Administración desde dentro y os aseguro que desde fuera se tiene una visión totalmente distorsionada de ella, ya os iré contando más cosas, por hoy es suficiente…
(continuará)

El paseante

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