miércoles, 22 de enero de 2014

El lunes pasado estuve en el psicoanalista (3).


A veces sucede, es como magia, no sabes bien qué ha pasado pero sales de la consulta como flotando, con una sonrisa de profunda felicidad apenas insinuada en los labios, eso me pasó a mí el lunes al salir de la consulta de mi psicoanalista, fue pura magia, una conexión especial, como si perdiera la materialidad y fuera sólo espíritu, eterno espíritu.
¿Y qué pasó? Pues que tocamos fondo y sacamos mi yo esencial a la superficie, cuando lo vi delante de mí quedé asombrado, maravillado, hechizado, sí, era yo, me reconocí, y era mejor de lo que jamás hubiera pensado, era mi esencia, mi ideal, mi transubstanciación última, una experiencia mística sin duda.
Cuando salí de la consulta me fui a casa con mi yo esencial para siempre, lo había recuperado con toda su prístina pureza, su belleza, su armonía, su atemporalidad, y él me acompañaría ya para siempre, lo sabía, lo notaba, mi mejor compañero volvía a estar a mi lado y era yo.
Yo por fin de nuevo, yo por encima de cualquier contingencia, cualquier avatar, cualquier vida, cualquier muerte, yo por siempre, eterno, traspasando a través del tiempo todas las barreras de la eternidad.
No sé bien qué pasó, lo primero que me dije a mí mismo mientras bajaba la escalera fue que aquello había sido pura magia, una conexión muy profunda, un reencuentro con el verdadero amor.

el paseante

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