miércoles, 11 de noviembre de 2015

Kiwi en el aeropuerto.




Por qué tú puedes expresar tus ideas en oraciones simples y yo no !!!!!!!!!!
Seguiré tus sugerencias. En breve, aparece Madrid. Kiwi vendrá más adelante, pero quizás la presente pronto.
Qué decirte de mi mascota. Es la perra que Susana me dejó para que se la cuide porque ella no la podía llevar a Suecia. De hecho le daba mucha pena que la “bebota” tuviera que hacer cuarentena en Estocolmo, luego de un viaje brutal: Salta, Buenos Aires, Amsterdam, Estocolmo. Allí debía quedar 40 días y entonces ella podía pasar a buscarla, viviendo a una hora de vuelo desde Luleà.
No se animó a hacer eso, y en rigor de verdad no es una perra para 40 grados bajo cero, ni para estar dopada o sedada durante 24 horas.
Yo acepté cuidarla y es del caso que la perra me adoptó a mí. Las veces que Susana vino a casa desde que se fue, ella la distingue enseguida. La primera vez, había pasado un año sin ver a su dueña, y cuando fuimos a buscarla al aeropuerto yo llevé la perra y mi hija Virginia se quedó en el estacionamiento. En el hall del aeropuerto estábamos Abel grande, Abel chico y yo, y le dijimos a Susana que su hermana cuidaba de la perra en casa. No hicimos más que salir de la zona de recepción a la vereda, que la perra logró soltarse de la correa, la tiró al piso a Virginia, y vino a saltarle a Susana. Todos llorábamos de emoción. Pero no quedó ahí: durante la estadía Susana y su perra lo compartían todo, pero a la hora de dormir la perra venía conmigo. La última noche era como que la perdonaba que la había dejado, y entonces dormía con ella. Así pasó en todos los viajes que hizo Susana. Es increíble pero cierto. De algún modo Kiwi le hace saber a Su que sabe perfectamente que la dejó, que la comprende, y le da el gustito de dormir con ella sólo la  última noche.
La segunda vez que vino, como no podíamos estar en el hall con la perra, durante la espera, íbamos y veníamos, sabiendo Susana que se encontraría con su perra cuando recogiera el equipaje. Pasó lo siguiente: Susana salió a la zona de la cinta para recoger sus maletas, y la perra se soltó, pasó lo controles al galope, y entre 200 pasajeros le saltó a Susana. Tal cual  te lo cuento. Nosotros pidiendo disculpas a los guardias, la gente aplaudiendo, alguna que otra persona un poco asustada, pero ese reencuentro fue de novela.

Besos. BC

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Pues para mi gusto escribes de maravilla, pero cuando crees que no estás escribiendo, he ahí la clave.

jr


Por qué tú puedes expresar tus ideas en oraciones simples y yo no !!!!!!!!!!
Seguiré tus sugerencias. En breve, aparece Madrid. Kiwi vendrá más adelante, pero quizás la presente pronto.
Qué decirte de mi mascota. Es la perra que Susana me dejó para que se la cuide porque ella no la podía llevar a Suecia. De hecho le daba mucha pena que la a"bebota" tuviera que hacer cuarentena en Estocolmo, luego de un viaje brutal: Salta, Buenos Aires, Amsterdam, Estocolmo. Allí debía quedar 40 días y entonces ella podía pasar a buscarla, viviendo a una hora de vuelo desde Luleà.
No se animó a hacer eso, y en rigor de verdad no es una perra para 40 grados bajo cero, ni para estar dopada o sedada durante 24 horas.
Yo acepté cuidarla y es del caso que la perra me adoptó a mí. Las veces que Susana vino a casa desde que se fue, ella la distingue enseguida. La primera vez, había pasado un año sin ver a su dueña, y cuando fuimos a buscarla al aeropuerto yo llevé la perra y mi hija Virginia se quedó en el estacionamiento. En el hall del aeropuerto estábamos Abel grande, Abel chico y yo, y le dijimos a Susana que su hermana cuidaba de la perra en casa. No hicimos más que salir de la zona de recepción a la vereda, que la perra logró soltarse de la correa, la tiró al piso a Virginia, y vino a saltarle a Susana. Todos llorábamos de emoción. Pero no quedó ahí: durante la estadía Susana y su perra lo compartían todo, pero a la hora de dormir la perra venía conmigo. La última noche era como que la perdonaba que la había dejado, y entonces dormía con ella. Así pasó en todos los viajes que hizo Susana. Es increíble pero cierto. De algún modo Kiwi le hace saber a Su que sabe perfectamente que la dejó, que la comprende, y le dá el gustito de dormir con ella sólo la  última noche. 
La segunda vez que vino, como no podíamos estar en el hall con la perra, durante la espera, íbamos y veníamos, sabiendo Susana que se encontraría con su perra cuando recogiera el equipaje. Pasó lo siguiente: Susana salió a la zona de la cinta para recoger sus maletas, y la perra se soltó, pasó lo controles al galope, y entre 200 pasajeros le saltó a Susana. Tal cual  te lo cuento. Nosotros pidiendo disculpas a los guardias, la gente aplaudiendo, alguna que otra persona un poco asustada, pero ese reencuentro fue de novela.
Besos. BC

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