lunes, 17 de septiembre de 2018

Prendas de vestir míticas. El botón desabrochado.





Puff, tema peliagudo éste donde los haya, de difícil solución y dudoso equilibrio, mucha subjetividad de por medio, mucho relativismo, imprecisión, es decir, según se mire, como todo en cuestiones de elegancia, realmente dónde está la frontera entre el buen gusto y el mal gusto, se trata de algo convencional, generalmente aceptado, o por el contrario son todo subjetividades, lo que está claro es que hay tendencias, podrían hacerse encuestas sobre aspectos puntuales y analizar estadísticamente los resultados y éste es uno de los más polémicos sin duda, el botón desabrochado de la camisa, uno, dos, tres, cuántos?
En mi juventud tuve un jefe de pelo afro y pelo en pecho que llevaba la camisa desabrochada hasta casi el ombligo y adornaba tan generosa apertura con unas cadenas gruesas de oro. Pues bien, si eso lo vemos en una pasarela de moda masculina como propuesta de un gran diseñador seguro que marca tendencia y hasta habría quién se hiciera injerto de vello pectoral.
A mí me parecía hortera, pero he de reconocer visto en perspectiva que le daba un aire de playboy o de latin lover un tanto chulesco muy acorde con su personalidad arrolladora, vamos, todo un personaje, y hay que tener en cuenta que en la moda el punto de partida es ser coherente con uno mismo y que lo que eres por dentro se refleje por fuera, dejarse llevar por nuestra personalidad y no forzar el seguir la moda o no seguirla compulsivamente sino traer lo que esté de moda a tu estilo, personalidad, gusto. Aunque para el puesto que ocupaba y un ambiente de oficina ese look es totalmente inapropiado, pero eso es más contextual que puramente estético.
Rememorando ahora a aquel hombre he de decir que cumplía con esas premisas de la coherencia indumentaria, si bien, y pese a ello, le hubiera quedado de perlas un traje azul oscuro, una camisa blanca y una corbata clásica con mocasines y cinturón a juego, entonces sí hubiera ido elegante según mi opinión, pero hubiera dejado de ser él, prostituyendo su esencia tan pura de latin lover o chulo de topless, incluso su cabellera afro y su tez moruna hubieran contrastado sabiamente con ese estilismo clásico potenciándole de manera tácita aún más el efecto llamada de la selva que él pretendía supongo despertar mostrando su pecho lobo de forma tan explícita.
Es hablar por hablar, en mi opinión dos botones desabrochados es lo máximo, tres como mucho en ambientes muy distendidos y veraniegos, en ambientes más serios sólo uno.
Pura etiqueta, me imagino como dress code de una boda un solo botón desabrochado en lugar del traje, smoking o chaqué, tendría gracia, y luego va y aparece uno en plan Toni Manero en Fiebre del sábado noche, sería un escándalo, o no?
Pero digamos algo del modelo de la imagen, va muy bien, muy neat que dirían los ingleses, con ese aire tan limpio y pudoroso a la vez que saludable, como emanando alrededor una energía fresca, joven, vigorosa, de estar en forma física y psíquicamente, impactante, arrolladoramente atractivo, pues bien, el punto justo, un botón desabrochado en una camisa de corte clásico como si se hubiera acabado que quitar la corbata no más, tan diferente a aquél jefe mío del pelo afro.

El paseante


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