martes, 18 de septiembre de 2018

Casado-Sánchez. Vidas paralelas.



Se necesitaría un nuevo Plutarco para poder hablar de estos nuevos Alejandro y Julio César de la modernidad...
Salvando las distancias, claro, y no lo digo en plan peyorativo, al menos estos no promueven sino guerras mediáticas, más inocuas, pero cumplirán su destino, el primero víctima de su ambición desmedida y el segundo víctima de la traición segura, aquí dejo el augurio.
Elegí esta foto porque Casado tiene un aire de César, imperial, un tanto aguileño, sin embargo Sánchez sale malparado, parece poca cosa en esta foto, lejos de cualquier atisbo del Gran Alejandro, acabé recortando la foto y no aparece.
Lo de vidas paralelas se me ocurrió más que nada por su gran punto en común, el académico, curioso que el jefe de gobierno y el de la oposición anden tirándose los trastos mutuamente por lo mismo, y se echen en cara lo que cargan sobre sus propias espaldas, es como si no tuvieran espejos, yo que ellos firmaría una especie de armisticio o pacto de silencio, de seguir así están labrándose su final.
El tercero en discordia es Albert Rivera con el que no sé hacer comparación alguna con personaje histórico, ni jocosa siquiera, y no sé explicarme el motivo, es para mí un misterio, no me provoca comentario simplemente.
Pues bien, siempre los políticos que tenemos nos parecen poca cosa, de trayectoria académica, profesional, personal, ciertamente irrelevante, como advenedizos sin gran sustancia, que lo han tenido fácil, rocambolesco todo, llegaron de casualidad, juegos del destino, pero ahora hay otra variante, que ni siquiera lo que quieren aparentar lo son, lo poco que aparentan no es verdad, hay sospechas fundadas, y esto es el colmo, son como personajes virtuales de video juego, inexistentes tal y como los vemos, lo del rey desnudo que nadie se atreve a decírselo por lo que pueda pasar.
Nueva variante o derroteros políticos, por sus hechos les conoceréis, lo mismo alguno sale bueno, como los melones, de casualidad, porque lo que es a cata, la cata es ficticia, inventada, supuesta, bueno, lo dicho, al menos no promueven guerras como los otros, los históricos, no muere gente en el campo de batalla por sus bobadas.
Leyendo El mundo de ayer de Stefan Zweig me impresionó el diagnóstico tan sabio que hace sobre el origen y consecuencias de la primera guerra mundial en Europa, y pensé, benditos políticos de ahora, que dios los bendiga, por decir algo.

El paseante


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