jueves, 29 de noviembre de 2018

Prendas de vestir míticas. El look andrógino.





En realidad una frontera bien definida entre lo femenino y lo masculino no creo que exista, esa frontera no está sino en nuestra imaginación, si lo observamos detenidamente fuera de las diferencias fisiológicas todos compartimos rasgos de ambos sexos en mayor o menor medida, o mejor decir que fuera de lo fisiológico no hay rasgos propiamente exclusivos de los sexos, tan sólo los genitales sí suponen una diferencia, y en ocasiones incluso no resultan muy relevantes.
Se ve claramente antes de la diferenciación sexual en la adolescencia, antes de la irrupción de las hormonas organizándonos la vida y poniéndonos etiqueta, no somos muy definidos, y esa indiferenciación hay quién la mantiene en la edad adulta bien sea por una cuestión fisiológica u hormonal o por puro gusto.
En el puro gusto es donde entraría a lo que me refiero, el look, significa que es algo deseado, buscado, conseguido, un look como otro cualquiera.
En estado puro el look andrógino es algo poco frecuente, téngase en cuenta que no es querer aparecer como del otro sexo, sino simplemente difuminar la frontera y jugar a la ambigüedad en el arreglo personal.
A mí me resulta interesante la propuesta andrógina pero creo que hay que tener una condiciones físicas de las que carezco, sin embargo David Bowie, maestro en el tema, tenía unas condiciones físicas ideales, y el resultado fue muy revelador, rompedor de etiquetas.
Cuando nacemos nos cuelgan de la cuna una etiqueta que no nos abandona toda la vida, si queremos cambiarla tenemos enfrente a toda la sociedad, la gente tiene miedo de alguien sin etiqueta, no es de fiar, o con la etiqueta borrosa, o con la etiqueta cambiada. Pero en realidad, como decía al principio, la frontera es difusa, imprecisa, borrosa, somos nosotros los que la subrayamos por comodidad, por sentirnos seguros aunque a veces esa seguridad no nos haga felices porque la ambigüedad es una aventura, un probar algo que nos apetece para sentirnos diferentes y experimentar nuevas sensaciones que modificarán nuestra forma de pensar y ver el mundo
Masculino o femenino, parece sólo hablar de sexo, pero los dos polos significan mucho más que el sexo, marcan la vida de las personas, las aprisionan con frecuencia dentro de un rol, salirnos de ese molde, romper esquemas es el primer paso para comprender otras esferas de la realidad opuestas por pura autosatisfacción si esa necesidad se tiene.

El paseante


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