viernes, 19 de octubre de 2018

OBK (la puta realidad).



A veces no queda más remedio que enfrentar la puta realidad aunque salgamos con la cara partida, mejor no engañarnos.



Me refiero a la vida, que hay que cogerla por los cuernos o ella nos coge a nosotros por mejor decir, queramos o no, las canciones de OBK me recuerdan eso, que nadie se libra, aunque referidas sólo al tema sentimental, pero su fatalismo puede extenderse a todo, porque todo, en definitiva, son sentimientos, de un tipo u otro, lo duro en la vida son los sentimientos, producen placer y dolor, mejor tenerlos, eso sí, aunque yo creo que nadie se libra de tenerlos por mucho que se resista, la pleamar del sentimiento nos inunda y despierta porque la vida sin ellos es como estar dormido.
OBK es mi grupo pop favorito español de la década de los 90, no sé si meto la pata, tecno-pop tal vez, y de las fechas tengo un recuerdo confuso, lo uno a avatares de mi vida que parecieron quedar subrayados por sus canciones, frente a la blandenquería de Mecano y la simplicidad de Alaska, por ejemplo, se alzó la música más elaborada musicalmente y en contenidos, con una identidad y fuerza particulares de OBK, yo conecté muy bien con ellos, es como si aquello fuera dirigido a mí, o estuviera hecho por mí mismo, de lo que me identificaba.
Hay, además, unos cuantos videos icónicos, muy adecuados a la música y la letra, todo era muy compacto, unidireccional, en otros grupos o cantantes se veía todo más forzado, OBK era sólido, contundente, macizo.
Es mi opinión, un rayo de luz en el desierto de la música pop española, eran nuestro Pet Shop Boys, sin dudarlo, pero a mí me gustaban aún más, si OBK hubiera surgido en Inglaterra hubieran sido un fenómeno mundial, hubieran llegado más lejos y tenido una carrera más larga, pero pese a todo aquí dieron mucho juego y ahí ha quedado su música, joyas de una época.
La puta realidad, volvemos a ella, creo que fue el título de uno de sus álbumes, aunque ellos ya editaban en compact disc, cd, que por entonces empezaba a extenderse, también hay que tener en cuenta su estética, muy ceñida a su música y sus mensajes, y el protagonismo de su cantante que sabía por dónde iba, sin divismos, cantando.
Recomiendo sus videoclips Historias de amor y Otra canción de amor, mis favoritos, el primero por la armonía entre ritmo e imágenes y su estética y el segundo por su surrealista creatividad.

El paseante



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