lunes, 27 de abril de 2015

Al hablar de política...




Al hablar de política prácticamente sólo se habla de economía, de recetas económicas, cada cual con la suya, recetas inventadas para un mundo inventado, el económico, si se habla de políticos es principalmente para dar noticia de sus irregularidades económicas, si se habla de inmigrantes ahogados en el mediterráneo es para decir que en Europa no se les puede aceptar por razones, se entiende, económicas, el mundo se divide en jaulas económicas de las que es mejor no intentar escapar, hay jaulas buenas, malas y regulares, España es hasta ahora una jaula regular, pero puede convertirse en mala, la economía puede jugarte una mala pasada en cualquier momento, son las reglas, de esta forma queda claro de una vez por todas que la política lo único que debe pretender es que los ciudadanos tengan un buen nivel económico, los ciudadanos de un determinado territorio, no todos los ciudadanos del mundo, hay que aceptar que unos recursos mal administrados y en manos interesadas, léase avariciosas, den por resultado esta insolidaridad, este fariseismo, esta superficialidad de análisis, esta pusilanimidad de soluciones, una vida no vale lo mismo en Alemania que en Libia, está claro, una vida no vale lo mismo en Alemania que en España, está claro, siempre ha habido clases, nadie quiere mezclarse con pobres, nadie quiere repartir lo que le corresponde con los demás, el egoísmo impera, aniquila, extermina, me pregunto, ¿en un mundo igualitario todos moriríamos ahogados al el mediterráneo o todos viviríamos dignamente?, no lo sé, no logro imaginarlo, y más difícil aún es imaginar que todos logremos ponernos de acuerdo en conseguir esa igualdad y se tomen medidas para ello, y me pregunto al final qué fuerza es la que tanto divide, disgrega, separa, aísla, creo que es el maldito egoísmo, la maldita avaricia, el miedo, la inseguridad, la debilidad y fragilidad de todos y cada uno de nosotros, y pienso entonces que el mundo no tiene arreglo fuera de parcheos para ir tirando, mirando para otro lado y dejando que esa avaricia etiquetada de capitalismo siga esquilmando a la humanidad, al final pienso también que nada es de nadie, que lo que uno tiene de más es porque otro lo tiene de menos, y que la misión primera del hombre debería ser garantizar la existencia del hombre y no su exterminio, ser generoso con los demás.

El paseante

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