miércoles, 11 de julio de 2012

La venganza según la sombra.



LA VENGANZA


La venganza…¡vaya nombrecito! ¿eh, Jota?. ¡Qué fuerte!. La verdad es que infunde un poco de miedo ¿no?. Tal vez es por la “z” que nos recuerda al “Zorro” y a su espada vengadora, no sé. El caso es que ese nombre tan rimbombante, tan sonoro y amenazador me parece una farsa, porque promete algo que no da. Me explico. Supongamos que estás despechado porque tu amada te ha dejado (pongo este ejemplo porque como hemos estado tratando del amor creo que viene al caso, pero se podría aplicar en cualquier ámbito). Bien. Quieres a toda costa vengarte de ella, hacerla sufrir el mismo martirio que ella te está infligiendo con su ausencia. Urdes un plan en tu mente para atraerla de nuevo con la única intención de rechazarla y así saborear las mieles de la venganza. Muy bien. Lo que pasa es si te vengas cuando todavía sientes algo por ella, aunque sólo sea odio, es inútil, porque ella lo notará. Descubrirá que en ese caso la venganza es un mero disfraz que encubre un sentimiento. Y mientras sientas algo –incluso el mismo deseo de venganza- serás vulnerable y estarás de nuevo a su merced. Sabrá que todavía te tiene en sus garras.
La venganza sólo funciona cuando nace de la indiferencia, cuando realmente ya no te importa la otra persona. Entonces sí que surte efecto y puedes conseguir el objetivo de ver a tu amada de nuevo a tus pies. Porque la indiferencia es la ausencia de sentimiento, y no hay nada que irrite más a la persona que un día tuvo poder sobre ti, que darse cuenta de que ya no lo tiene. Pero si ella ya te da igual, también te dará igual que sufra o deje de sufrir ¿no?. Y si te da igual, entonces ya no disfrutarás de la venganza; curiosamente, ni siquiera tendrás interés en vengarte. Por eso digo que nos engaña. Nos hace creer que el castigo a la otra persona resarcirá lo que hemos sufrido, pero lo único que obtenemos es vacío, porque cuando finalmente podemos vengarnos, en realidad ya no nos importa…


La sombra del paseante.

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