martes, 8 de mayo de 2018

Prendas de vestir míticas. La gabardina.





El de la foto no es otro sino Helmunt Berger, el actor fetiche de Visconti, la foto me dio el motivo para escribir el comentario sobre la gabardina, el aire clásico de la prenda se ve potenciado por la foto color sepia como emulando las fotos de Bogart con su sempiterna gabardina en las películas clásicas de cine negro, pero resulta más elegante la forma de llevarla de Helmunt, permítaseme la confianza de llamarle tan familiarmente, mejor decir tal vez señor Berger, cuando eres joven y guapo a la par que elegante y vas bien vestido además, todo te sienta bien, lo sé por experiencia, permítaseme la inmodestia, pero hay a la par que saber envejecer con dignidad y no pretender seguir siendo joven sino simplemente estar bien para tu edad y resultar atractivo, o por mejor decir, interesante, los hombres se vuelven interesantes, hay hombres feos de jóvenes que mejoran con la edad y viceversa, hay que saber mantenerse, la juventud, la belleza, no duran siempre, el atractivo personal y la elegancia pueden hasta incrementarse con la edad, creo que puede ser mi caso, y van ya dos inmodestias, pero son broma, claro.
Tengo una gabardina parecida heredada de mi padre, muy similar, marca Massimo Dutti, de un verde muy favorecedor, medio caqui, medio ocre, medio todo, y con el clásico corte de trinchera, como ésta, son muy ponibles en época de lluvia y combinan bien con cualquier estilo de vestimenta, sea ésta más informal o clásica, y confortables, uno se siente elegante, tan amplias, envolventes, estructuradas, con ese toque militar y gentleman tan british, eso sí, hay que tener cuidado en no perder el cinturón, la prenda quedaría descabalada, pero resulta esencial llevarlo porque entalla la figura y la estiliza, parezco un crítico de Cibeles fashion week.
Creo que parte del encanto de la foto es junto con la belleza del modelo el contraste de la juventud con una prenda clásica, muy bien elegidas por cierto la camisa y la corbata y esa melena deja vu tan cuidada que dulcifica la fuerza masculina de la prenda, exagerando es como si al David de Miguel Ángel le pusiéramos una gabardina de Fendi, porque en aquellos tiempos no existía Massimo Dutti y si hubiera existido no creo que mr Berger en la cresta de la ola como estaba hubiera recurrido a esa marca precisamente.
Bueno, basta ya de tonterías, esta tarde llovió torrencialmente en Madrid, pero ahora las lluvias son tan poco constantes que la prenda queda fuera de contexto de un momento para otro, creo que los cambios climáticos la han perjudicado y han ido arrinconándola al fondo de armario de algunos nostálgicos como yo que de vez en cuando me la pongo y algún gracioso me dice que parezco el teniente Colombo.
Por cierto, otro que llevaba la gabardina con bastante gracia era Banachek, pero con ese no me comparan nunca, las tiran con bala.

El paseante


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