martes, 25 de octubre de 2016

Desbloqueo político.




No sé qué decir, la situación política que se desbloquea, era ya necesario después de 300 días, mucho tiempo de espera, desde mi punto de vista ha sido una irresponsabilidad la situación, si yo hubiera sido el culpable me sentiría absolutamente abochornado, la política no debe servir a los intereses particulares de las personas o los partidos sino al interés general, debería poder exigirse algún tipo de responsabilidad a los responsables de que el país haya estado 300 días sin gobierno, y no sólo política sino pecuniaria, el daño forzosamente habrá sido económico dada la incertidumbre que para los inversores ha supuesto la situación.
El juego limpio requiere reconocer cuando se pierde y facilitar al ganador que cumpla la función para la que le ha elegido la mayoría, estigmatizar al enemigo político con triquiñuelas no sirve de nada, la gente no es tonta, no ha colado tanta manipulación y el electorado ha venido castigando en las urnas a quién la alentaba.
Los electores votan, las bases votan, y qué?, de qué sirven entonces los líderes de un partido?, por esa regla de tres que cada vez que el Presidente del Gobierno tenga que tomar una decisión convoque un plebiscito, se supone que un dirigente está para algo y no sólo para estar todo el día preguntando, entre otras cosas porque está donde está para asumir una responsabilidad y ejercer una profesión que conlleva el abrir perspectivas que los electores y las bases no ven porque no son profesionales de la política y no se mueven en ese medio ni manejan su información, el voto es algo en bruto que el dirigente tiene que pulir y reconducir a un ámbito mucho más complejo con intereses divergentes y problemáticas ajenas en su conocimiento a los electores, me imagino lo que hubiera sido la transición consultando continuamente a las bases, hubiera habido una segunda guerra civil, cosa que no ha sucedido ahora porque la situación política es ya muy sólida, no como entonces, pero que, no obstante, ha puesto en peligro la estabilidad y, sobre todo, la credibilidad de los ciudadanos con sentido común en un sistema que hasta ahora y pese a sus deficiencias ha dado buen juego y ha contribuido a la prosperidad del país. Salvo para algunos pocos expertos en alborotar para la mayoría esto nos ha parecido impresentable.
El espectáculo ha sido bochornoso, han salido a la luz carencias muy graves de personas y organizaciones en las que parecía se podía confiar, un mal paso en la elección de líderes puede llevar a consecuencias desastrosas para el país, ha quedado claro, esperemos que todos hayan aprendido la lección.

El paseante


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