lunes, 17 de marzo de 2014

Decíamos ayer. Agosto 2012 (3). El verano y yo y otras historias.

martes, 14 de agosto de 2012


La respuesta a la seducción.



Gracias por tu felicitación, sombra, y gracias por considerarme un seductor, me halaga, aunque he de decirte que no me considero tal, más bien lo contrario, si seduzco, es, desde luego, involuntariamente. Me resulta, he de confesarlo, algo empalagosa la seducción y además sería incapaz de seducir por seducir y luego abandonar a la seducida, soy muy compasivo, yo me acabaría casando con ella, aunque sólo fuera por no desilusionarla, imagina qué especie de Don Juan soy, un Don Juan de pacotilla.
Pero entremos en materia, en materia de seducción, claro, porque si seductor no me considero, lo que si me considero, sin dudarlo, es presa fácil de la seducción, es decir, mi papel favorito es el de seducido, y es que en mí la imaginación lo es todo y mi especialidad es no ver la realidad sino la realidad inventada por mí, de esta forma me autoseduzco, creando imágenes falsas de los demás, imaginando historias, fabulando, inventando fantasías.
Dices que seducir es involuntario, es lo único de seductor que debo tener, porque no me entero de seducir a nadie, y por eso mismo a veces me llevo sorpresas, pero eso coincide con mi capacidad de autoseducción por alguien, es decir, no vemos sino lo que queremos ver, nos autoengañamos, nos autoseducimos por los demás.
También te digo que si me lo propongo puedo hacer caer la más alta torre, pero para qué proponérmelo, si una vez cobrada la pieza, deja automáticamente de interesarme, ¿será verdad lo que dices...?
Mira, sombra, sombreada sombra, si te he de ser sincero sólo me interesa seducir, a cualquiera, continuamente, sin ton ni son, sin motivo, propósito o intención, digamos que siendo un narcisista sólo si seduces sabes que de verdad vale la pena tanto narcisismo.
Sombra, creo por una vez que tengo que darte la razón.

el paseante a su sombra


La seducción según la sombra.


Bueno, antes de nada… Feliz cumpleaños, Jota !!! Deseo que cumplas muchos más tan despierto, guapo y elegante. Con esa figura que me hace a mí, tu sombra, tan estilizada y glamourosa. Y como regalito, voy a hablarte de la seducción, que sé que te gusta.
Yo creo que la seducción es el juego por excelencia de los adultos. Es el reino de los sueños, de las promesas, donde todo es posible porque aún no ha ocurrido. De niños nos gusta fingir que somos indios, vaqueros, astronautas, cantantes… y de adultos, aunque de manera menos explícita, también seguimos fingiendo, especialmente el seductor nato como tú. Pero no es algo que le cueste esfuerzo, no, a él le sale de manera natural porque lleva la seducción en sus genes. Y, precisamente, esa seguridad natural que exhibe es su arma más poderosa. Algunas veces fingirá interés, otras veces desinterés. Mostrará cualidades que verdaderamente no posee; dejará de ser la persona que es para transformarse en aquella que la víctima querría que fuera. Todo con el fin de engatusar, de atrapar a su presa para abandonarla una vez conquistada, porque el seductor es, ante todo, un coleccionista. No caza porque tenga hambre de amor, lo hace por el placer de ganar, de sentirse invencible e irresistible. Al seductor le gusta jugar, eso está claro. Y jugará mejor cuanto menos sentimiento ponga en ello, porque el momento en que se enamore de verdad la seducción dejará de ser un juego para él y empezará a mostrar sus cartas. Se volverá vulnerable y perderá. Por eso cuando se atraen dos personas esencialmente seductoras, pueden estar jugando toda la vida. Pero ya sabemos lo que pasa cuando se juega con fuego…que uno corre el riesgo de quemarse. 
La sombra del paseante

José Ramón por Nerea. Poema.


Poema dedicado a José Ramón

J abón suave y perfumado es tu voz
O culta en un laberinto está tu alma
S abes interpretar el mundo a la perfección
E moción e inteligencia. Tormenta y calma

R uges potente como un león.
A usente a veces, como en la nada
M iras y aprendes, creas y destruyes
O céano profundo es tu mirada
N oble y sensible tu corazón

C asi siempre te encuentro buscando algo
A llí donde se esconde la verdad
R elucientes tesoros que rescatas del fango
B rillantes ideas que iluminan tu faz
A unque a veces te vayas y me dejes desnuda
L lamo a tu puerta y tu risa me envuelve una vez más
L a belleza es tu nombre, no me cabe duda
O ro el color de tu espíritu, que no se empaña jamás

Nerea
14 de agosto de 2012



Hace mucho, mucho tiempo...


- Hace mucho, mucho tiempo, cuando Devadatta era rey de Benarés, ¡escuchad todos el Játaka!, los cazadores del rey capturaron un elefante y, antes de que recobrara la libertad, le colocaron un doloroso grillete en una pata. Trató de arrancárselo con dolor y furia en su corazón, y corrió desesperado de un lado a
otro de la selva en busca de los elefantes, sus hermanos, para que se lo rompieran a pedazos. Uno a uno fueron intentándolo trabajando con sus fuertes trompas, y fracasaron. Al fin todos fueron de la opinión que no había poder de animal alguno que pudiera romperlo. En un bosquecillo había una cría de la manada, recién nacida, empapada aún de la humedad del parto, cuya madre había muerto. El elefante trabado, olvidando sus propios dolores, dijo: «Si no ayudo a este lactante, perecerá al paso de la manada». De manera
que, poniéndose sobre el recién nacido, formó con sus propias patas una fortaleza que se mantuvo firme ante el empuje de la manada en movimiento. Y solicitó de una virtuosa vaca leche para el pequeño, y éste creció, y el elefante trabado fue su guía y su sostén. Pero un elefante tarda, ¡escuchad todos el Jâtaka!, treinta y cinco años en alcanzar la plenitud de sus fuerzas y durante treinta y cinco Lluvias el elefante trabado protegió al joven, y, mientras tanto, el cepo se iba hundiendo cada vez más en su carne.

»Entonces, un día el elefante joven vio el hierro medio hundido, y, dirigiéndose al viejo, dijo: «¿Qué es eso?» «Ésta es mi desdicha», contestó el que lo había protegido. Entonces el joven metió su trompa, y en un abrir y cerrar de ojos hizo saltar el cepo, gritando: «La hora señalada ha sonado». Y de este modo el elefante virtuoso, que había esperado pacientemente, practicando actos de bondad, fue puesto en libertad en el momento señalado por el elefante joven, a quien había distinguido y cuidado, porque, ¡escuchad todos el Jâtaka!, el elefante era Ananda y el que rompió el anillo era nada menos que Nuestro Señor en persona.
Kim de la India
Rudyard Kipling
 

La película de la semana. Comer, beber, amar. Ang Lee. 1994.


Un gran chef se jubila, bueno, no sólo se jubila, sino que sabe que va a morir pronto, y decide dar un banquete a toda su familia y amigos, él mismo será el chef  de ese gran banquete, que será su gran y última obra maestra.
Ang Lee retrata la cocina como actividad artística, y al cocinero como artista, creador, innovador.
La primera cocina del mundo, la china, en todo su esplendor, nada que ver con el restaurante chino del barrio.
Y de fondo la ilusión por dar placer de un artista cuya vida se acaba, cuya obra termina, porque en arte de la cocina es perecedero, su éxito depende de nuestro gusto, es el arte más efímero, más unido al creador, tanto es así que con él muere.
La cocina no es una obra perdurable, es un proceso, cuyo resultado se consume, desaparece en nuestro paladar, se volatiliza en nuestro gusto, en nuestras papilas olfativas, gustativas, en la visión momentánea, texturas, formas, presentaciones, combinaciones, infinita en sus posibilidades, un continuo, una suma de intangibles difíciles de perpetuar, imposibles de perpetuar fuera de la mente del creador.
La cocina no es sino un saber hacer, como la vida.
Película atípica y por eso mismo única y genial sobre la vida, que no es sino un continuo comer, beber y amar.
Un canto a la vida, al buen gusto, a la armonía y al placer. 
Me recuerda a El festín de Babette, ¿la recordáis?, hablamos de ella hace algún tiempo.

el paseante

lunes, 13 de agosto de 2012


Olimpiadas 2012. Menudo tostón.

Menos mal que ya se han terminado, vaya cruz..., alguien se ha planteado quitar esa tontería que a nadie interesa ya, la verdad es que no he visto nada, no tengo tele, pero en la prensa digital llenaban sus titulares las portadas, era un rollo tener que pasar la vista por encima de tanta tontería, es como de niños, como lo del fútbol, una anestesia, baste ver la foto, inenarrable, menuda pinta que se gastan estos, al parecer son el equipo español de baloncesto disfrazados de toreros, tan contentos, les han dado una medalla de plata, como de consolación, para que no se fueran sin nada, igual que hacían en el cole...

Y luego está lo de las medallas que se las llevan todas los negros, y cómo no, si son como superman, la verdad es que al lado de ellos los demás somos como alfeñiques, la naturaleza ha sido muy generosa con ellos en todos los aspectos..., y esto no cabe sino reconocerlo, la competencia es desigual, no partimos de la misma base.

Yo creo que la competencia, competir, es un mal ejemplo, aplastar al contrario, hundirlo, ganarlo, humillarlo con tu superioridad, ¿es eso recomendable?, ¿se trata de un buen ejemplo?, ¿es un mensaje digno de una sociedad?

Lo importante es participar, qué absurdo, en realidad todos participan para ganar, es una competición, de no ser así no competirían, se exaltan de esta manera valores como el egoísmo, la insolidaridad, el orgullo, la superioridad, la lucha, el ego, la violencia, la soberbia...

Porque todos los deportes de competición se basan en la violencia, en la lucha, en derrotar al otro, son como guerras encubiertas, batallas domesticadas, donde el hombre saca sus más bajos instintos, lucha por la supervivencia no mediante la alianza con otro hombre sino aniquilándolo, aplastándolo, humillándolo.

Y en deportes de equipo igual, sale el instinto tribal a campar por sus anchas, como una partida de hampones.

Véase la foto, sobran las palabras.

el paseante

La foto de la semana (21). Torre de San Ginés (Madrid).

Torre de San Ginés (Madrid). José Ramón Carballo López. Cámara móvil Nokia X2.


El verano y yo.


La estación total, como la llamó Juan Ramón Jiménez, me encanta el verano, hace más sol, hay más luz, los días son más largos, se practica más deporte, se está más en contacto con la naturaleza, hay vacaciones, se baña uno en la piscina, en el mar, se pasea por el campo, sales por las noches, se está más tiempo con la familia, los amigos, las mascotas.
Todo es más en verano, es, parafraseando a Juan Ramón, la estación intensa, la estación más.
También hace más calor, y a veces resulta algo insoportable, tal vez ése sea el único inconveniente.
Se me olvidaba otra ventaja, la siesta, esa costumbre española tan conveniente, y mejor si es como dijo Cela, con pijama, padre nuestro y orinal.
Bueno, la verdad es que de las siestas muy largas te levantas con un humor de perros, está científicamente demostrado que si interrumpes el sueño antes de entrar en la fase REM, te pones de mala leche, los científicos no lo expresan con estas palabras, pero básicamente es eso, por tanto, queridos, seguidores, no más de 20 minutos de siesta.
Y no abuséis del sol, siempre con protección, mejor a la sombra.
Amo el verano, no en balde nací en pleno verano, en plena canícula, el paseante vino al mundo con el calor, y desde entonces no hace sino dar calor...
Me tumbo al sol en la piscina y veo pasar las nubes sobre mí, lejanas naves espaciales que surcan el mundo de mis sueños, de mis fantasías, de mis ilusiones.
Me tumbo al sol en la playa y veo pasar los aviones dejando su estela blanca como una raya de tiza en la pizarra celeste.
Me tumbo a la luz de la luna por la noche, la luna entra por mi ventana y me despierta con su claridad solar de luna, la luna, reflejo del sol.
Me tumbo, siempre me tumbo, también para echarme la siesta me tumbo, claro, me tumbo en la penumbra de la alcoba y veo sobre mí las sombras reflejadas en el techo, como en el mito de la caverna de Platón.

el paseante


La naturaleza y yo.


Amo la naturaleza, desde niño la naturaleza es para mí lo máximo, mi padre me inculcó ese amor, la naturaleza para él siempre ha sido lo más grande y así me lo ha transmitido.
Respeto, valoro, venero la naturaleza, me postro ante ella, la adoro, me parece una diosa, la madre naturaleza, que nos cobija, alimenta, protege, ampara, da la vida.
Cuando estoy en plena naturaleza siento un bienestar no sólo físico sino fundamentalmente espiritual, la naturaleza colma mi alma de belleza, equilibrio, tranquilidad.
Ella me aporta todo lo que necesito como ser vivo a todos los niveles, sé que debo respetarla, a todos los seres vivos que ella contiene, y así me estaré respetando a mí mismo, un ser vivo más.
Siempre que puedo busco el contacto con ella y nunca me defrauda, me da su caricia siempre, me hace sentir bien, sana mi alma de las heridas de la vida, me reconforta.
Estar en la naturaleza hace que todo se vuelva pequeño ante su grandiosidad, grandiosidad en lo grande, pero más grandiosidad aún si cabe en lo pequeño.
Y es en la naturaleza, junto a ella, donde además me reencuentro con Dios de una manera más intensa, más fácil, más constante, contemplar la naturaleza y no creer en Dios me parece algo realmente imposible, porque es su obra, insuperable obra, grandiosa obra, reflejo de su divina presencia.
En fin, son mis ideas, respiro el aire puro del campo, me quedo extasiado con los olores tan deliciosos, con los delicados colores, las variadas tonalidades de la luz, el canto armonioso de los pájaros, el suave silbido del viento entre las hojas que las hace crepitar como si fuera una hoguera.
Me deleito, mis sentidos se esponjan, mi alma se ensancha, y todo en mí es pleno, bello y lleno de amor.

el paseante

Nerea en la escalera.

Me tiene una paciencia la pobre, le digo, ponte ahí, y le saco una foto, sonríe la pobre con cara de circunstancias como diciendo, qué pesado, otra fotito, estoy ya de fotos...
Ella dice que no es guapa, que es fotogénica, lo suyo son las escaleras, tiene alma de vedette, recordar que ya le hice un reportaje fotográfico bajando otra escalera, en este caso está subiéndola, bueno, en realidad se ha parado un momento para poder hacer la foto, y sonríe con sonrisa de circunstancias, ¿quién verá esto?, ¿QUÉ PENSARÁN?, ESTE TÍO ESTÁ CHALADO, parece pensar.
Se la tomé el viernes pasado, estaba muy guapa con su body, ¿se dice así?, su body color amarillo un tanto escotado..., y su vaquero a la lejía, ¿se dice así?
ES ESTUPENDA, NO ME LA MEREZCO, ES UNA DIOSA.
LA DIOSA DE LAS ESCALERAS, NEREA.

el paseante

Mi torso (actualización 12-08-2012) +Comentario.

¿Qué sería de la vida sin mi torso?
Mi torso heroico, pleno, henchido de emoción.
Mi torso hercúleo, broncíneo, escultural.
Torso de estatua, digno de Miguel Ángel.
Mi torso cual torso del David, torso digno del mejor museo.
Mi torso atlético, guerrero, aventurero.
Mi torso objeto de deseo, de placer, de lujuria.
Mi torso al fin una semana más para vosotros.
A vuestro servicio.
Un placer.
el paseante

Atardecer (12-08-2012) + Reflexión.

Atardecer desde mi casa, al fondo Madrid, más allá las montañas, la sierra del Guadarrama, lejana, solemne, ausente, pensativa, una nota de luz la pone el edificio de la Telefónica, la Torre de Madrid, el Edificio España, las torres de Colón, el Pirulí, ya no están iluminados, más cerca se ve la cruz que corona la iglesia de mi barrio, un barrio del extrarradio de Madrid, arrabales de Madrid donde Madrid pierde su nombre, desde mi casa se contempla toda la ciudad en la lejanía, allá abajo, perdida, solitaria, dormida al fin tras un día de ajetreos.
Las puestas de sol son únicas, emocionante, como pintadas en el cielo por la mano de Dios, el más grandioso artista, que creó el mundo y nos regaló algo tan bello, delicado y poético como estos atardeceres de verano, que en su plenitud, su belleza, su armonía, su paz, parecen acariciarnos el alma, hablar delicadamente a nuestro espíritu, ser un bálsamo, un perfume, una delicia, para nuestra emoción.
Y el sol se marcha tras las montañas, nos abandona cada anochecer, se va, para volver triunfante a la mañana siguiente, y amanecer victorioso, avasallador, lleno de nuevos retos, como si la melancolía y el sentimentalismo de los atardeceres no fueran con él.

el paseante

Los 7 chacras.



Introducción a los siete chacras principales

Los chakras o chacras, son centros de energía en continuo  movimiento alojados en distintas partes de nuestro cuerpo.  Los primeros estudios sobre los chakras datan de 2600 años atrás.  En sánscrito chakras significa rueda que gira de un vortex.  Hoy en día se los define como rueda de luz. 
La función  de los chakras es revitalizar nuestro cuerpo físico y a
yudarnos en el  desarrollo del espíritu.  Ellos se encuentran en  partes específicas de nuestro cuerpo y cumplen un propósito determinado. Unos dicen que los chakras se parecen a la flor de loto.  Hay quienes los retratan como ruedas que giran dentro de otras ruedas y otros los describen como las paletas de un ventilador o molino en movimiento. 

Si bien nos concentraremos en los siete chakras principales hay más de cien chakras ,menores o secundarios, en el cuerpo humano.  Estos son los centros que se activan en acupuntura y están íntimamente relacionados con las funciones físicas del cuerpo, mientras que los siete chakras mayores están vinculados a las emociones y la espiritualidad.

Las áreas donde se encuentran los chakras se ven directamente afectadas por sus propiedades, tanto cuando estos vortex de energía giran saludablemente o cuando se encuentran bloqueados.  (Esta energía se mueve en forma circular en dirección a las agujas del reloj cuando están en su funcionamiento óptimo).

Cada chakra posee características y atributos únicos.  Los chakras tienen un color, una nota musical y una vibración específica,  además de su propio símbolo, piedras, etc.

Los chakras tienen los colores del arco iris y su disposición en el cuerpo es la misma  que encontramos en el  arco iris (de abajo hacia arriba) rojo, naranja, amarillo, verde/rosa, azul, índigo, violeta/blanco.

Chakra 1 Raíz / Rojo                 
Chakra 2 Sacro / Anaranjado  
Chakra 3 Plexo Solar / Amarillo
Chakra 4 Corazón / Verde       
Chakra 5 Garganta / Azul        
Chakra 6 Tercer Ojo / Índigo  
Chakra 7 Corona / Violeta       

Casi todas las dolencias físicas empiezan  en el campo emocional.
La salud y sus problemas están directamente relacionados con estos puntos energéticos.  Ellos controlan el balance de nuestras emociones. Cuando no estamos en armonía en el campo emocional e ignoramos las señales que nuestros miedos, tristezas, estrés, angustias, etc. nos dan, los signos de este desbalance se verán manifestados en el cuerpo físico a través de una enfermedad.  La mayoría de las personas están muy arraigadas a la realdad física y necesitan una manifestación  concreta que puedan percibir a través de sus sentidos para tomar acción.   Es entonces  que cuando sufren/sienten /ven una enfermedad recién en ese momento pueden atender a la dolencia que casi siempre se manifiesta primero en el plano emocional. 

Los dolores de estómago, úlceras, garganta, etc. son el resultado de un desbalance energético: un chakra cerrado, lento, bloqueado.  Otros que pueden interpretar el claro mensaje de las emociones, deciden atender estas dolencias  mucho antes: cuando las señales  se manifiestan en el plano espiritual/emocional.  El conocimiento, la práctica y el aprendizaje del lenguaje de los chakras puede llegar a provocar altos cambios positivos en aquellas personas que resuenan con este tipo de información menos convencional y a la vez tan antigua y natural.

Cada chakra puede funcionar  independientemente de los otros.  Podemos estar con una energía espléndida en el chakra del plexo solar (Señales: nos sentimos conectados con el mundo exterior y nuestra fuerza voluntad es fuerte)  pero el chakra de la garganta (comunicación)  no está  funcionando tan bien (Señales: no podemos comunicar nuestras ideas a pesar de tener el conocimiento y ganas de transmitirlas).

Cuando hay una interferencia en el funcionamiento de un chakra se dice que ha disminuido el CHI, la energía de la vida y la conexión  espiritual.  En estos casos nos podemos sentir desganados, depresivos, negativos hacia la vida en general, etc.  Algo le está sucediendo a nuestros chakras: estos vortex de energía no están fluyendo.  La buena noticia es que se pueden reactivar en  la medida que identifiquemos que centro necesita asistencia. 




Un año de blog (2).

Un año ya, parece que fue ayer cuando empecé la aventura del blog, no podía imaginar entonces la importancia que iba a tener en mi vida el blog, el conocimiento sobre mí que me iba a aportar, el balance de mi vida que iba a suponer, el canal de comunicación que se iba a abrir con los demás.
Todo eso es el blog para mí, desde que lo hago soy más consciente de mí mismo, y he profundizado en el conocimiento de mi espíritu, soy, en definitiva, más sabio, y no porque sepa más cosas, sino porque me conozco mejor, y a través de ese mejor conocimiento de mí mismo soy capaz de entender mejor el mundo y a los demás.
En el blog voy haciendo balance de mi vida, y extrayendo sus enseñanzas, profundizando en ellas, llevándolas a mi presente y proyectando sobre el hoy su sabiduría, de esta manera el blog ha integrado mi pasado con mi presente y proyecta éste sobre el futuro en un todo coherente y armónico.
Esto significa que he vuelto a mi ser esencial, al que siempre fui, soy y seré, y que no veía distraído como estaba entre los vanos afanes y quimeras de un mundo lleno de engaños.
De nada sirven ya los engaños del ego con los que nos tienta falsamente el mundo, ese diablo ya no tiene nada que hacer conmigo, ambición, poder, dinero, sexo, admiración, codicia, egoísmo, competencia, violencia, desamor, insolidaridad, falta de compasión, individualismo, elitismo, corporativismo, odio, envidia, soberbia, engreimiento, incomunicación, manías, prejuicios, locura, obsesiones, afán de posesión...
Todo eso que siempre estuvo ahí tratando de tentarme con sus falsos oropeles y con su falsa promesa de felicidad ha caído fruto de haberme convertido en un ser consciente.
Miro a todos esos demonios con sus falsas promesas y me sonrío porque en el fondo nunca lograron engañarme del todo, siempre desconfié de ellos, y ahora veo que estaba en lo cierto.
El blog va repasando mi vida, es como un espejo puesto delante de mi camino, de mi caminar, de mi paseo por la vida, y en ese punto de reflexión que pone el caminante sobre todo lo que va contemplando en su camino es donde va surgiendo la sabiduría, el conocimiento, el entendimiento verdadero, y el amor.
Vivimos en un mundo sin amor, creo que esto no admite discusión, en un mundo lleno de egoísmo en el que mirar para otro lado y no comprometernos con los demás es la tónica habitual.
Romper con todo eso no puede hacerse sino desde el individuo, desde cada uno de nosotros, porque si nosotros, cada uno de nosotros, cambiamos, el mundo cambiará y volverá a ser un lugar habitable.
Y el blog es ese mirar dentro para cambiar y a través del ejemplo ayudar a cambiar a los demás, hacerles más conscientes, más vivos, despertarles a una nueva conciencia, a una nueva realidad que está por llegar y que llegará en breve.

el paseante

viernes, 10 de agosto de 2012


Yo paseante.

Creo que no he hecho otra cosa durante toda mi vida más que pasear, el paseo me ayuda a pensar, parece que moviendo las piernas muevo el pensamiento, me ayuda el caminar a reflexionar, durante el paseo contemplo además la realidad, veo a las personas, la naturaleza, el sol, la luna, las estrellas, los planetas allá arriba siempre sobre mi cabeza que parecen observar mi paseo desde sus siderales distancias.
Durante mis paseos imagino cosas, creo personajes, me imagino diferente, alguien nuevo en cada ocasión, y me voy despojando de mis yos como quién se quita un traje viejo que ya no le sirve y se pone otro nuevo durante un tiempo.
La gente me mira pasar, bueno, no sé bien si me mira, yo me imagino que me mira, de lo que no me cabe duda es de que yo sí miro a la gente, no puedo evitarlo, y con ellos imagino también historias, cada persona es para mí como un misterio que desentrañar, un enigma, un jeroglífico cifrado, un reto que tengo que resolver de una manera o de otra, y si no logro resolverlo imagino que lo he hecho y con eso basta, pero, en cualquier caso, todos quedan en mí, dejan un reflejo, inspiran una emoción, un sentimiento, un pensamiento, una idea, una reflexión, algo.
Y también contemplo los paisajes, variados paisajes de mis paseos, paisajes urbanos, paisajes campestres, paisajes celestes, paisajes todos al fin, y sobre los paisajes proyecto mi alma como si fuera una película que proyectara sobre la pantalla de un cine, y mi alma inunda el mundo, es el mundo, su reflejo en el mundo es el sentido que tiene el mundo para mí.
De vez en cuando en el paseo se acerca alguien a mí, o yo me acerco a alguien, bueno, en realidad es más frecuente que suceda lo segundo, que yo me acerque al alguien o a algo, las personas, algunas, las cosas, algunas, me atraen, no puedo evitarlo, tienen para mí como un imán, algunas..., pero hay veces que no las puedo conseguir, ni a las personas, ni a las cosas, y se me escapan, siguen su curso en la vida, en el mundo, lejos de mí, pero otras se quedan a mi lado, algunas por un tiempo, otras para siempre, bueno, para ese siempre de los hombres, es decir, como mucho hasta la muerte.
La muerte..., sí, la muerte..., a veces, frecuentemente últimamente, reflexiono durante mis paseos sobre la muerte, pienso si todo se acaba con la muerte, me refiero a si se acabará todo para mí con la muerte, y dónde iré, me digo, estaré junto a alguien, tendré algo después de la muerte, qué seré, quién seré, y me quedo siempre sin respuestas, pero entonces algo me distrae en mi paseo, un soplo inocente de vida que me hace sonreír no sé bien por qué, y recupero la confianza en mí, en el camino y en la vida sin motivo alguno, sólo por contemplar, por vivir, y por caminar.
Caminar, sí, siempre caminar, pasear, por supuesto, soy el paseante del mundo...
No paro nunca de pasear, ni en sueños siquiera...

(continuará) 

jueves, 9 de agosto de 2012


La lectura del fin de semana. Ensayo sobre el día logrado. Peter Handke. Repetición.

Yo de pequeño era así, rezaba todas las noches para que el día siguiente fuera eso precisamente, un día logrado...
No lo decía exactamente con esas palabras pero eso era lo que buscaba y lo que pedía cada noche en mis rezos.
Se me iba un poco la cabeza por el sueño, me despistaba y abreviaba las oraciones, a veces las mezclaba o pasaba de unas a otras, me liaba y me iba adormeciendo, al día siguiente nunca recordaba dónde acabó la oración y comenzó el sueño la noche anterior, la frontera era borrosa, inexistente, cruzaba una y otra vez del territorio de la oración al reino de morfeo y volvía a salir, hasta que al final de un traspiés caía definitivamente del lado de los sueños y Freud me recogía en sus brazos y me llevaba por el reino de Hades.
Mitológico, ¿o no?
Yo era como un fauno que de la mano del Doctor Freud cruzaba cada noche el reino de los muertos, sin saberlo, y regresaba vivo a la mañana siguiente, indemne, descansado, con renovadas energías de vida.
Cosas de niños...
Bueno, pues todo esto era para presentar como se merece el libro de Peter Hadke Ensayo sobre el día logrado, Handke es uno de mis escritores de culto, os lo recomiendo.
El libro trata sobre un día cualquiera narrado en primera persona detalle a detalle, puro naturalismo, como poner un espejo en el camino que dijo Zola, pero a fuerza de naturalismo el resultado es expresionista y es que no hay nada más expresivo que la realidad desnuda sin comentario o añadido alguno, lo que más hace pensar son los hechos tal cual, sin aditamento, colores o conservantes añadidos.
Es el diario de un día cualquiera vivido por el escritor, narrado en primera persona.
Podéis repetir su experiencia, ir narrando vuestro día cualquiera, veréis todo lo que aprendéis de vosotros mismos, de los demás y del mundo en general.
El narrador va haciéndose consciente de todo lo que por su pluma pasa, la escritura, la palabra, hace que se estructure el pensamiento y tomen cuerpo las ideas.
El escritor pone fin a la somnolencia de la vida con sus palabras.
Es como el niño que reza y a la vez duerme.
Besos,
el paseante
Comentario sobre la imagen: es el angelito que colgaba sobre mi cama cuando era niño, a él le rezaba, yo me identificaba con él, era como él, un angelito...

La réplica de la sombra a la voluntad.


Como siempre tienes parte de razón, Jota. Yo también me he preguntado por qué la Vida a veces nos concede lo que deseamos cuando ya hemos perdido el interés, porque, igual que a ti, a mí también me parecía un sinsentido. Y he pensado en varias respuestas. Primero en la que te dije en la otra entrada: lo hace para  que nos demos cuenta de que no podemos exigir resultados, sólo luchar por ellos y esperar conseguirlos. Otra posibilidad es que no se nos conceda lo que queremos cuando queremos porque algo estamos haciendo mal y necesitamos cambiar de táctica. Ya sabes, si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo. Tal vez sea porque nos quiere enseñar que el proceso de luchar por lo que uno quiere es más interesante que alcanzar el objetivo. Lo importante no es la meta, sino el camino. A lo mejor es que la Vida quiere que deseemos lo menos posible, porque desear es vivir en el futuro, y negándose a nuestros deseos nos empuja a que nos enfoquemos en el presente, en lo que tenemos ahora, no en lo que podemos tener. O simplemente es que ella decide qué deseos hace realidad y cuándo es el momento adecuado porque sabe, bastante mejor que nosotros, qué es lo que nos conviene. ¿Cuántas veces hemos deseado algo que una vez cumplido nos ha decepcionado o se ha vuelto contra nosotros?. Pero, claro, el ser humano es arrogante y exige que se haga lo que quiere cuando él quiere sin darse cuenta de que no tiene ni idea de nada. Ay, el ego, qué problemas nos trae.
Yo creo que hay que confiar un poquito más en la Vida, Jota. No te digo que no luches por tus sueños, pero hazlo con humildad, pensando que a lo mejor estás equivocado…   
La sombra del paseante

La mística dama por Antonio Peñafiel.

LA MÍSTICA DAMA

Morning Sun (Hopper)

La realidad lacónica y fría se había estrellado sobre la vida de la misteriosa mujer que habitaba en la casa roja, era conocida como  “la mística” en la zona; después de muchos años de relaciones tortuosas basadas en la dependencia emocional había llegado a una conclusión súbita y demoledora: “probablemente llevaba consumida la mitad de su vida, entregada a los deseos de los demás, y se había olvidado de sus propios deseos”.
Por inercia del destino; la dama mística había replicado en cuatro ocasiones la elección del perfil de pareja inquisidora e insegura que la había llevado a su depresión: Ella buscaba un hombre que le proporcionara seguridad, protección, alegría, complicidad, pasión, libertad, y amor incondicional y del bueno <amistad donde el tiempo no existe y seducción apasionada> , pero se encontró en cuatro ocasiones con un celoso empedernido, inseguro,  y  violento, con una ausencia total de empatía.
A la pobre Laura le habían cosificado entre todos. Para ellos sólo era un fetiche, un objeto de su propiedad. Sus deseos nunca les importaron, sólo la obsesión permanente y redundante de controlar todos sus movimientos para no dejar ni un ápice de libertad al objeto poseído.
Al principio siempre pensaba que eran diferentes; encantadores, detallistas, abiertos de mente, seguros de sí mismos; pero en realidad eran proyecciones del deseo anhelado de la dama; eran construcciones mentales que creía encontrar en sus parejas, y al final veía lo que quería ver; teñía la realidad  y la vestía para la ocasión, pero no dejaba de ser una entelequia que se apoderaba de la mente de Laura.
Al poco tiempo empezaban las restricciones: no puedes vestir así, no puedes quedar con tus amigas, no puedes hablar con éste, tu familia me tiene manía deja de verlos, no me gusta tu compañera de trabajo, etc… y vuelta a empezar. Ella negaba la mayor y se resistía a reconocer que se había vuelto a equivocar, era tan romántica que no quería aceptar que sus deseos no formaban parte de la realidad, eran sólo eso: emociones y pensamientos que ella había labrado con la esperanza de encontrar la felicidad como ella la deseaba.
Ahora no era momento de quedarse enganchada en el pasado, quedaba una vida por vivir, una nueva historia que narrar, pero con otro guión; el guión de la serenidad que proporciona la experiencia vivida, el guión de un nuevo relato donde la protagonista fuera la dama, y no sus emociones distorsionadas por la utopía de un cuento de hadas, una nueva novela donde el amor propio fuera el que descansara en sus  relaciones, donde su libertad, dignidad y autoestima fueran los elementos prioritarios de su vida, donde Los datos  no se maquillaran con emociones extremas difusas y confusas.
Ahora la dama era dueña de sí misma, sabía lo que quería y lo que no quería, y rodeada de su familia que siempre la había apoyado, empezó a ser feliz con un proyecto de vida no basado en las conjeturas infantiles inconscientes, sino  en la libertad construida a base de instantes reales llenos de pasión y alegría. 
Antonio Peñafiel Olivar

miércoles, 8 de agosto de 2012


25.000 visitas al blog.

Acabamos de alcanzar las 25.000 visitas al blog en menos de 1 año.

25.000 apasionados abrazos.
25.000 besos de amor.
25.000 tiernas caricias.
25.000 gemidos de pasión.
25.000 susurros de cariño.
25.000 suspiros de admiración.
25.000 valses.
25.000 piropos.
25.000 seductoras miradas.
25.000 provocaciones.
25.000 esperanzas.

25.000 agradecimientos,

el paseante

Respuesta a la voluntad.

Tu voluntad, sombra, es de pusilánimes, nada heroica, imagino a Aquiles diciendo lo que tú dices, menuda guerra de Troya, imagino a Alejandro Magno, a Miguel Ángel, a Sócrates, al gran César Augusto, a Napoleón.
Imagino a Dios con tu voluntad intentando crear el mundo, imposible, lo dejaría mejor para mañana a ver qué sucede, por si acaso el mundo va y se crea solo.
Imagino a Einstein esperando a ver si la suerte se pone propicia y descubre la ley de la relatividad sin esfuerzo, como por casualidad.
Me imagino a mí esperando que el blog se cree solo...
Me imagino un mundo sin voluntad.
Mira, sombra, te lo digo por propia experiencia, si esperamos que todo fluya en realidad todo se estanca, no se puede esperar, hay que actuar, y es que ya lo decía mi abuela, el que algo quiere algo le cuesta.
No torcer la voluntad de nadie parece tu norma, pero te pregunto, qué importa la voluntad de nadie a nadie, valga la redundancia, si no es para conseguir algo.
Y sólo con la voluntad se consigue lo que queremos, porque según tu teoría es fácil conseguir todo si no queremos nada, pero si no queremos nada para qué conseguirlo, te pregunto.
Caes en el desinterés, en la abulia, y entonces te llega todo, me dices, pues menuda solución, ya nada quiero, nada me interesa, todo me sobra, y es entonces cuando todo lo consigo, y te pregunto, sombra, qué hago con todo eso que me llega y no me interesa ya, menudo estorbo.
Supongamos, es sólo un suponer, que yo lucho por conseguir casarme con alguien, lo deseo, lucho por ello denodadamente, y tú me dices que no desee, no luche, y entonces, sólo entonces, me llegará la boda, y tú crees que yo llego hasta el altar si no me interesa ya.
Deseo, voluntad, lucha, si todo eso desaparece también desaparece el interés.
Y no sólo el interés sino la esencia de la vida...

el paseante

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