He ido a la fnac a comprarme el texto para leerlo con calma,
sólo tenían la edición de Peguin, me dice la dependienta que si quiero me pide
la de Cátedra, le digo que no, que tanta nota a pie de página, tanta erudición, me marea, ella me dice que uno se pierde
y no sabe por dónde iba, al ir a pagar le comento que vi el sábado la
representación de la obra y que no decían bien el verso, no todos dicen bien el
verso, algunos sí, y el texto es tan bonito que quiero leerlo, eso le digo, me pregunta que dónde
la vi, en el teatro Español la contesto, y qué tal está?, me pregunta ella, el montaje precioso, le
respondo.
No sé bien si el calificativo precioso queda bien para una
obra de teatro, me salió así, hablando con una dependienta no me voy a poner pedante, aunque parecía muy
preparada no quise decir “interesante”, “sorprendente”, “rompedor”, “fabuloso”,
había gente cerca y me escuchaba, espero que la dependienta vaya a ver la obra,
la recomiendo, pero sólo está en cartel hasta el 29.
Con esto estaría ya hecha la crítica teatral?, creo que en
esencia sí, ya estaría hecha en síntesis, pero no puedo quedarme callado ya, mi
entusiasmo me lleva a decir algo más forzosamente salvo que me ponga un
esparadrapo en la boca, o por mejor decir, me ate las manos que se van al
teclado instintivamente cuando hay algo interesante que contar.
Más que crítica, esto es un comentario de espectador, no soy
experto, pero de espectador a espectador nos entendemos bastante bien, es
curioso que las críticas teatrales del blog son las entradas leídas por los
seguidores de forma más continua.
Creo que para centrar el tema conviene citar este
pensamiento de Artaud en su obra El teatro y su doble:
“El teatro debe buscar su propio
lenguaje y no en el texto sino en el espacio”
‘¿Cómo es
posible que para el teatro occidental no haya otro teatro que el del
diálogo? El diálogo- cosa escrita y hablada- no pertenece específicamente
a la escena, sino al libro, como puede verse en todos los manuales de historia,
donde el teatro es una rama subordinada de la historia del lenguaje
hablado. En todo caso, un teatro que subordine al texto la puesta en
escena y la realización- es decir, todo lo que hay de específicamente teatral –
es un teatro de idiotas, de locos, de invertidos, de gramáticos, de antipoetas,
de positivistas, es decir occidental.’
Menuda bronca me echaría Artaud si se entera que he
ido a comprarme el texto de la obra, y es que soy adicto a los textos, muy mal,
el teatro no es texto según Artaud, sin embargo en este caso hay un texto de
base, entonces sobran los autores teatrales?, le preguntaría yo al maestro,
comprendo esa libertad absoluta cuando el espectáculo teatral se improvisa de
la nada pero cuando parte de algo previo que fue escrito la cosa se complica,
como en este Burlador de Sevilla.
A la dependienta de la fnac le dije que el texto era
muy “bonito”, anatema total en la visión de Artaud, por otro lado no sé si
decir que el texto es bonito es muy ortodoxo, quería decir que era poético,
pero en la fnac estaba rodeado de gente con la oreja pegada, no quería parecer
pedante, igual que le dije que el montaje era precioso pues le dije que el
texto era bonito.
Al principio de ver la obra me resultó de una belleza
arrebatadora el montaje, una puesta en escena sorprendente, que te vapulea en la
butaca de lo trepidante que en ocasiones es, por momentos algo histriónica, por
momentos muy poética, por momentos telúrica, el personaje del duque y sus bailes
sincopados es buen ejemplo del histrionismo, la escena de la pescadora buen
ejemplo de la poesía, y, cómo no, las escenas con la estatua del Comendador
buen ejemplo de lo telúrico, siendo estas escenas finales realmente
impactantes, muy logradas, la música en directo en ocasiones, las proyecciones
en el fondo del escenario de la filmación en primer plano de lo que sucede en
escena en ese momento, lo cual permite profundizar en el trabajo de los actores
y meterse totalmente en la representación, las filmaciones varias que se proyectan
también, las anatomías del corazón y el aparato reproductor con sus movimientos
de sangre y espermatozoides…, algunas frases clave proyectadas en el momento en
que se pronuncian, todo hace subir a un plano que transciende el texto, lo
sublima, dándonos su quintaesencia última.
Tal vez se echa de menos una versión del texto ceñida
a un lenguaje más actual, más inteligible mientras se observa todo aquel show
deslumbrante, pero bueno, esto que no lo oiga Artaud desde el más allá porque
es capaz de bajar a la tierra como el Comendador y llevarme para el otro mundo
por mi insistencia, pertinaz, y mi obsesión por tener un texto al que
agarrarme.
Y ahora el último comentario antiartaud, el Teatro
Español, qué decir?, id a verlo, nada más.
Perdón maestro!
El paseante
p.d.- deslumbrante el trabajo de los actores.
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