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sobre la campaña electoral por José Ramón Carballo – el paseante solitario
1 - Una cosa es tener razón y otra que te hagan caso, para
que te hagan caso tienes que convencer, además tener razón es algo relativo,
nadie tiene nunca razón al 100%, con lo cual el convencer se convierte en algo
esencial, no es fácil saber convencer para el que carece de dotes de
persuasión, con frecuencia recurre, falto de otros recursos, a la fuerza, y
entonces obtiene el resultado contrario al que busca y en lugar de convencer
asusta, provoca miedo y recelo, hace que su % de razón se desvanezca por su mal
talante, porque ni la razón absoluta de existir debería imponerse nunca a la
fuerza en una sociedad libre.
2 - Entiendo que el talante es algo básico en alguien que
pretende gobernarnos, nadie quiere un ogro al frente de nuestros asuntos, nadie
quiere un poder absoluto exento de crítica, omnímodo y feroz, nadie elegiría
como gobernante a alguien así, el sano juicio manda no comprometer nada con
alguien malgeniado, ácido, cáustico, vengativo, uno prefiere pensamiento
positivo, buenas maneras y diálogo, la política es parecida al matrimonio, nadie
se casa a la fuerza.
3 - La agresividad en una campaña electoral es inversamente
proporcional al carisma del candidato.
4 -El elector asiste entre perplejo, sorprendido y abrumado
a los Juegos de pirotecnia de los candidatos como a un circo imprevisible que
con frecuencia resulta ridículo, entonces el elector reflexiona y piensa: a cuál
de estos payasos tengo que votar? Al menos ridículo tal vez? O al que haga las
promesas mas inverosímiles? Sabiendo en el fondo que todo es una engañosa
escenificación el elector no obstante necesita creer, si no fuera por el
sufrido elector, pobre e ingenua victima de engaños, la democracia no
existiría, la democracia existe gracias a la buena voluntad de los electores y
pese a la mala voluntad de los políticos.
5 - Necesito creer en algo, necesito creer en alguien,
necesito creer que hay una solución, se dice el elector a sí mismo durante la
campaña electoral, entonces mira alrededor y ve todos esos vendedores de
crecepelo pretendiendo su voto, lo que el elector no quiere reconocerse a sí
mismo es que el pelo ya nunca más le va a crecer compre el crecepelo que compre
porque su alopecia es institucional, es causada por el ADN del sistema .
6 - El político en campaña es como un vendedor de mantas en
pleno mes de agosto, por no oírle más acabas comprándole la manta.
7 - Propongo una campaña muda, sin listas, solo siglas, el
resultado sería menos bochornoso, ahorraríamos dinero y no pasaríamos vergüenza
ajena, o mejor un sistema aleatorio de elección, el resultado seria el mismo
porque todos son iguales.
8 - El elector se pregunta si de ser político sería como
ellos, pero prefiere no dar respuesta a esa pregunta aun sabiendo en el fondo
que el problema no es tanto el político como las reglas del juego a las que se
ve sometido, tal vez su buena voluntad si la tiene naufrague en las turbias
aguas de la política tal y como hoy es concebida.
9 - Pero cuál es la alternativa a este montaje? Se pregunta
el elector, la anarquía? La dictadura? Seguramente la alternativa es el
esfuerzo, el control, la tenacidad, la lucha, pero sabe que el político es un
ser perezoso y egoísta por naturaleza igual que cualquiera y que tiende a la
molicie, entonces el elector comprende que nunca cambiara el ADN institucional
porque solo el político podría cambiarlo y nadie actúa contra sus propios
intereses.
10 - Propongo candidatos no políticos profesionales,
candidatos solo por un mandato, un gobierno de expertos, ciudadanos
cualificados que vivan la experiencia de ser útiles a la sociedad de manera
transitoria, igual que se forman las mesas electorales por sorteo deberían
formarse los gobiernos y parlamentos, qué sucedería?, tal vez el sentido común
y la ausencia de clientelismo hicieran que las cosas funcionaran mucho mejor.
11 - Y a final tocara una vez más aguantar que nos gobiernen
durante otros cuatro años, se dice a si mismo el elector mientras llora
desconsoladamente su triste destino democrático.
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