Si quisiera casarme, antes te lo hubiera pedido a ti. Y no para conseguir
beneficios materiales sino para experimentar cómo sería el ser cónyuge de un
intelectual. Más o menos como lo que debió experimentar la mujer de Cela.
Aunque dispuestos a experimentar preferiría casarme con un pianista de altura, tocándome
para mí recién levantado y con un estupendo desayuno.
La cabrita loca
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