La cometa solitaria.
Al amanecer del día siguiente emprendimos el viaje. Me marchaba tan a disgusto que iba mucho más lento de lo que debía. Otra vez me encontraba sin hogar, camino de lugares extraños y teniéndolo que aprender todo de nuevo. Cuando llegamos al desfiladero nos volvimos desde aquella altura para contemplar un buen rato y por última vez la ciudad santa de Lhasa. Por encima del Potala volaba una cometa solitaria.
Lobsang Rampa
El tercer ojo
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